Rosario tiene el triste privilegio de ser una ciudad señalada por la violencia armada en sus calles. La forma en que las bandas locales se proveen de las municiones necesarias para concretar esta tarea debería ser prioridad. Sin embargo el propio fiscal a cargo de la Unidad de balaceras Pablo Socca, reveló ante la consulta de este diario que "el sistema que usa la Agencia Nacional de Materiales Controlados es vetusto: un simple libro rellenado de puño y letra". El funcionario remarcó la necesidad de incorporar tecnología para el control, como la prevista en la ordenanza que ya lleva nueve meses aprobada en el Concejo Municipal y que el Ejecutivo municipal todavía no reglamentó.
El fiscal Socca -quien junto a los fiscales Valeria Haurigot y Federico Rébola investigan balaceras- recordó la pesquisa "de la banda conformada por civiles y policías, en la cual la fiscalía utilizó con autorización judicial un 'agente revelador', con el cual pudimos demostrar que esta banda proveía municiones y armas de fuego al mejor postor, es decir que tenía la posibilidad de vendernos armas y municiones. Esta sospechas se concretaron con las compras simuladas que les hicimos, con los fondos reservados del Ministerio de Seguridad. Así pudimos ver que, no tanto la compra de armas sino más bien la compra de municiones, era más fácil de lo que uno creía. Porque a lo mejor en el imaginario popular uno se cree que las balas o que las armas vienen en una caja de contrabando de Paraguay, cruzando en un barco por el río. Pero lo que nosotros demostramos es que las armas, las municiones de estos imputados las compraban en una armería de su confianza, aprovechando las autorizaciones que la Agencia Nacional de ANMAC le había dado como legítimo usuario".
Segun Socca, "esta persona, que era de ocupación sodero, tenía 36 permisos de diferentes armas de fuego, y compraba municiones, pero luego las balas terminaban en manos de terceros. Asi nos dimos cuenta de que era más fácil de lo que uno creía conseguir balas en el mercado negro de Rosario. Esta misma persona, en un solo día del año pasado, compró 20.000 municiones de distinto calibre por $700.000. Cómo puede ser que alguien que es sodero tenga la posibilidad de comprar 20.000 municiones, y no las usaba para ir a cazar patos o liebres, o para revenderlas? A decir verdad, la armería no tiene la obligación de informarlo, pero no deja de llamar la atención que nadie desde el Estado tenga la posibilidad de controlarlo. Entonces, sin dudas, con el solo hecho de haber encontrado un negocio de confianza, bastaba".
Socca considera "muy raro que no haya saltado una alerta en ninguna de las reparticiones del estado cuando una persona compra 20.000 municiones en un día. Puede ser que la armería no tenga la obligación de informarlo, siempre que el comprador tenga la autorización y compre la cantidad autorizada, pero no deja llamar la atención que nadie del estado les llame la atención o que no haya nadie del estado que tenga la posibilidad de controlarlo".
-¿Serviría de algo algún software para las armerías y asi establecer un control directo y en tiempo real en la compraventa de municiones?
-Sí, lógicamente, un software serviría. Entiendo su importancia, porque hoy entiendo que el control se hace manualmente. Si ves los libros de venta de municiones que tienen las armerías son libros tipo cuadernos como los que venden en la librería, lógicamente con el logo y la firma de la Anmac, pero son libros con anotaciones a mano de puño y letra que hace el armero sobre las personas que van a comprar a su negocio. Es decir, es bastante rústico el tema de la registración y entiendo que también es rústica la manera en que alguien se pueda poner a ver esos registros y tratar de verificar si hay algo que le llame la atención. Me parece que con la aplicación de un software, sin dudas, no hubiera pasado lo que pasó en la causa que comentábamos recién, porque sin dudas a alguien le hubiera llamado la atención que una persona haya comprado 20000 municiones un solo día.
-¿Hay sospechas de otro tipo de operaciones?
-Sí, claro, sospechamos que hay gente a quien se les usurpó el carné de legítimo usuario, y que no compro efectivamente las municiones.
-¿Como podría mejorarse el control de la venta de municiones?
-Hay que realizar un mayor control, con tecnología y cambiar este sistema vetusto, porque los libros donde los armeros realizan el registro de sus operaciones de puño y letra, después los remiten a la Anmac para controlarlos. Y la verdad es que parece imposible hacer un control eficiente con una registración de este modo.