Una visión caleidoscópica de lo que sucede cuando las mujeres de todo el mundo están detrás de la cámara, amén de enfoques expansivos y pocos tradicionales, es -por propia definición- lo que persigue Women Street Photographers, comunidad lanzada en 2017, inicialmente como galería virtual vía Instagram, ramificándose luego en muestras itinerantes, residencias, etcétera. Además de publicar una selección de interesantes imágenes de 100 fotógrafas callejeras meses atrás en un libro homónimo (Women Street Photographers), la iniciativa presenta hoy día, en París, una exposición con pics de una treintena de artistas de distintas geografías: desde España hasta Estados Unidos, desde Chile hasta Turquía, desde Italia hasta Cuba, pasando por Grecia, Canadá, Corea, Suiza… La intención de la iniciativa -precisa su fundadora, la galardonada fotógrafa callejera Gulnara Samoilova- es seguir brindando apoyo y amplificando el trabajo de fotógrafas de diferentes etnias, credos, generaciones, atendiendo al talento de aficionadas y profesionales con mismo esmero y respeto, ahora que un creciente número de mujeres se ha volcado al noble oficio. “Me dedico a este campo hace más de 40 años, sé lo difícil que puede ser conseguir difusión”, explicaba tiempo atrás Samoilova, agregando que gustaba centrarse en la obra de colegas contemporáneas “para que tomen impulso y persigan lo que les apasiona hacer”.
Así, en la galería 59 Rivoli, pueden verse hasta mediados de agosto piezas documentales tomadas por la romana Andrea Torrei en travesía por Etiopía y Ghana; la exploración “por los muchos misterios y ambigüedades del entorno urbano” de la estadounidense Linda Hacker, a partir de enigmáticas fotos a transeúntes. También la serie Águas de Ouro, de la brasilera Sandra Cattaneo Adorno, que comenzó a fotografiar ocho años atrás, cuando cumplió 60, y explora en esta obra remembranzas de la ciudad donde nació, Río de Janeiro, “tratando de asir recuerdos que regresaban a mí, transfigurados por mis experiencias en el extranjero y por la propia transformación que sufrió el espacio”. El trabajo de Lynnette Blanche, radicada en Nueva York, mientras tanto, atiende exclusivamente a las manos: “las formas que hacen, los gestos al agarrar, alcanzar, aferrarse. En plena jungla gris de cemento, disfruté encontrando en ellas estallidos de colores”. Y siguen los variopintos ejemplos, claramente, en una exposición que lleva por nombre Women Street Photographers, curada por la mentada Gulnara Samoilova, en colaboración con la artista argentina Ximena Echague.