No existe experiencia local de cuánto impacta en una sociedad lacerada por las muertes insepultas por falta de ritos, en medio de una pandemia que no termina de aplacarse, un escenario de puja electoral como las primarias. En todo caso no hay registros de cuánto importan los matices dentro de un espacio que se ofrece unido a un público que espera anuncios trascendentes. El microcosmos de la política no refleja necesariamente la necesidad mayoritaria de participar de la cosa común.
La oposición muestra hacia adentro toda la virulencia con la que enfrentó los 12 años de kirchnerismo y los dos de Alberto Fernández. No se ahorran nada, lo único que evitan es defender la gestión que llevaron adelante durante su gobierno. Es muy difícil que puedan rejuntarse después de tanto agravio con el máximo referente cada día más cerca de ser juzgado y condenado pontificando desde un exilio autoinfligido.
El oficialismo resolvió en la mayoría de los distritos la conformación de ofertas electorales sin demasiados problemas. Salvo en Santa Fe y Córdoba. En la docta, el schiaretismo va con su propia fuerza política y en Santa Fe se expresa dentro de Frente de Todos.
Sigo creyendo inoportuno confrontar en esta interna en el Frente de Todos. Es exponer un debate innecesario frente a una oposición que se está destrozando. Esta provincia tiene ejemplos de internas que sumaron y de internas que restaron. La última de todas, entre María Eugenia Bielsa y Omar Perotti, terminó sumando el voto de ambos para la general y así lograron el triunfo.
En cambio, en la ocurrida diez años atrás en 2011, con casi los mismos contendientes de hoy, el peronismo sufrió una derrota abrumadora. Veamos:
A la Primaria se presentaron por el PJ-FPV Rossi, Perotti y Rafael Bielsa. La interna fue en Mayo de2011 y dio los siguientes resultados Rossi: 276.000; Perotti: 217.000 y Rafael Bielsa: 196.000; la suma dio 692.000 votos primarios para el PJ; contra los 665.000 de la suma del Frente Cívico y Social, que juntaron los contendientes radical-socialistas, Bonfatti, Barletta y Giustiniani. Tercero salió el PRO con 246.000 votos para Del Sel.
Dos meses después, en la general de julio 2011 se impuso el binomio Bonfatti-Henn con 676.000 votos seguido por la Unión PRO Federal de Del Sel-Salomón, que pasó de 246.00 en las primarias a 600.000, y el PJ con Rossi- Jorge Hofman (cayó de 692.000 a) 387.000, perdiendo estruendosamente más de 300.000 votos entre primaria y general.
La lista de diputados encabezada por María Eugenia Bielsa pudo conservar y aumentar los votos obteniendo 581.000 votos en la general y así las 28 bancas de la mayoría para el PJ-FPV.
En el Senado se impuso el Frente Cívico con 801.000 votos contra 550.000 del PJ; pero al analizar departamento por departamento, el PJ ganó en 11 de los 19 y el FPCyS en los 8 departamentos restantes.
Las conclusiones podrían ser que los contendientes de hace diez años se asemejan a los de hoy y las querellas entre ellos son las mismas, pero hay un detalle que debe ser tenido en cuenta: en febrero de 2011 (dos meses antes de la presentación de listas, el exgobernador Jorge Obeid manifestó la posibilidad de presentarse a la contienda. La respuesta de Agustín Rossi fue, que, “en ese caso el iría por fuera del PJ”.
Frente a esto, Obeid desistió; y Rossi asumió la representación con los resultados que hemos visto.
El contenido del debate es lo que determina la posibilidad de dirimir para sumar o por el contrario mostrar la capacidad de daño para que se respete un espacio determinado. El problema central para entender esto es lo que no se discute.
¿Por qué creer que se puede repetir la experiencia cordobesa en Santa Fe? No es lo mismo el mundo empresario de la docta que el de la bota. No es lo mismo la fundación mediterránea que la fundación libertad. No es lo mismo la concentrada y fuerte Unión Industrial de Córdoba con intereses ligados a la industria automotriz, a la alimentación o a las cementeras, o la exótica Sociedad Rural cuyo presidente hizo historia con sus recientes declaraciones, que el fenómeno de la Bolsa de Comercio de Rosario, Rofex, al complejo oleaginoso y al manejo de los puertos. Recordemos que la provincia de Córdoba produce más soja que la de Santa Fe y que la única cerealera, General Deheza, aceitera nacional con fuerza y puerto en Santa Fe que a su vez es dueña de la logística ferroviaria más concentrada (el NCA) es el del interior de Córdoba y sus dueños son burgueses nacionales. El lobby cordobés funciona al unísono entre políticos y empresarios.
Son intereses de burguesía local contra intereses hegemónicos de multinacionales. Mientras que la fundación mediterránea y los políticos cordobeses han desarrollado una enorme capacidad de lobby a nivel nacional, los santafesinos nunca lo lograron. Perotti es a ese fenómeno la dimensión que puede tener el empresariado rafaelino frente al poderoso entramado cordobés. Una provincia versus una ciudad de segunda categoría. Al menos sociológicamente no hay imitación al cordobesismo posible y en Santa Fe hay otro problema. A De la Sota y Schiaretti les llevó 25 años y muchas derrotas previas, lograr esa maquinaria concentrada, de temible poder e influencia que hemos visto en las elecciones.
En una elección de medio término que puede determinar el fortalecimiento del gobierno nacional, con un debate propositivo que deje a la oposición arrinconada en su propio negacionismo de la realidad, se corre el riesgo de ganar el centro de la escena con contradicciones secundarias que confundan al electorado.