Legisladores de casi todos los bloques políticos cuestionaron al subsecretario de Seguridad porteño, Marcelo D´Alessandro, por las irregularidades que presenta la flamante Policía de la Ciudad, cuyo funcionamiento no lleva más de cinco meses. Entre las principales críticas aparecieron la designación de Pedro Potocar al mando de la fuerza de seguridad, los antecedentes de varios oficiales que ocupan cargos en materia de prevención y control, y la red de corrupción propia de las comisarías porteñas, a partir de la investigación que evidenció cómo policías exigían dinero a vecinos de Núñez y Saavedra a cambio de seguridad. “Ni yo ni nadie puede garantizar que no se cobren coimas en otras comisarías”, admitió D’Alessandro.
Cuando Francisco Quintana, legislador del Pro y presidente de la comisión de Seguimiento de la Etapa de Consolidación de la Policía, presentó, a las 9.30 de la mañana en la Legislatura porteña, al subsecretario de Seguridad de la Ciudad, hasta el propio D’Alessandro supo que tenía una extensa serie de interrogantes que debía contestar. Es que por los últimos casos de corrupción policial que se conocieron –que llegaron hasta el arresto del jefe de la Policía de la Ciudad, Pedro Potocar– los legisladores de la oposición exigieron que se presentaran los máximos funcionarios de la cartera de Seguridad porteña, comandada por Martín Ocampo.
Antes de responder algunas preguntas (hubo otras que prefirió omitir) D’Alessandro hizo un breve repaso de la situación de Potocar: en una línea de tiempo ubicó primero la denuncia anónima en un portal que evidenciaba el manejo policial en los barrios de Núñez y Saavedra; luego, en noviembre de 2016, el pedido de captura dispuesto por el juez Ricardo Farías para la cúpula de la seccional 36ª –entre ellos, el aún prófugo Norberto Villareal, ex comisario de aquella dependencia–, la declaración de Hernán Kovacevich, subcomisario que incriminó a Potocar por su labor en la Dirección General de Comisarías en 2016 y finalmente la detención, el mes pasado, del jefe de la flamante fuerza de seguridad porteña. Sobre este último episodio, el subsecretario de Seguridad defendió a Potocar, al argumentar que “no existe ningún andamiaje jurídico para declararlo culpable”.
Con la sala Eva Perón de la Legislatura colmada, los cuestionamientos a la designación de Potocar y la defensa del Ejecutivo porteño al jefe de la Policía local se sucedieron a lo largo de toda la mañana. El legislador Gustavo Vera preguntó si al momento de su nombramiento no se tuvo cuenta el paso del ex director general de comisarías por las seccionales 3ª y 17ª (ambas en Recoleta) “que recibieron, cuando él estaba al mando, centenares de denuncias vinculadas a zonas liberadas y espacios de trata”. Otros, en cambio, apuntaron a las promesas incumplidas durante la sanción, en 2016, de la ley Nº 5688, que crea el Sistema Integral de Seguridad Pública. “Cuando se trató la ley, se acordó que el próximo jefe de Policía de la Ciudad fuera un civil y no perteneciera a una fuerza de seguridad para que no haya ningún trato preferencial. Sin embargo, prepararon todo para que el jefe de la fuerza sea un efectivo de la Federal”, expresó Gabriel Fuks, del Frente para la Victoria.
“(Potocar) está en todo su derecho de reclamar su lugar si es inocente. Habrá que ver si él y su familia quieren volver a pasar de vuelta por todo esto”, sostuvo D’Alessandro –representante “político” de la nueva fuerza, según sus propias palabras– y agregó que los pergaminos del detenido jefe de la Policía de la Ciudad son “excepcionales”. Ante la consulta por si ya pensó “en un plan b o c” para dirigir la nueva Policía, el subsecretario le pasó la pelota al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. “Es una decisión que deberá tomar él. Desde Seguridad no hemos hablado con nadie”.
Marcelo Ramal, del Frente de los Trabajadores, cuestionó la pasividad de la fuerza de seguridad porteña (en aquel momento, la ya extinta Policía Metropolitana) ante los oficiales acusados de corrupción en la comisaría 35ª, ubicada entre los barrios de Núñez y Saavedra. “Las sospechas sobre Villarreal, Kovacevich y Stefanelli, los tres al mando de la seccional 35ª, comenzaron antes de esta investigación en curso. Y sin embargo, nunca fueron apartados de la Policía sino que fueron trasladados a otras comisarías o dependencias. Esto fue un claro caso de encubrimiento”. Al momento de su pedido de captura, Villareal comandaba la seccional 52ª, en Villa Soldati. Horas antes de que los agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria llegaran hasta esa dependencia, el ex comisario ya se había fugado.
Otra de las irregularidades planteadas radicó en el funcionamiento de la Oficina de Transparencia y Control Expuesto de la Policía de la Ciudad, órgano desconcentrado del Ministerio de Justicia y Seguridad. De acuerdo a la Ley 5586, los encargados de monitorear el accionar de la policía local “deben ingresar por concurso público de oposición y antecedentes”. Sin embargo, el subsecretario de Seguridad dijo que no conocía los pormenores de todos los ingresantes de aquel despacho y aseguró que su director, Alfonso Palmau, “ya formaba parte de la Auditoría Externa de la Metropolitana” y asumió “luego de una resolución dispuesta en el Boletín Oficial”. “Tuve que preguntar cuatro veces por la Oficina de Control Externo y tras insistirle, D´Alessandro reconoció que el director asumió por una resolución y no tal cual lo reglamenta la ley”, comentó a PáginaI12, minutos después que finalizara la exposición, Fuks.
Por último, D’Alessandro defendió al ex jefe de la Federal, Guillermo Calviño, al asegurar que “en las tres causas que tenía en su contra fue declarada la falta de mérito” pero aclaró que “pese a ser traspasado, actualmente no tiene ningún cargo, ni está nombrado en ningún estamento”. Pasada las dos horas y media de exposición, el subsecretario de Seguridad porteño decidió cerrar con un guiño a la tropa uniformada: “hay que reconocer al policía bueno, en vez de quedarse con la corrupción”.
Informe: Jeremías Batagelj.