Mike gira el picador una y otra vez mientras repiensa Mucha información, su más reciente disco de estudio. Son 9 tracks que reafirman un lugar especial dentro de la escena del trap en castellano, siendo además pionero de la movida local; más un título que vale para describir su aporte a la música urbana y el contexto en el que estamos sumergidos.
Todo partió desde un simple latiguillo desarrollado con su colega Negro Santo, otro integrante de KMD Label –altos precursores del trap local–, mientras giraban por Europa. "Mirábamos algo nuevo que nos sorprendía, o algo muy bueno, nosotros re chinos, en otro país, y decíamos: mucha información", retoma sin detener el picado. "Y al final era eso; éste es un disco mucho más maduro, con más carácter y una identidad bien marcada. Más allá de la versatilidad, hay una creatividad más sólida. Antes jugaba más con experimentar; ahora estoy experimentando, pero sabiendo adónde voy."
Como parte de KMD, colectivo que compartía con Coqeéin Montana y Neo Pistea, Mike había contribuido a inyectar la vena del hip hop argento con una dosis de trap gringo, a partir de una estética más sucia, peligrosa y, hasta entonces, inexplorada. Cuando en 2018 desde un plan solista presentó Yisus, su segundo LP de estudio, quedó claro que el rionegrino tenía también mucho para decir por su cuenta.
Líneas fundadoras
Mike es uno de los pioneros auténticos del trap argentino. Llegó a Buenos Aires desde Viedma siendo adolescente, y encontró un contacto con la escena musical en las Afromama de Makena. Junto con su amigo de la infancia, el tecladista Axel Introini, empezaron a conjurar la magia de la improvisación sobre ese escenario. Ahí empezaron a acercarse los raperos para palmearle la espalda y decirle que lo que hacía era muy bueno. Así llegó a 2016, para grabar la versión original de Tumbando el club, junto con Coqueéin y C.R.O, como invitados de Neo Pistea y 0-600.
"Para nosotros el trap ya no es novedad. Yo ya estaba ahí hace cinco años. Para mí ahora es un desafío renovarme, el público sabe que cada vez que saco un disco, tiene un carácter definitivo", se expande el músico, a propósito de lo que se escucha en Mucha información: trap, sí, pero también reggaetón, funk, r&b, y algo de rock, su primer amor con la música.
"Tengo un montón de canciones de rock hechas. Escucho desde rock nacional hasta inglés, mamé eso desde muy chico, más que nada por mi viejo, y mi mamá era muy fanática de Soda Stereo. A los 15 me empezó a dar idea de componer para pelotudear, y empecé componiendo rock. No tenía ni idea de lo que era el rap, eh. Componía canciones en prosa, como poesía. Era raro."
La conexión con el trap llegó más tarde, cuando escuchó los primeros beats de hit hat rápido y marcado. "Ahí me empezó a cebar el ritmo, pero ni sabía que era trap, para mí era un ritmo de rap que quedaba bueno, y permitía otra forma de rapear. Después me fui familiarizando, con Neo estábamos todo el día escuchando trap y la estética Young Tone, Lil Wayne, esa data", recupera.
"De a poco se fue armando a cabeza, y nos dábamos cuenta de que lo que cantaban ese tipo de artistas era lo que estábamos viviendo nosotros: vivían en casas todos juntos, vendían drogas para hacerse unos mangos para el día, lo normal en esa edad. Hoy mi vida es más tranquila."
Lo mejor de la movida
Su quinto disco como solista tiene colaboraciones de Kid Astro, Kinder Malo y Ceaese, y la producción estuvo a cargo del dúo Hot Plug Beats, que supo interpretar sus proyecciones para llegar a la contundencia sonora. "El disco tiene un desarrollo tan lindo, que no le sacaría una coma ni le agregaría nada. Hubo canciones que quedaron por ahí en un momento. Había que agregarles algo, pero no las tocaba hasta no tener más avanzado el disco, que fluyó mucho. Los chicos tienen conocimientos musicales, así que poder tirarles algo y saber que lo podían hacer, me daba cierta seguridad", explica. Hasta que, finalmente, enciende el porro.
--Los feats son muy puntuales. ¿Por qué esos y no otros?
--En Argentina ya he laburado con los mejores, a mi entender. Los chicos de Bardero$, Neo, Coque… con el que se te ocurra que esté muy arriba, ya trabajé. Sentía que si tenía que laburar con alguien de ellos, era verse, juntarse, y yo estaba en Córdoba grabando un disco. Entonces decidí hacerles lugar a feats que tenía pendientes desde hacía rato. Todos los temas que quedaron fue porque estaban a la altura del disco.
--La composición no parece subordinada al estilo, sino al revés. ¿Es intencional?
--Al ya estar con más cancha, o ya haber pasado por eso de hacer diez temas en un minuto, puedo cuidar un poco más todo, dentro del caos. Fue un proceso lindo, me levantaba a componer a las 3 de la mañana, todos los días, y no me preguntes por qué. Me tiraba en el sillón, me fumaba un faso, a veces hasta me quedaba dormido ahí mismo, a veces volvía a la cama. Así por días, pensando vueltas de rosca después de escuchar 70 tomas en el estudio, hacerlo de una forma y decir: "No, vamos de vuelta". Ese lado más musical lo quiero lograr en todos los discos, hay épocas en las que uno lo puede conseguir más.
--¿Hoy se puede hablar del trap como un movimiento?
--Hoy es un fenómeno mundial, cada vez más grande. Está bueno por la cantidad de trabajo que genera y por el empuje, pero se pierde cierta identidad, o se le llama "trap" a cualquier cosa con esa estética. Para mí, el trap es mucho más. Le debo mucho, lo siento como un género mío, algo que yo traje acá, porque éramos cinco o seis los que lo estábamos haciendo. No me ofendía que me dijeran: "Vos sos trapero". Yo soy rapero, obvio; el trap es una rama de eso, pero no me ofende. Me da orgullo llevar esa bandera, yo sabía que ese sonido iba a funcionar acá. Y eso siempre me va a representar.
--¿Qué elementos conceptuales lo definen ahora, más allá del sonido?
--En Estados Unidos, el trap es sobre la venta de droga en los ghettos o hacer maldades en la calle, esas cosas. Pero verlo así hoy en Argentina es algo muy teenager. Llevarlo a ese plano de la calle sería entrar en el discurso de la gente a la que capaz no le está yendo tan bien. Yo sé que el trap es todas esas cosas: cárcel, venta de drogas, tener pistola; pero también ser trap es zafar de todo eso, poder llevarlo para otro lado. Yo ya estoy cansado de que me vean como a un pibe desprolijo que anda haciendo bardo. Ya lo hice un montón de tiempo. Ahora ya no es novedad, ya no es cool.
--¿Y cómo querés que te vean?
--Como un músico. Como alguien que se mata haciendo música buena para la gente. Tomo con mucho amor lo que hago, no lo puedo llevar a un estereotipo. Cuando escuchás un tema mío, sabés que no se parece a nadie más.