Los movimientos populares van a salir masivamente a la calle este 7 de agosto. Después de un año y medio de evitar hacer grandes manifestaciones por la pandemia, y con más del 50 por ciento de la población vacunada, decidieron movilizarse con fuerza el sábado, día de San Cayetano, para instalar en la agenda política los reclamos de la economía popular. Reclaman un salario básico universal que garantice que ningún habitante quede por debajo de la línea de la indigencia y que las políticas de generación de trabajo, como la urbanización de barrios y el Potenciar Trabajo, tengan una mayor escala.

Para preparar la marcha, desde hace dos semanas vienen realizando asambleas en los barrios del conurbano. El lunes, por ejemplo, los principales referentes de la UTEP estuvieron en una herrería del Frente Darío Santillán, en San Martín, con trabajadores de la economía popular del distrito.

Queremos discutir qué vamos a hacer en la postpandemia. El hambre, la pobreza y la desigualdad se agravaron, más del 50 por ciento de nuestros niños son pobres. Este es el momento de escribir con nosotros esa hoja en blanco de la que nos habló el presidente Alberto Fernández”, dijo en el encuentro Dina Sanchez, referente del Frente Popular Darío Santillán.

En la asamblea estuvieron también el titular de la UTEP, Esteban “Gringo” Castro, el secretario gremial Gildo Onorato, referentes del MTE de Juan Grabois y de la Corriente Clasista y Combativa. Onorato habló de la falta de recursos “qué distinto sería si todas las actividades del plan Potenciar tuvieran insumos para fortalecer el trabajo”y “accedieran al crédito”, planteó.

El Gringo Castro explicó las diferencias que la UTEP tiene con la mirada económica “de la dirigencia política”, en un cuestionamiento que si bien pone como enemigo a la derecha, incluye a la vez un señalamiento al gobierno nacional. “La derecha plantea que exportando se salva el país. Nosotros vemos que eso no da solución a los sectores más desposeídos: es una solución, pero para los grandes exportadores”, dijo sobre la ortodoxia económica. Y agregó sobre el reclamo al gobierno nacional del que la UTEP es parte: “Tampoco creemos alcance con fortalecer al mercado interno; las PyMEs, las empresas nacionales son nuestros aliados en momentos de crisis, pero una vez que se recomponen votan a Macri. Nos dan un plan y nos dicen que esperemos, que ya va a llegar el trabajo. Con el modelo que proponen, el trabajo no nos va a llegar, porque aún deja excluido al 35 por ciento del país. La dirigencia tiene que mirar las soluciones que están poniendo en práctica los sectores desposeídos”, planteó. En Quilmes, Lomas de Zamora, Tres de Febrero, 

5 años

La marcha de San Cayetano tiene una carga especial porque los movimientos de la UTEP nacieron en una, en 2016, durante el gobierno de Mauricio Macri. Durante la gestión de Juntos por el cambio las organizaciones que le dieron origen --Barrios de Pie, el Movimiento Evita y la CCC-- empezaron además a usar un mecanismo para dar a sus acuerdos con el Gobierno, siempre transitorios, una mayor estabilidad: los volcaron a proyectos de ley, lo que les permitió tener diálogo en el Congreso con la oposición y el oficialismo. Las leyes, una vez aprobadas, sirvieron de base para armar políticas públicas. Ese fue el caso de la ley de Emergencia Social --que creó un salario social complementario--  y del Registro Nacional de Barrios Populares, por el que hoy se está realizando, en un camino que todavía encuentra oposiciones, la urbanización de villas y asentamientos.

La movilización de este año llega en un momento de clivaje: el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, deja la cartera para ser candidato a diputado. Lo reemplazará el intendente de Hurlingham Juan Zavaleta. De alguna manera, la movilización es un modo de marcar una presencia al inicio de su gestión. También expresa una rearticulación en el interior de la UTEP, que a mitad del mandato del gobierno de Alberto Fernández encuentra que la pandemia obligó a hacer mucho más en asistencia que en políticas para la generación de trabajo entre los excluidos del mercado laboral. Medio mandato de un gobierno del que los movimientos de la UTEP, además, son parte, ya que tienen a su cargo la Secretaría de Economía Social, la subsecretaría de Urbanización de Barrios Populares, el INAES, algunas direcciones en Desarrollo Social. Sin embargo, en su balance está la queja de haber llegado al gobierno para seguir repartiendo planes. En el armado de las listas para las elecciones legislativas, por último, quedaron relegados. En las asambleas que vienen realizando para convocar a la marcha de San Cayetano, se nota la frustración por las dificultades económicas agravadas por la pandemia, y también una frustración política, la de no estar siendo representados.

Algunos datos sobre la relación entre las políticas que se están implementando y la escala de la necesidad completan el panorama: la cobertura de la Tarjeta Alimentar fue extendida durante la pandemia, y llega hoy a 2 millones 320 mil madres, titulares de la Asignación Universal por Hijo. El Plan Potenciar Trabajo, a su vez, tiene casi un millón de beneficiarios, y una parte de sus trabajadores consigue sumar al plan  ingresos del trabajo en sí, en sus cooperativas o emprendimientos. Hay cooperativas trabajando en la urbanización de barrios populares, con ingresos equivalentes a los de la UOCRA, pero numéricamente son todavía pocos: en julio las urbanizaciones en marcha eran 129. Así, lo que se ve es una corbertura social muy amplia; el problema es que el modelo deja fuera del trabajo formal a muchos más: según las estadísticas oficiales, hoy en el pais más del 40 por ciento de quienes trabajan  -7 millones de personas- lo hacen en actividades informales. Esto significa que tienen ingresos inestables, y que carecen de la mayoría de las protecciones al trabajo, que en el modelo argentino llegan al trabajador a través del empleador.  

La marcha saldrá el sábado a la mañana, desde Liniers, con la consigna por Tierra, Techo y Trabajo. Por la mañana, en la basílica de San Cayetano, una delegación participará de la misa y, como es ya tradicional, un grupo de curas dará su bendición a los manifestantes. Su punto de llegada será la Plaza de Mayo, donde a las 15 horas los movimientos realizarán el acto central.  En simultáneo con la movilización de Buenos Aires también habrá actos en Córdoba, Mendoza y otras ciudades del interior del país.