El presidente Michel Temer expulsó del cargo al titular del organismo encargado de las políticas indígenas, Antonio Costa, quien a su vez denunció que Brasil vive una dictadura y que el Congreso está siendo tomado por el poder de los empresarios productores rurales.
“El pueblo necesita despertar, el pueblo está anestesiado. Se está instalando una dictadura como la que la FUNAI (Fundación Nacional del Indígena) ya está viviendo”, dijo en rueda de prensa Costa, del evangélico Partido Social Cristiano (PSC), luego de enterarse de su salida del cargo por el Diario Oficial de la Unión. En las últimas semanas, Costa vivió la peor crisis de su corto mandato de cuatro meses luego de que terratenientes invadieran una terreno indígena para atacar a aborígenes en el estado de Maranhao, en una disputa que terminó con nueve heridos.
El ministro de Justicia, Osmar Serraglio, llamó “supuestos indígenas” a los pueblos originarios, como poniendo en duda su identidad. Mientras que Costa, titular de la FUNAI, denunció el recorte de presupuesto y funcionarios para vigilar las tierras indígenas, blancos de disputa con el agronegocio. “Esta dictadura no permite al presidente de la FUNAI ejecutar sus políticas públicas. El ministro de Justicia no puede militar para un lado del conflicto. Él tiene que mediar. Para eso que vuelva a su banca de diputado. Los pueblos indígenas necesitan de un ministro que haga justicia”, dijo Costa.
La FUNAI es el órgano que depende del Ministerio de Justicia que tiene atribuciones constitucionales para ser la casa de la población originaria en el Poder Ejecutivo. Serraglio, el ministro de Justicia, pertenece al bloque ruralista, donde se concentran los defensores del agronegocio, y es del Partido del Movimiento de la Democracia del Brasil, de Temer.
Según la prensa local, la agenda del ministro Serraglio, también acusado de vinculaciones con la mafia de la carne adulterada, no fue abierta a los pueblos originarios.
El diario Folha de Sao Paulo contabilizó 100 reuniones oficiales en el Ministerio de Justicia, de las cuales todas fueron con dirigentes políticos aliados y con integrantes del Frente Ruralista. “Hay un plan del gobierno para terminar con las políticas públicas, reducir presupuesto. El gobierno no sabe lo que es la FUNAI. Mi compromiso es con los indígenas y no con los políticos, por eso estoy saliendo del cargo. Dirán que salgo por incompetencia: incompetencia es la de estos que quebraron el país”, fustigó Costa en la rueda de prensa realizada en Brasilia.
Además de denunciar el poder agropecuario en el seno del gobierno y del Congreso, Costa también acusó el intento de usar a la FUNAI como un lugar para nombrar funcionarios indicados por aliados de Temer. Costa se rebeló ante el partido que lo puso en el cargo, el PSC, al que pertenecen el diputado y candidato presidencial ultraderechista Jair Bolsonaro, que quiere eliminar las tierras indígenas y el líder del gobierno en la cámara baja, André Moura. “Me querían obligar”, reveló, “a nombrar a 20 personas indicadas por André Moura que nunca habían visto a un indígena en su vida. Me echaron por honesto”, se quejó. Moura dijo a la TV Globo que es normal que los partidos sugieran la contratación de funcionarios en los órganos del Estado como parte de los acuerdos de gobernabilidad.
Para Cleber Buzzatto, dirigente del Consejo Indigenista Misionero, vinculado a la Iglesia Católica, la exoneración de Costa fue una decisión política. “Pagó así el precio de no estar de acuerdo con la instrumentación y la subordinación de la FUNAI a los intereses ruralistas y de los fundamentalistas religiosos”, agregó Buzzatto.