En una decisión que recalienta la interna del peronismo santafesino, la vicegobernadora Alejanda Rodenas presentó un pedido de licencia a su cargo, sin goce de sueldo, para abocarse a la campaña en la lista que comparte con Agustín Rossi, quien en cuestión de horas presentará su dimisión como ministro de Defensa.
El anuncio de Rodenas no solo quedó a la par del gesto de Rossi sino que también está en línea con la “regla ética” que ayer anunció el presidente Alberto Fernández para los funcionarios que en las próximas PASO se postularán para alguna candidatura.
Pero por sobre todas las cosas, la licencia de Rodenas es una señal, un pedido de gesto de paridad, hacia el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, quien también es precandidato a senador nacional suplente por esa provincia.
Rodenas solo debería abandonar su cargo en caso de resultar electa como senadora nacional, ya que sus funciones como presidenta de la Cámara alta santafesina pasan a ser responsabilidad del presidente provisional de ese cuerpo.
La renuncia de Agustín Rossi
En tanto, la decisión de Rossi de presentar su renuncia se conoció minutos después de que el Presidente anunciara desde Perú que “todos los que van a ser candidatos deben dejar sus cargos” porque esa “es una regla que me impuse" para hacer cumplir entre sus funcionarios. Luego de contar esto, dijo que esa postura deberá ser asumida por el ministro de Defensa y el de Desarrollo Social, Daniel Arroyo.
El hasta ahora el titular de la cartera castrense consideró que esa decisión “demuestra el profundo sentido ético que tiene el Presidente”, y en un tiro por elevación que cayó en su provincia pidió que otros funcionarios nacionales y provinciales obren en concordancia: “Por ejemplo, el gobernador Omar Perotti pidiendo licencia, ya que se presentó como senador suplente".
La interna entre Perotti y Rossi se recalentó luego de que fracasaran las negociaciones para una lista de unidad entre los sectores que ambos lideran. Por esto mismo, el pedido de licencia presentado por Rodenas no deja de ser una presión, un gesto simbólico o ético que deja al gobernador santafesino en una encrucijada.