Y empezó la guerra, nomás. Apenas horas después de que los abogados de Scarlett Johansson presentaran una demanda en Los Ángeles contra Disney alegando que con el estreno simultáneo de Black Widow en salas y en la plataforma Disney+ se rompió el contrato que unía a la actriz con la empresa, la respuesta de la casa de Mickey, lejos de calmar la escalada, allanó el camino para el inicio de una disputa jurídica en la que parece haber mucho más que dinero en juego. “No hay ningún fundamento en la presentación”, sentenciaron desde Disney a través de un comunicado, líneas antes de disparar munición gruesa acusando a Johansson y su equipo legal de mostrar "una indiferencia cruel por los horribles y prolongados efectos globales de la pandemia de Covid-19". 

La referencia a la pandemia como defensa no es casual. Pautada originalmente para estrenarse en abril del año pasado, Black Widow fue una de las tantas películas postergadas a raíz del cierre de las salas en prácticamente todo el mundo. Ante esto, Disney decidió que las principales producciones del conglomerado –salvo las de Pixar– se lancen el mismo día en salas habilitadas y en Disney+ bajo la modalidad Premium Access, es decir, abonando un pago extra de 30 dólares (aquí son 1050 pesos). Con ese esquema llegaron Mulan, Raya y el último dragón, Cruella, la mencionada Black Widow e incluso Jungle Cruise, disponible en la cartelera comercial desde esta semana.

La película centrada en la historia personal Natasha Romanoff se estrenó el 9 de julio y recaudó 80 millones en la taquilla estadounidense durante el fin primer fin de semana y otros 78 millones en el extranjero, instaurando así un nuevo récord en la era pandémica. La cifra creció hasta 320 millones al 30 de julio, y desde Disney calculan que culminará su carrera comercial con 500 millones, muy por debajo del promedio de las otras películas de Marvel. De un lado señalan que se trata de una recaudación notable en tiempos de aislamientos y aforos limitados. Del otro, con los exhibidores a la cabeza, comparten el diagnóstico, pero alegan que podría haber tenido una mejor performance de no haberse estrenado al mismo tiempo en Disney+.

Black Widow generó 60 millones de ingresos a través de la plataforma. A diferencia de lo que ocurre con los estrenos en salas, ese dinero queda “limpio” para la empresa ya que no debe dividirlo con los exhibidores y se ahorra el costo de las copias y la cartelería. El problema es que el contrato de Johansson no contemplaba este esquema e incluía regalías extras solo en caso de que se superada determinada barrera de ingresos en los cines. Cerca de la actriz dicen tener pruebas de que, incluso antes de la pandemia, habían pedido garantías que de que Black Widow tendría un lanzamiento clásico. Según ellos, Disney aseguró que tendría un recorrido similar al del resto de las películas de Marvel, es decir, primero, y de manera exclusiva, se vería en salas, para recién entre doce y quince semanas después ingresar al terreno del streaming.

En el bando de Johansson estiman que la simultaneidad significó 50 millones de dólares menos de regalías, mientras que desde el castillo señalan que la estrella ya recibió 20 millones por su trabajo y que “el lanzamiento en Disney+ con Premier Access ha mejorado significativamente su capacidad para ganar una compensación adicional”, aunque no precisaron números. Es cierto que para la empresa más importante del entretenimiento mundial esas cifras son vueltos. Tan cierto como que la discusión de fondo pasa por cómo se redistribuirán las fuerzas en Hollywood en un contexto donde los cines dejaron de ser la principal ventana de explotación comercial de los estudios y las plataformas de streaming, si bien no sostuvieron el ritmo de crecimiento de suscripciones de los primeros meses de la pandemia, difícilmente se corran del centro de la escena.

"No es ningún secreto que Disney está lanzando películas como Black Widow directamente en Disney+ para aumentar los suscriptores y, por lo tanto, impulsar el precio de las acciones de la compañía, y que se esconde detrás de la Covid-19 usándola como pretexto para hacerlo", dijo uno de los abogados de Johansson, John Berlinski, al portal especializado Variety. Y continuó: “Pero ignorar los contratos de los artistas responsables del éxito de sus películas para promover esta estrategia miope viola sus derechos, y esperamos demostrarlo en los tribunales. Seguramente no será el último caso en el que un talento de Hollywood se enfrente a Disney para dejar en claro que, independientemente de lo que pretenda la empresa, tiene la obligación legal de cumplir con sus contratos". La disputa, queda claro, recién empieza.