La neerlandesa Sifan Hassan, quien venía siendo protagonista de Tokio 2020, no pudo este viernes en los 1.500 metros y se tuvo que conformar con la medalla de bronce. Hassan entró como puntera a la vuelta final, a diferencia de lo que habitualmente suele hacer, arrancando desde atrás y ganando posiciones en el cierre, pero se fue quedando y no pudo con el notable sprint final de la keniata Faith Kipyegon, quien además de defender el título conseguido en Río 2016, marcó récord olímpico con sus 3m53s11.
La medalla de plata fue para la británica Laura Muir, con 3m45s50, mientras que Hassan quedó tercera con 3m55s86. El récord olímpico anterior era de la rumana Paula Ivan, con 3m53s96 en Seúl 1988; la marca mundial sigue perteneciendo a la etíope Genzebe Dibaba, con 3m50s07 (2015).
La neerlandesa, nacida en Etíope pero compitiendo bajo la bandera de la nación que la adoptó como refugiada hacer 13 años, llegaba a Tokio con la difícil meta de imponerse en los 1.500, 5.000 y 10.000 metros. La cosa le había comenzado favorable, con el oro conseguido en los 5.000 a principio de semana, pero este viernes la triple corona se le volvió ya imposible de cara a la final de los 10.000, el sábado a las 7.45 (hora argentina).
Esta fue la quinta carrera de Hassan en Tokio, tras participar en las eliminatorias de los 5.000 y 1.500, la final de los 5.000 y las semifinales de los 1.500. Es probable que la neerlandesa haya sentido el desgaste, por caso, para la keniata Kipyegon era recién su tercera, ya que sólo estaba inscripta para los 1.500, misma situación que la de la británica Muir.
La imagen de Hassan dio vuelta al mundo al comienzo del atletismo en estos Juegos, cuando en la prueba clasificatoria de los 1.500, el domingo pasado, realizó una remontada para los libros de historia. Entrando en la última vuelta -generalmente su fuerte- se cayó y fue al piso, pero se sobrepuso y ganó más de 10 posiciones para terminar llevándose la carrera.