Brote psicótico. Confusión. Ruptura de la realidad temporal. Delirios o alucinaciones. Este parece haber sido el diagnóstico de Santiago “Chano” Moreno Carpentier. ¿La respuesta esperable? Un equipo de salud mental interdisciplinario para atender a la persona en crisis e incluso brindar contención a la familia, y evaluar el mejor procedimiento en el caso concreto. Eso, clarito, es lo que dispone la Ley Nacional de Salud Mental 26,657. Pero no es lo que sucedió, así comienza la nota de Valeria Vegh Weis publicada por este diario (27/07/21) y que sirvió como disparador para que la comunidad de soci@s de Página/12 diera un debate que resurge con cada suceso como el que protagonizó el cantante. 

Acá algunas de las contribuciones más respetadas:

Claramente responder a una agresión con arma blanca, usando un arma de fuego y disparando al abdomen, no es ni racional, ni proporcional, es más bien emocional (el agente se asustó y reaccionó como pudo) y desproporcionado (cuchillo vs 9mm). El problema es que no se entrena a los agentes de policía como corresponde, dejemos de lado el caso de un enfermo psiquiátrico, en cualquier situación donde un policía enfrente a una persona armada con un cuchillo, reaccionará de la misma forma, usando su arma reglamentaria ¿Por qué? Porque no se los entrena en técnicas que permitan reducir y desarmar a alguien que los agreda usando un arma blanca. Las técnicas existen, solo falta que se las enseñen a los agentes en la academia de policía. Es falsa la dicotomía "o disparba o lo apuñalaban". Un policía con chaleco antibalas (tiene todos sus órganos vitales cubiertos) y una tonfa, correctamente entrenado, puede repeler un ataque con cuchillo y reducir al agresor. El problema es que nadie les enseña esas técnicas a los policías, solo le proveen un arma de fuego y un uniforme.
PabloT

Si derivas el financiamiento que le sacás ministerios e instituciones que suplantan a la policía el las áreas que correspondan, como psiquiatras especializados en situaciones críticas en este caso, sacás agentes de lugares donde se meten en líos y tenés más guita para los que hacen lo que corresponde. El gatillo fácil crece con la falta de entrenamiento, pero también al poner a la policía en lo que no está capacitada. Ahí se generan tensiones y la policía tiene más poder para la violencia. Por demás, no está claro que la situación ameritaba un policía o que usara el arma.
tres_patitos

Coincido contigo PabloT, pero tengamos en cuenta que las fuerzas policiales en Argentina no tienen ni por asomo un entrenamiento para afrontar tipo de acción. La mayoría ingresa a la fuerza por necesidad y en busca de un salario fijo. Nadie ingresa por convicción o vocación. Asimismo, por los magros sueldos, es más fácil que caigan en el cohecho y la corrupción. Basta con darse una vuelta por los Círculos de la Policía Federal y ver el parque automotor. Por último, basta de mirar a EE.UU una sociedad de las más violentas del mundo.
lustum

Muchos comentarios a la nota me recuerdan a los plateístas de un partido de fútbol cuando dicen: "pegale con la zurda", "pasasela al 9 burro", "tirasela por arriba de la cabeza del arquero", etc. Para evaluar cualquier situación crítica hay que ponerse en el lugar del otro y pensar qué harían en esa situación. Es decir, hay que estar adentro de la cancha y no en la platea. Hace poco tiempo atrás, un policía fue muerto en un hecho similar al tratar de disuadir al psicópata que lo atacaba. Con semejante antecedente, qué hubiera hecho cualquiera de nosotros estando dentro de la cancha y no en la platea ante una situación similar?
ruso_berisso

Cuando los protocolos de uso de la fuerza atrasan 40 años y/o son letra muerta lo que debe cambiarse es el concepto de seguridad, no el arma. Con la cultura vigente hasta un hisopo es un arma mortal. Remedando torpemente a Hamlet podríamos decir "taser o no taser, ésa es la trampa". Experiencia acumulada durante décadas - no pocos años - prueban que a un desquiciado armado con un cuchillo, un cuerpo realmente profesionalizado de policía puede desarmarlo y reducirlo sin dispararle. Y mucho menos en el abdomen, que es un disparo casi siempre mortal.
También es una discusión falsa el "qué hacés cuando te atacan". ¿A quiénes interpelan esas provocaciones pueriles? ¿A todos nosotros? Pues resulta que no todos nosotros somos policías. Pero hay una ya antigua consigna - que empezó rigiendo para la medicina pero se extendió universalmente a todos los oficios - que dice LO PRIMERO ES NO HACER DAÑO. Lo cual NO se garantiza solamente con buena voluntad, si no que se asegura con buena formación y práctica constante. 
La policía de Canadá tiene una escala de uso de la fuerza con 14 grados. El primero es la presencia. El último la fuerza letal. Y el director de formación que visitó la Argentina hace muchos años para transferir conocimientos sobre esto no era un burócrata: era campeón de tiro, décimo dan de karate, dominaba cuatro idiomas y en su carrera nunca había necesitado disparar su arma fuera del polígono. No es tan difícil. Sólo se requiere convicción.
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Hay que ver el contexto en el cual se desarrolló la intervención del policía. Esto no es ser de derecha ni proclive al uso de armas -que siempre debe ser la última ratio-. Hay una ley provincial que regula el accionar de la policía. Si la persona estaba atravesando un brote psicótico -desconexión con la realidad- y con un cuchillo en mano agredía y ponía en riesgo la vida de terceros, es una cosa, muy diferente a que si no portase armas. El puntazo con un cuchillo a órganos vitales se materializa en menos de un segundo y puede terminar con la vida de quien lo recibe. Por eso, creo que hay que ser prudente y ver qué sucedió antes de despacharse con valoraciones dogmáticas. Está claro que la respuesta punitiva debe ser la última opción, ya que no deja de ser una respuesta violenta, pero también es necesaria y es lo que distingue al Estado. 
Radovinsky

No es ámbito para la policía, deberían ser un cuerpo social calificado y entrenado para estas situaciones difíciles. Un guardavidas también está en riesgo cuando socorre a un bañista y puede ahogarse pero no va con un pistola a prueba de agua a socorrer!!! Gerardo_Grinstein

Nada garantiza que un equipo sanitario, incluyendo especialistas en salud mental, vayan a lograr reducir a un psicótico armado. Sin dudas debe ser la primera opción, pero también debe preverse la acción de personal especializado en el uso de la fuerza si la persuasión falla. Este caso debe ser analizado en base a cómo se desarrollaron los acontecimientos, y no adelantarse.
Capítulo aparte merece la polémica por las Taser. Aunque sea cierto como afirma la cronista que se sabe que su uso puede llegar en algunos casos a ser mortal, y que seguramente no es recomendable para pacientes psiquiátricos, el hecho es que la situación puede llegar al punto de que hay que reducir a la persona, y ver de hacerlo con el menor daño posible. Nadie me va a convencer de que el uso de una Taser es tan o más dañina que una pistola 9 mm. Pero más allá de esto, me pregunto porque no se investigan y realizan otras formas de actuar, con los debidos protocolos. Buenos protocolos de cómo actuar son fundamentales para estos casos, que debieran quedar a cargo de una división especializada. 
Hugomon