"Un 28 de agosto de 2013 la conocí. Yo tenía 18 o 19 años. Sonó el teléfono de mi abuela y atendí, pero nadie contestaba. Había pasado otras veces, y ese día me dijo 'quiero hablar con tu abuela'. Escuché su voz y le dije 'vos sos mi mamá'". Así relató el joven de 27 años las horas previas a conocer a su madre, María Eugenia, la mujer que durante 23 años estuvo cautiva de Oscar Racco en una casa de barrio Cura. F. contó cómo fue su infancia, cómo toda su familia lo cuidó y cómo es hoy la relación con su mamá. "Quiero que las cosas sean con la verdad. Es terrible vivir una realidad que no es. Si él es culpable, que lo pague", le dijo al tribunal que juzga a Racco por los delitos de privación de la libertad, reducción a la servidumbre y abuso sexual contra la mujer que pudo escapar en mayo de 2019. La fiscal Luciana Vallarella pide 18 años de prisión.
El hijo cuenta su historia
Tras la declaración de la víctima, ayer la segunda jornada del juicio fue para escuchar a familiares a los que no pudo ver durante los años que Racco la encerró y la amenazó con hacerles daño. Los jueces Nicolás Vico Gimena, Rafael Coria y Nicolás Foppiani escucharon la declaración pausada del joven, que tenía 2 años cuando María Eugenia fue alejada de la familia. "Mi mamá estuvo sometida 23 años por Racco. Ella no podía volver porque estaba con una persona mala. Hubo episodios en los que mi abuela quería acercarse a ella, y mí me decían que no vaya, que era peligroso y estaba armado".
Sobre aquel día de 2013, cuando María Eugenia llamó y atendió su hijo, él le hizo prometer que iba a ir para que la conozca. "Racco la trajo en moto y mi abuela no lo dejó entrar. Mi mamá me abrazó de atrás, en la cocina. Tuvimos una charla de madre e hijo. Hablaba de cualquier cosa menos de lo que le pasaba. Me decía que era lindo, me recordaba cosas de cuando era chico. En ese momento, Racco empezó a golpear la puerta, a tocar timbre, bocina. Como que era tiempo de terminar la visita. La llamó y le dijo "Lucía, salí". Él le cambió el nombre. Ahora pienso que era un ingenuo al no darme cuenta de la situación. Mi mamá me prometió que iba a volver, aunque no sabía cuándo. Ese día yo no la tendría que haber dejado ir", dijo después de una pausa.
Una voz en el teléfono
Tras el encuentro, María Eugenia lo llamó para Navidad, para su cumpleaños y para Pascuas. Siempre eran llamadas cortas. Cuando él le recordó su promesa, le respondió que no era fácil, "que estaba metida en un ropero con el celular que le sacó a Racco, mientras él estaba con un cliente. También me dijo que llamó otras veces solo para escucharnos".
El chico contó otros episodios que supo una vez que se reencontró libremente con su mamá. "Me contó que un día pasaron en moto por donde yo vivía y que me vieron en la calle jugando, se acercaron y me preguntaron una dirección y se fueron. Mi mamá tenía la intención de cruzarme un rato y verme".
En su declaración del día anterior, la mujer relató que el agresor hacía eso para que ella viera que sabía los movimientos de su hijo. F. también contó que un día le suplicó a la abuela que le diera la dirección -bajo promesa de no ir- donde estaba su mamá. Tiempo después fue con quien era su pareja, pasó por la vereda de enfrente y la vio, pero Racco la mandó adentro sin reconocerlo a él.
El cuaderno de la abuela
También reconoció el cuadernito donde su abuela anotaba todo lo que hizo para sacar a su hija de esa casa. "Siempre lo vi en un mueble de copas", recordó. Además, describió cómo estaba su mamá cuando se reencontraron, en mayo de 2019, luego de que ella escapara. "Era nada que ver a cómo la ven hoy. Estaba mal, la apariencia mal, una mujer dejada. Tengo la ropa que llevaba en mi ropero, no la puedo sacar", contó.
La hermana de María Eugenia también declaró, por Zoom. Juliana contó que el día que la mujer pudo escapar la contactó: "Le pedí que se agarre de mi mano para ayudarla". Así empezaron a buscar información, con su sobrino. "Ella tenía pánico, creía que todo el mundo conocía a Racco, el del taxi, el barrendero... Iba toda tapada, la teníamos que sostener para caminar", relató sobre las secuelas del maltrato psicológico.
En la previa de la audiencia, la fiscal relató un incidente con una familiar del acusado que tomó fotos del hijo de la víctima en el pasillo del Tribunal y solicitó que no se le permita el ingreso al edificio durante el juicio. Los jueces hicieron lugar al pedido.