Quedar atrapados en un pueblo donde todos los musicales parecen tener lugar. El lugar en cuestión se llama Schmigadoon! (Apple TV+), un paraje de fantasía donde se le dedican melodías al budín de choclo, las damas visten enaguas color pastel y los varones pegan saltos como los hermanos que cortejaban a siete novias en el clásico de Stanley Donen. El punto es que la dupla protagónica de esta entrega de seis episodios es plenamente consciente de su cautiverio en el más divisorio de los géneros. ¿La única manera de salir del purgatorio artificial? Josh (Keegan-Michael Key) y Melissa (Cecily Strong), que atraviesan una crisis como pareja, deben encontrar al amor verdadero.
El argumento de Schmigadoon! es más bien una excusa para entregar un artefacto con varias lecturas y juegos. El retiro espiritual para los personajes principales se volverá por medio de ¿un hechizo?, ¿un sueño?, ¿acaso importa? en un loop de cuadros lleno de referencias a la época dorada de los musicales y las composiciones de Rodgers y Hammerstein. Ella ansía contar con un príncipe bailarín a lo Gene Kelly mientras que él sólo quiere largarse de ese lugar almidonado al que describe como una mezcla de Glee con The Walking Dead. La propuesta de Cinco Paul y Ken Daurio (responsables de la saga de animación Mi villano favorito), entonces, es una comedia de reenamoramiento a medio camino entre el sueño húmedo de cualquier fanático de Broadway y la parodia a toda esa parafernalia donde un duende canta embelesado sobre una comarca en que “cada día es un musical” y de la que “nadie sale pronto”.
“Cuando me pasaron el guion me dije 'Un momento, ¿esto es tan chiflado y tonto como creo que es?' Este es un mundo que puedo comprender. Pero lo más destacable de este programa está en los personajes. Especialmente en la protagonista. Es una mujer que ama los musicales, quiere reavivar su relación y su deseo se convierte en pesadilla. Eso da el pie a un montón de humor. Ella es la clave de la propuesta”, le asegura Kristin Chenoweth a Página/12. La dueña de un Tony es una de las caras -y voces visibles- de la propuesta. El elenco que cuenta con figuras de Broadway (Ariana DeBose), el West End (Alan Cumming), Saturday Night Live (Fred Armisen) e intérpretes versátiles en extremo como Jane Krakowski o Martin Short.
Para Jaime Camil, a cargo de un doctor que le quitará el sueño a Melissa, lo más especial que tiene esta propuesta pasa por sus múltiples capas. “Todos los personajes ayudan a la pareja principal a que pasen por sus obstáculos a vencer. Eso es la base. Pero además tiene cuadros impresionantes, un guion muy bien escrito y no tienes que ser un geek del musical para entenderlo. Está llena de easter eggs al género pero también de chistes a los clásicos tropes de las comedias musicales. Es un mundo falso pero con mucho sentido”, asegura el actor de Jane The Virgin. Y esto incluye personajes masculinos a punto de salir del clóset, quejas a que la música salga de todas partes y chistes a que la mayoría de los personajes femeninos sean poco más que decorado.
El mayor logro de la serie pasa por esa relectura fresca y desvergonzada de todos los santos y señas del musical más que de una burla filosa a sus códigos. Hay un parangón con lo que propuso una película como Pleasantville (Gary Ross, 1998) o la serie The Good Place, en el sentido de que el candor y la inocencia estadounidense tienen su letra chica. La dirección de Barry Sonnenfeld le aporta un pastiche visual muy acertado para este universo. Mientras que el lado más sardónico aparece por el lado del productor Lorne Michaels (Saturday Night Live, 30 Rock). Lo cual convierte a Schmigadoon! en una certera declaración de amor a ese averno encantado que resuelve problemas existenciales entre canciones y coreografías.