La natación, uno de los deportes estrella de los Juegos Olímpicos finalizó en Tokio. Estados Unidos y Australia, como era previsible, lucharon hasta el último día por la hegemonía mundial.
La actuación de los deportistas de todo el mundo estuvo marcada por las grandes dificultades para entrenamiento y competencias que trajo la pandemia, y en el caso de la natación también por los eventos de la ISL, que con un nuevo formato de varias semanas cada uno, les permitieron a las principales estrellas Internacionales ganar cientos de miles de dólares en premios. Pero al costo de a veces desenfocarlas de su preparación para Tokio.
Ya lo dijimos en otras notas, la natación es un deporte cíclico con necesidades diferentes de preparación, siendo claro que no es similar al fútbol y no se la puede analizar de igual manera, y mucho menos entrenar con tantos objetivos y puestas a punto anuales.
Katy Ledecky y en especial Caeleb Dressel condujeron a Estados Unidos a la victoria por países y confirmaron, una vez más, su enorme jerarquía, con un programa de competencias difícil y quizás excesivamente cargado, ya sea por aspiraciones propias o por la necesidad de medallas de su equipo. En tanto, otras estrellas como Peaty y los ascendentes Titmus y Milak, dominaron sus pruebas con muy buenas marcas, mientras que grandes nadadores como Le Clos, Hosszu y Manuel estuvieron por debajo de su acostumbrado nivel.
En varios de los relevos se lograron nuevos récords mundiales y Estados Unidos, sorprendentemente, perdió parte de la supremacía en esas clásicas pruebas a manos de Australia y Gran Bretaña. Para los estadounidenses, el resultado final y en especial la cantidad de medallas de oro logradas tuvo sabor a poco, acostumbrados a ejercer en el pasado un dominio casi excluyente que ahora no se produjo.
Seguramente que las medallas perdidas en natación, se echarán de menos en la lucha con China y Japón por el medallero deportivo total.
La actuación de Argentina fue mala, y en cierta forma previsible, dadas varias marcas bastante flojas en los eventos internacionales próximos a estos Juegos, como por ejemplo el Sudamericano de marzo de este año. Esto pudo suponer ya una alarma, al menos para los que se manejan con conocimiento del tema y no con expresiones de deseo.
Es que en este deporte no hay magia ni salvadoras jugadas providenciales, y los resultados suelen ser la confirmación de los rendimientos obtenidos en el entrenamiento diario, en una preparación que debe ser muy meticulosa.
Este resultado y sus razones técnicas, estratégicas, personales, o de conducción y programación, deberán ser detectados, analizados y corregidos constructivamente por las personas competentes, pero no ventilados a través de la anarquía de blogs de toda índole, en las redes sociales.
Es el respeto que se merecen la natación, sus protagonistas y la importante inversión de más de cuatro años realizada por todos, en estos tiempos muy difíciles.
* Ex Director Nacional de Deportes.