El ataque contra la residencia en Kabul del ministro de Defensa afgano, Bismillah Khan Mohammadi, quien resultó ileso, finalizó tras varias horas de intensos tiroteos con la muerte de al menos ocho personas, entre ellas los cuatro atacantes, y 11 heridos. El vocero del ministerio de Interior, Mirwais Stanekzai, confirmó el fin de los combates y la conclusión de la "operación de despeje" por parte de las fuerzas de seguridad, y remarcó que fueron rescatados con vida "un gran número de ciudadanos" tras una acción insurgente iniciada con la explosión de un coche bomba.
La detonación tuvo lugar hacia las 20 horas locales en un barrio residencial del centro de la capital afgana, próximo al área de alta seguridad conocido como Zona Verde, y desde un principio se especuló con que el objetivo del ataque era el ministro de Defensa. Poco después de la explosión, la cartera de Defensa anunció que el general Mohammadi se encontraba en buen estado.
Este ataque se produce en un momento de especial inestabilidad en Afganistán, luego de que el inicio de la retirada final de las tropas extranjeras del país, el pasado primero de mayo, desencadenara una ofensiva sin precedentes de los talibanes. Tras conocerse el incidente, miles de personas salieron a las calles o a sus terrazas en Kabul para gritar "Alá es grande" como señal de apoyo a las fuerzas de seguridad y en contra de la violencia insurgente.