La cultura brasileña volvió a sufrir un duro revés después de que las llamas calcinaran una parte de la Cinemateca de San Pablo, que reúne el mayor archivo cinematográfico de Sudamérica. En el sector siniestrado había guardado alrededor de cuatro toneladas de documentos fílmicos, sonoros e impresos de la historia del cine de Brasil.

El fuego se propagó la noche del jueves por uno de los depósitos de la institución, la cual alberga una parte de la historia cinematográfica de Brasil, y volvió a poner de manifiesto el abandono sufrido por la cultura en los últimos años. El mundo del cine lamentó las pérdidas ocasionada por el incendio, originado mientras se hacían tareas de mantenimiento de aire acondicionado, y atribuyó el accidente a la "omisión" por parte del gobierno del presidente Jair Bolsonaro, responsable por la gestión de la institución.

"Ya se sabía que esto podía ocurrir por la omisión del gobierno federal en la gestión de la Cinemateca. Esto es crimen", afirmó en sus redes sociales la cineasta Laís Bodansky.
Además de decenas de actores y directores, el gobernador de San Pablo, Joao Doria, uno de los principales rivales políticos de Bolsonaro en el campo conservador, también levantó la voz y afirmó que el suceso es el resultado del "desprecio por el arte y la memoria de Brasil". "La muerte gradual de la cultura nacional", recalcó. 

Y es que el incendio de la cinemateca se suma a una larga lista de instituciones y entidades culturales que han sido blanco de las llamas en Brasil, donde los recortes presupuestarios en el área de Cultura se han intensificado en los últimos años

En 2018, un incendio de grandes proporciones devoró el Museo Nacional de Río de Janeiro, el más antiguo del país y que albergaba unos 20 millones de piezas que datan de diferentes períodos, entre documentos históricos, decenas de huesos de dinosaurios, momias, animales disecados y los restos óseos de Luzia, la mujer más antigua de Sudamérica. 

En 2015, las llamas consumieron el Museo de la Lengua Portuguesa, situado en la "Estação da Luz" de San Pablo y que paradójicamente este sábado reabrirá de nuevo sus puertas después de casi seis años de trabajos de reconstrucción. 

El  incendio de la cinemateca pareció ser un "déjà vu". El fuego ya calcinó en 2016 cerca de 300 películas en el edificio central de la institución, corroída por la mayor crisis de su historia y un continúo recorte de recursos. 

"Un crimen anunciado" 

La Fiscalía alertó recientemente al gobierno de los posibles riesgos que enfrentaba la cinemateca, responsable de guardar la memoria audiovisual del país, y llegó a abrir el año pasado un proceso de "abandono" contra el Ejecutivo después de que no renovó el contrato con la organización que gestionaba la institución. Los funcionarios del centro publicaron este viernes un manifiesto en el que consideraron que el incendio registrado la víspera es un "crimen anunciado" y supone la "pérdida" de una parte "de la historia brasileña". "Nuestra historia viene siendo continuamente extirpada, como un proyecto. Infelizmente, perdimos una parte más del patrimonio histórico-cultural brasileño", resalta el documento. 

El secretario especial de Cultura de Brasil, Mario Frías, por su parte, atribuyó el deterioro de la cinemateca a las anteriores gestiones, que, a su juicio, emplearon "dinero público de la cultura para comprar apoyo político de la elite artística". "Estamos intentando, con mucha dedicación y esfuerzo, estructurar esos equipos, pero no se construye en un año lo que fue destruido en décadas", resaltó Frías en sus redes sociales. La relación entre el sector cultural y el gobierno fue tensa desde el inicio de la gestión del líder de la ultraderecha brasileña, un crítico feroz del llamado "marxismo cultural" y que rebajó el Ministerio de Cultura al estatus de Secretaría, dependiente de la cartera de Turismo. Bolsonaro llegó a nombrar a Regina Duarte, conocida por sus papeles en famosas telenovelas, como secretaria de Cultura para "pacificar" la relación con el sector, pero la actriz abandonó el cargo meses después en medio de diversas controversias. El mandatario llegó a proponerle como consuelo la dirección de la cinemateca, pero la considerada por muchos años como "la novia de Brasil" nunca llegó a asumir. 

La Cinemateca redujo su presupuesto con la asunción de Bolsonaro, cuyo gobierno apunta a evitar la financiación vía reducción de impuestos de los actos de cultura.

Los responsables por cultura de la municipalidad de San Pablo y del gobierno estadual paulista hablaron de "tragedia anunciada" por la falta de presupuesto para mantener las actividades del considerado mayor archivo de imágenes de América Latina.

El galardonado director Kleber Mendonça Filho, de "Bacurau", 'Aquarius' y 'O Som Ao Redor', había advertido en el ultimo Festival de Cannes sobre el abandono de la Cinemateca. "Nos quedamos sin los álbum de familia de Brasil. Cuidar la cultura es una obligación presente en la Constitución. La Cinemateca estaba cerrada hace un año, con 90.000 títulos, 230.000 rollos de películas y programas de televisión. Echaron a todo el personal técnico que cuidaba el archivo", dijo Mendonça Filho.