Ya sin la polvareda que levantó el cierre de listas nacionales y la unión a regañadientes entre el Partido Justicialista salteño controlado por Gustavo Sáenz y la mayoría de los partidos que forman el Frente de Todos, la primera conclusión evidente es que luego de seis años vuelven a coincidir en una lista el oficialismo nacional con el provincial.
La última vez se remonta al 2015 cuando el Frente Para la Victoria sumó dos diputados (Javier David y Pablo Kosiner) gracias al 41,7 % de los votos, superando ampliamente a Alfredo Olmedo y a Cambiemos que postulaba a Miguel Nanni, las otras dos fuerzas que pusieron legisladores.
Luego vendrían dos elecciones en las que Juan Manuel Urtubey iría sin el kirchnerismo tratando de embocar la mítica avenida del medio que supuestamente contiene miles de votos de ciudadanos cansados de la grieta, y que a esta altura para la política argentina ya es una especie de El Dorado, la legendaria ciudad bañada en oro que obsesionó a los conquistadores españoles, pero que nunca pudieron encontrarla.
Sin dudas la unidad peronismo-kirchnerismo potencia las posibilidades de ese nuevo Frente de Todos armado para esta elección, y que una vez terminado el proceso electoral, sus integrantes se sentarán de nuevo para ver cómo siguen, y si es que siguen...
Pero a menos que suceda una debacle en el país, de aquí hasta noviembre el FdT pica en punta para ser la fuerza más votada, no solo por sus propias virtudes, sino por la numerosa oferta electoral que hay en la centroderecha, con por lo menos tres opciones bastantes similares como lo son Juntos por el Cambio, el partido SI de los hermanos Biella y Unidos por Salta que engloba el ala derecha del saencismo y postula a Guillermo Durand Cornejo.
Esta dispersión podría romper la lógica bipolar de la grieta, porque hay un FdT recibiendo casi en soledad todos los votos del peronismo y del kirchnerismo, y un Cambiemos que estará a los codazos con otros dos frentes peleando por los mismos votos.
No son pocos los que hacen cuentas en el Frente de Todos y se ilusionan con la chance de conseguir dos de las tres bancas en juego, algo que no sucede desde 2005, cuando el Frente Justicialista para la Victoria metió en el Congreso a Osvaldo Salum y a Susana Canela, quedando la banca restante para el renovador Andrés Zottos.
Desde hace 16 años todas las elecciones nacionales para renovar tres bancas salteñas en el Congreso terminaron con un reparto justamente entre tres fuerzas. Aunque el dato a considerar es que en dos de esas elecciones (2009 y 2013) los partidos que integraban el frente que acompañaba a Urtubey salían cada uno con su propia lista. Mientras que en el 2017, la ya mencionada grieta Macrismo vs Kirchnerismo, favoreció a Sergio Leavy, que saliendo con el PV por fuera del urtubeicismo, se quedó con la tercera banca en disputa gracias al voto K.
Otra cuestión a tener en cuenta es que así como para la provincial el saencismo se plantó como una fuerza bifronte, dividiendo la mitad de los partidos para Emiliano Durand y la otra para Matías Posadas, en la nacional el gobierno provincial también juega la doble.
Porque estará el Frente de Todos pidiendo los votos en nombre del compañero Sáenz (además del de Alberto y de Cristina), y estará Unidos por Salta también pidiendo los votos en nombre de Sáenz (aunque ya sin el adjetivo de compañero). Lo concreto es que con este armado, a menos que JxC meta un batacazo en las urnas, Sáenz se garantiza festejar por lo menos dos diputados, y hasta tiene chances de meter un tercero...
Por eso el gobernador no tiene problemas en hacerse cargo de su ambigüedad, y en la gira que hizo esta semana en Buenos Aires, estuvo el mismo día a los abrazos con la mesa de Enlace del campo y más tarde con el ministro del Interior Wado de Pedro. Ventajas de acumular en un mismo gobierno al PJ y al PRO. En la residencia oficial de Las Costas se almuerza choripán y se cena sushi sin ningún tipo de complejos.
Tips para reconocer candidatos
Puede que sea el coronavirus, los días fríos, la falta de recursos o la poca gana de la gente de andar escuchando políticos, pero a esta campaña le quedan 13 días de vida y aún parece estar calentando motores. Lógicamente limitada para eventos masivos, salvo las loterías vecinales con premios aportados por alguno de los candidatos que anda dando vueltas, o los carteles a tracción a sangre que pululan por los semáforos, no se registran grandes acciones en búsqueda del voto perdido.
Aunque esta semana comenzó la publicidad en los medios y es probable que ya sea más fácil ubicar a los candidatos, desde esta columna queremos igualmente, señora, señor, brindarles algunos tips para reconocer candidatos que de golpe pasan por la esquina de su casa:
Es rubio de ojos claros, le da la sensación que cada dos años aparece por el barrio como candidato, casi con seguridad piensa que lo votó alguna vez pero no se acuerda bien para qué era, dice que es de Gustavo Sáenz... con esa descripción hay dos opciones, hágalo cantar la marcha peronista, si llega hasta el estribillo es Javier David, si se manca en las dos primeras frases es Matías Posadas.
