Con duras críticas a la OEA, a su secretario general Luis Almagro y a la gestión de Donald Trump al frente del gobierno norteamericano, el presidente Alberto Fernández planteó al Grupo de Puebla la necesidad de profundizar la unidad regional a través de instrumentos como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). El jefe de Estado llamó a fortalecer la institucionalidad del progresismo en América latina y a alzar la voz contra de los bloqueos económicos contra Cuba y Venezuela.
Fernández disertó en forma virtual en el encuentro por el segundo aniversario del Grupo de Puebla, bajo el título “Democracia, integración y justicia social en Latinoamérica”. Hizo un repaso de la situación del progresismo en Latinoamérica en años en los que perdió espacios en los gobiernos de la región, mientras ganaba terreno el “conservadurismo”. “Trump imponía su política sobre América latina y eso explica muchas cosas que pasaron; eso explica la OEA que tenemos, el BID que tenemos, la división que tenemos, el nacimiento del Grupo de Lima, del Foro Prosur, todos mecanismos que servían a la política de Trump y no servían a la unidad de América Latina, ni al desarrollo ni al progreso de los latinoamericanos”, reflexionó.
“La OEA tal como está no sirve”, afirmó, y remarcó que “el primero que tiene que hacer su mea culpa es su secretario general (Luis) Almagro por la cantidad de cosas que ha hecho, y también la institucionalidad de los Estados Unidos por haber propuesto y sostenido a un hombre como Almagro”. Fernández consideró que “los años de Trump” hicieron que la OEA “no fuera un lugar de encuentro para América Latina” sino más bien “una suerte de escuadrón de gendarmería para avanzar sobre los gobiernos populares”.
“Lo que ha hecho la OEA en Bolivia necesariamente debe ser investigado y necesariamente debe ser juzgado, porque ahora no caben dudas de lo que pasó”, expresó tras recordar cómo se impidió la consagración de Evo Morales y se consumó el golpe de Estado.
El Grupo de Puebla “aporta a un debate muy sustancioso” en el objetivo de “encontrar caminos alternativos” para que América Latina logre “salir adelante” y se saque el “triste estigma” de ser el continente “más desigual” del mundo. “Las políticas de los últimos años profundizaron esa desigualdad y además vino la pandemia y quedó más en evidencia”, planteó Fernández, quien reivindicó la “importancia del Estado” y el valor de darle sustento al carácter público de la salud y de la educación. “Es imprescindible que la educación sea pública y gratuita para el progreso de nuestras sociedades", remarcó. La pandemia enseñó la trascendencia del Estado” porque “es el mayor garante de la solidaridad”, recordó, y graficó: “Si el Estado no arbitra y pone igualdad donde la igualdad no existe, ningún mercado promueve la igualdad”.
El presidente describió el contexto regional para renovar su certeza de que los países deben “unirse” para lograr mejores renegociaciones de sus “deudas”, problema que impactará a nivel global, pronosticó. “En el mundo de la pospandemia, el FMI decidió disponer 50 mil millones de dólares para atender las necesidades de los países más pobres del mundo; a la Argentina de Macri le prestó 57 mil millones, eso me exime de todo comentario de explicar por qué el gobierno de Trump respaldó que el Fondo dé ese crédito”, advirtió. “En nuestro país decimos que Trump pagó la campaña electoral más cara del mundo”, ironizó.
En otro orden, planteó que América latina tiene la “obligación moral” y el “deber ético” de alzarse frente a los bloqueos económicos que pesan sobre Cuba y Venezuela. “Los bloqueos deberían avergonzar a quienes los promueven y en América Latina hay dos bloqueos que se sostienen en medio de la pandemia, que privan a los pueblos ya no sólo de alimentos, ya no sólo de insumos para que la industria produzca, sino de insumos médicos, de respiradores y de lo elemental para hacer frente a la pandemia; humanitariamente nosotros no podemos quedarnos callados”, expresó.
Fernández pidió poner en alto las “ideas, las convicciones” para llevar estos debates “a todas las sociedades” de la región. “Ser progresista no es tampoco sólo distribuir riqueza de un modo más igualitario; eso sí, pero también es garantizar la igualdad de género, terminar con cualquier tipo de discriminación, promover la unidad del continente en un tiempo en el que el mundo se regionaliza; todas esas son deudas que tenemos en nuestras sociedades”, concluyó.