Cuando fundamos Proyecto Artigas pensamos en un cambio de paradigma, impulsando un proceso político y social virtuoso que prioriza el desarrollo humano integral e inclusivo, tan necesario no solamente para Entre Ríos, mi provincia, sino también para todo el país. Sí, un proceso de cambio, porque quienes escuchamos las palabras del Papa Francisco sabemos que “nuestra política no ha estado, muchas veces, decididamente al servicio del bien común, se ha convertido en una herramienta de lucha por el poder que sirve a intereses individuales y sectoriales; de posicionamientos y ocupación de espacios, más que de conducción de procesos” (Nosotros como ciudadanos, nosotros como pueblo).
En esto creo, en priorizar el tiempo que necesitan los procesos socio-políticos para alcanzar un fin humano, la lucha por espacios de poder es necesaria y positiva siempre que se haga por medios éticos, pero tiende a desvirtuarse cuando se olvidan del bien común y ponen los espacios por encima de los procesos. Así sucede, por ejemplo, con aquellos que ocupan los espacios para hacer plata o para encubrir sus crímenes económicos, sociales y ambientales. Es lo que hacen mis hermanos. Es lo que me tocó ver y oír. Las víctimas de ello son los frágiles y la tierra.
Cuando presentamos mi candidatura a diputada lo hicimos en el marco de una estrategia colectiva. Una estrategia orientada a promover procesos de acceso a la tierra y producción agroecológica. Una estrategia que busca debilitar el pacto de poder entrerriano que se expresa con claridad en el contubernio entre Bordet y los Etchevehere corruptos, pero que incluye a personeros de las grandes corporaciones del agronegocio contaminante y al macabro poder judicial corrupto y patriarcal.
Nuestra estrategia fue exitosa. Además de poner en evidencia que Luis Miguel Etchevehere no es más que un delincuente común, logramos relegar la influencia de Bordet en el Frente de Todos promoviendo otros actores que traen nuevos aires a la política entrerriana, como Enrique Cresto o Martín Piaggio. Pero lo más importante: obtuvimos una serie de compromisos fundamentales por parte del nuevo líder del frente oficialista en mi provincia.
En las conversaciones que mantuvimos junto al Frente Patria Grande con la cabeza de la lista a diputados nacionales del Frente de Todos acordamos poner en marcha una agenda de trabajo conjunta cuyos ejes programáticos son los siguientes:
* Acceso universal al agua, principalmente en las pequeñas poblaciones rurales para el desarrollo de proyectos agroecológicos.
* Traducir el modelo agrario sostenible y libre de agrotóxicos que promovemos desde el Proyecto Artigas en políticas públicas gubernamentales a través de un marco legislativo que consolide su desarrollo.
* Recuperar los terrenos de la Escuela Agrotécnica N° 151 El Quebracho en Entre Ríos apropiados por los Etchevehere corruptos para lo que Enrique Cresto presentará próximamente un proyecto de ley.
* Elaborar un programa que permita disponer de tierras para la puesta en marcha de comunidades rurales.
De este modo, en el marco de una lucha desigual, logramos un pequeño avance en la lucha por verdad, justicia y reparación. Confiamos en la vocación de Enrique Cresto por ser parte del cambio de paradigma que tanto necesitan la provincia y el país. Por eso lo apoyamos. Cresto no es Bordet. No es un pusilánime que tiembla y acata como lo hizo el actual gobernador cuando Etchevehere le daba órdenes desde la banquina de la ruta, el mismo gobernador que no se animó a frenar una horda armada que amenazó de muerte a una mujer pero sí a enviar 150 policías para meterla presa.
También lo apoyamos porque del otro lado está el macrismo. Rogelio Frigerio no es tan descarado como Luis Miguel Etchevehere. No tiene esa tonadita de patrón de estancia, es cierto. Sin embargo, fue partícipe necesario de la mayor estafa de la historia contemporánea argentina: el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional por 45 mil millones de dólares. Esta estafa tiene muchos puntos en común con el modus operandi típico de los Etchevehere corruptos: tomar deuda pública para llenar bolsillos privados. Frigerio, así como es, hablando bajito, forma parte de la misma banda. A Frigerio no le gusta Entre Ríos, está incómodo, solo hay que observar cómo camina, nada más. Ve a nuestra provincia como un espacio para reafirmar un poder que no tiene otro fin que hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.
En estos días se ha publicado mi libro Sola. Allí cuento lo que sufrí. Espero que en esta nueva etapa de nuestro camino, trabajando ahora junto a Enrique Cresto, podamos reparar el daño que hicieron. Tenemos esperanza en él, pero como decimos en el campo: vamos a ver para qué lado se revuelca el toro. Lo que sí puedo asegurar con absoluta certeza es una cosa. Ellos son lo peor. Quieren todo para ellos solos y a toda costa. Créanme. Los conozco desde adentro.
* Dolores Etchevehere es integrante del Proyecto Artigas y del Frente Patria Grande.