“Thanks to all, I am retired. Gracias por todo, aquí termina una etapa de mi vida. Estoy oficialmente retirado. Hasta la victoria siempre”, hizo saber Sergio “Maravilla” Martínez el 14 de junio de 2015 a través de su cuenta de Twitter. Un año antes había peleado por última vez ante Miguel Cotto, en la fallida segunda defensa del cinturón mundial. El quilmeño, que también despliega una carrera de artista, cambió de planes y renovó su licencia de boxeador en 2018. En agosto del año pasado volvió al ring con un nocaut ante el español José Miguel Fandiño. En diciembre hizo lo propio ante el finlandés Jussi Koivula y ahora va por el inglés Brian Rose, el próximo 18 de septiembre en la Plaza de Toros de Valdemoro, un municipio ubicado 25 kilómetros al sur de Madrid. Intentará extender su récord de 53 triunfos, tres derrotas y dos empates y seguir perfilando su vuelta a los primeros planos del mundo boxístico.
-¿Cómo se prepara para su tercer combate desde su vuelta al ring el año pasado?
-La verdad que muy bien, vengo con una temporada larga de preparación. Nunca dejé de entrenar desde que comencé a hacerlo nuevamente en 2018. Sólo tuve los períodos lógicos de recuperación y descanso que me indicaron mis entrenadores. Ahora arranqué el ciclo preparatorio, la parte más dura, en vista al combate del 18. Todos los trabajos son más especializados y se hacen pensando en el rival.
-¿Cómo está física y mentalmente?
-Tengo una respuesta física y mental muy buena. Mucha velocidad. También muy buena recuperación. Hay cosas que no se pierden, que son geniales sostenerlas y agregarles la experiencia. En lo mental, emocional, anímicamente, estoy espectacular. Me siento arrollador, como un tren. Súper consciente de que es mi última etapa y quiero hacer lo mejor posible, así que dando lo mejor en cada entrenamiento.
-¿De qué forma responde su rodilla derecha tras las complicaciones que tuvo?
-En los últimos tres años vengo trabajando con el preparador físico nuevo, David Navarro, y es espectacular la evolución. Todo lo que hago está apuntado a fortalecerla. Está muy firme, sólida, estoy resistiendo mucho peso y torsión, cosas que antes ni por asomo podía. Antes estaba como con pinzas y apostaba a otras cosas. Pero al final terminó tan afectada la rodilla que me perjudicó en esas otras cosas también. El resultado que ahora estoy viendo no lo tuve ni en mis mejores momentos de campeón.
-¿Cómo es un día en la vida de Maravilla en la antesala de una pelea?
-Me levanto cerca de las ocho. Tres días por semana me entreno con mi preparador físico y esos días desayuno antes de hacerlo. Vengo trabajando con un nutricionista, así que le damos mucha atención a la alimentación. Hoy por ejemplo comí 60 gramos de palta, 40 de batata y 50 de zanahoria hervida. También me hago unas tortitas con las proteínas en polvo y harina de arroz. Los últimos meses hice un trabajo para aumentar de peso y masa muscular. Estoy pesando 85 kilos y venía en 77. Estaba muy pequeño para estar arriba de un ring delante de un boxeador de peso mediano. Ahora entré en el período de reducir la comida para bajar un poco. Después de ejercitarme vuelvo a casa, me ducho, preparo el almuerzo y descanso. La siesta es vital para un deportista y además mi padre es santiagueño, así que de todas formas la haría (se ríe). A la tarde voy al gimnasio de boxeo y cuando termino suelo tener reuniones. También estoy haciendo teatro. Ahora estamos preparando la segunda temporada de Bengala, una obra en la que actúo. Vuelvo a casa alrededor de las diez de la noche.
-En frente tendrá al británico Brian Rose, de 36 años, con un record de 32 victorias (8 KOs), seis derrotas y un empate. ¿Qué opina de su rival?