Es canoso, también le suena de elecciones anteriores y ocasionalmente puede tener anteojos. Si es bajito y habla mal del gobierno nacional y del provincial es Martín Grande. Si es alto y habla mal del gobierno nacional, del provincial, del FMI, el Banco Mundial, Mirtha Legrand, la CGT, la ONU, etc, etc etc, es Claudio Del Plá.
Le suena de la tele... Si le pide un consejo, y lo asesora legalmente o le arma el currículum es Emiliano Durand, si le dice que no aborte es Andrés Suriani, si le enseña cómo hacer una reanimación RCP con un muñeco, es Bernardo Biella y si no le da ningún consejo, pero hace alguna monería es Vitín Lamberto.
No tiene la más mínima idea de quién es... si llega en una camioneta con chofer, asesores, equipo de prensa y secretaria es Juan Esteban Romero, si le regala una gorra amarilla es Roque Cornejo, si después de charlar con él más de media hora, sigue sin saber quién es, es probable que esté ante el radical Bernardo Solá.
Si es rubia, habla todo el tiempo de la Nación, sabe hasta lo que desayuna Alberto Fernández, y le dice que viene a cuidar Salta (sin especificar mucho de qué o de quién), es Pamela Ares.
Si también es rubia, le suena mucho de algún lado, habla poco, y lo poco que habla no se la escucha porque atrás hay un parlante al palo que repite un jingle que lo único que destaca de ella es que es concejala y usa vestido ajustado, es Cande Correa.
Tiene barba candado, se postula para el concejo, destaca sus orígenes humildes y lo difícil que fue llegar hasta donde está... Si canta bien es José García. Si desafina, pero canta igual con tal de sumar un voto, es Miguel Isa.
Claramente este es un ejercicio hecho al azar y mezclando las categorías, porque con la cantidad de candidatos que hay dando vueltas las combinaciones que se pueden hacer tienden al infinito. Pero en líneas generales a casi todos ya se los vio en elecciones anteriores, o conduciendo programas en la tele o en la radio.
Y tenga en cuenta que poco más de la mitad de los candidatos hablará maravillas de Sáenz y pedirá el voto en su nombre, mientras que el resto sacudirá al gobernador e invocará ser parte de un proyecto que trasciende lo provincial y que salvará al país de la malaria.
Queda constancia que la entrega de un bolsón de "regalo" no es considerada en las descripciones, porque es una práctica tan extendida entre oficialistas y opositores que no sirve para distinguir a un solo candidato.
La Grand Bourg Jazz Band a pleno
Y sí señores/as, alguna vez iba a llegar ese día en el que tanta prueba y tanto error iba a dar sus frutos, y que la Grand Bourg Jazz Band, una de las banda de gobierno más improvisada del planeta, iba a embocar todas las notas y sonar más afinado que un motor de Harley Davidson.
Hace un par de semanas, la oportuna especificación que hizo el Consejo Federal de Educación de los criterios que deberán cumplir los alumnos para pasar de curso, llevó a que el Ministerio de Educación de Salta improvise con la velocidad de un rayo (con semejante cancha, no se esperaba menos) unas jornadas pedagógicas y retrase siete días el reinicio de clases después de las vacaciones de invierno.
De esta manera con esa magistral jugada a solo cuatro días del arranque de la cursada, evitó que los alumnos se expongan a una de las semanas más frías del año, pero principalmente ganó tiempo para esquivar paros convocados para ese día y resolver un creciente murmullo y malestar de los gremios pidiendo la revisión de las paritarias ante los últimos índices de inflación.
Y ahí entró en acción uno de los solistas que tiene la banda, el ministro de Economía Roberto Dib Ashur, que con un pase de magia numérico digno de Adrián Paenza, le dio un aumento nuevo a la administración pública sin dárselo, o sea agarró el 10 por ciento que era para septiembre, y salomónicamente puso un 5 para julio y otro 5 para agosto, que sumado al aumento del 10 que ya tenía julio, terminaron anunciándolo como que otorgaron un 15 %. Brillante.
Y la maniobra se cerró con la promesa de juntarse pronto con los gremios para discutir la paritaria hasta fin de año, pero eso será en unas cuantas semanas, ya con los votos dentro de la urna y las bancas legislativas repartidas, garantizando un escrutinio sin ninguna distorsión a causa de un mal humor de los votantes por cuestiones salariales o por un paro docente que interrumpa, las ya de por sí discontinuadas, clases presenciales.
Así que capaz el gobierno no te hace grandes planificaciones a largo plazo, pero ante estos imprevistos demuestra tener la cintura de Nicolino Locche, producto de un estilo que por momentos se confunde con una filosofía de vida.
Para finalizar solamente queda decir Pachamama kusilla kusilla, que este año otra vez pinta difícil.