-Es inglés y presentará batalla como hacen todos. No es de primerísimo nivel, claro que no porque todavía no estoy para eso. Sí es mejor que mis rivales anteriores. Y aunque su récord no sea mucho mejor que el de ellos, sí le tocó enfrentar a mejores boxeadores en su carrera. Es experimentado y puede ser una gran oportunidad para él así que vendrá bien entrenado y motivado. Va a intentar sacar su artillería, pero no lo voy a dejar. Lo voy a fundir, a noquear. No es por bocón, lo que pasa es que si no noqueo a Rose no puedo aspirar a un título mundial. Y yo lo que quiero es eso.
-El 4 de enero del 2013 le dijeron que tenían operarlo porque si no tendrían que amputarle la pierna por una infección. ¿Cómo pasó de esa situación a pelear con el puertorriqueño Miguel Cotto el 7 de junio de 2014 en el Madison Square Garden?
-Fue una de esas cosas que no dejaron de ser una bendición para mí. Fue maravilloso poder concretar ese combate, más allá de haber perdido, de haber cobrado como pocas veces en mi carrera y de haber dejado los cinturones. Era consciente de que estaba arriba del ring en el Madison Square Garden y no mucha gente tuvo la fortuna de haber pasado por ahí. Si miraba para atrás veía que hace poco casi me moría. Yo zafé de casualidad. El médico me decía que había que amputarme o podía morir. Y a los pocos meses estaba arriba del ring así que lo tomé como un regalo. Hubiese sido mejor ganar, claro que sí. Pero casi no tengo palabras para explicar lo que viví, momentos en los que tenía muchísima fiebre y mi pierna se había puesto roja, llena de sangre y mi rodilla estaba como tres veces más gruesa.
-¿Tuvo miedo cuando el panorama se complicó tanto?
-La verdad es que no me hacía cargo de lo que me decía el médico. Sí del dolor que tenía que era inhumano. Había tratamientos en los que me daban un trapo envuelto para morder y me ataban los brazos. Me agarraban entre dos o cuatro para pincharme la rodilla con una aguja flexible para llegar al centro. Me decía a mí mismo que no me iban a amputar y no iba a morir. Estaba muy flaco porque había perdido mucho peso por la fiebre. Pero mi cabeza tiraba para adelante. No pensaba en boxear sólo en zafar.
-En 2020, seis años después de su retiro, retornó al profesionalismo. ¿Qué lo llevó a volver con 45 años y a seguir en actividad con 46?
-Disfrutar lo que estoy transitando de una manera que no lo había hecho jamás. Antes no disfrutaba la carrera, sólo el triunfo en el momento en que el árbitro decía que había ganado. Porque la vida de uno cuando es campeón es complicada. Más con la inexperiencia que tenía a pesar de mi edad. Vivía a mil por hora y no me enteraba de un montón de cosas. Hoy busco otra cosa y si me llega tocar disputar un título mundial será fantástico. Daré absolutamente todo para ganarlo. Lo gano, genial; no lo gano, genial también. Porque el tránsito que hice desde que volví el 29 de abril de 2018 -que entré por primera vez al gimnasio de boxeo después de cuatro años- hasta el momento en el que me tenga que retirar fueron los años más bonitos que me regaló el boxeo.
-¿Qué le pareció la pelea que los jueces vieron empatada entre Castaño y Charlo?
-Hubo una tarjeta desproporcionada que le dio 117-111 para Charlo y creo ese número termina por favorecer a Castaño porque queda en evidencia lo exagerado que fueron para robarle. Mereció ganar Brian y no por un punto, por más. A mí me dio por cuatro.
-Como artista que también es, ¿qué opina de la pelea que protagonizaron el youtubber Logan Paul y Floyd Mayweather Jr, quien está retirado de la actividad?
-Lo que veo es que la gente del boxeo, y me incluyo como boxeador y promotor, nos quedamos en el tiempo. Seguimos haciendo el mismo tipo de velada con la misma estructura que utilizaba Don King en los años sesenta, setenta. Hoy aparecen dos youtubers y los ven dos millones de personas. Tienen una mente mucho más adelantada que la gente tradicional del boxeo, por eso llegaron al mundo boxístico y nos pasaron el trapo. La velada de Logan Paul con Floyd Mayweather fue una exhibición que movió una gente tremenda. Estoy segurísimo de que lo vieron más que el combate de Pacquiao y Mayweather. Nos dormimos en los laureles y es hora de que vayamos haciendo recambio porque sino nos comen.