La inversión extranjera directa en la economía local se ubicó en 2020 en apenas 4019 millones de dólares, lo cual implica una merma interanual del 39,7 por ciento. Fue la mitad del flujo que atrajeron economías más chicas como Chile y Colombia y menos de una décima parte de los recursos que se dirigieron a Brasil. Esa disparidad en contra de la Argentina se explica por la crisis económica desde 2018 y la falta de crédito internacional. Los datos surgen de un informe elaborado por la Cepal.
Se considera inversión extranjera directa (IED) aquella que opera sobre activos físicos, ya sea a partir de la instalación de un nuevo emprendimiento productivo como a partir de la compra de empresas. Son operaciones mucho más estables que las colocaciones financieras y tienen la potencialidad de generar empleo, infraestructura y exportaciones.
De todos modos, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, advirtió que “en la última década la IED no ha hecho aportes relevantes para modificar estructura productiva de la región. Necesitamos canalizar la IED hacia actividades que generen mayor productividad, innovación y tecnología”. En el país, el flujo de inversión se dirige en primer lugar al sector primario.
Recursos naturales
La explotación de hidrocarburos y la minería fueron protagonistas de la IED en el país. Se destacó la operación en el yacimiento de Vaca Muerta por la cual la angloholandesa Royal Dutch Shell y la noruega Equinor adquirieron por 355 millones de dólares el 49 por ciento del bloque Bandurria Sur, que era propiedad de la estadounidense Schlumberger.
En minería, la canadiense Cerrado Gold adquirió la totalidad de la Minera Don Nicolás por 45 millones de dólares para la explotación de una mina de oro ubicada en Santa Cruz. En el sector del litio, la empresa china Jiangxi Ganfeng Lithium adquirió un 1 por ciento adicional de Minera Exar por 16 millones de dólares, con lo que pasó a poseer un 51 por ciento de las acciones. Con esta adquisición, la empresa china es ahora el conglomerado con mayor participación en el proyecto de litio Caucharí-Olaroz, en Jujuy. La contraparte de la firma china es la canadiense Lithium Americas.
El proyecto más grande correspondió a una planta de refinería de diésel de alta calidad, inaugurada por Pan American Energy Group, que requirió una inversión de 1500 millones de dólares bajo la marca AXION Energy. En transporte y logística, la alemana DHL inauguró un nuevo centro de distribución que implicó una inversión de 350 millones de dólares.
En la industria manufacturera, la japonesa Nissan anunció una inversión adicional de 130 millones de dólares en su planta en Córdoba. En comunicaciones, se registraron proyectos de la española Movistar y de las estadounidenses Lumen y Globalstar. Por último, las empresas transnacionales expandieron su capacidad de generación con energías renovables, donde se destacó la puesta en marcha de 9 de los 20 aerogeneradores que conforman el parque eólico Vientos Neuquinos, cuya construcción supuso una inversión de 140 millones de dólares por parte de la estadounidense AES.
En la región
América Latina y el Caribe recibió 105.480 millones de dólares por concepto de IED en 2020, lo cual implica una caída interanual del 34,7 por ciento. El número es además un 51 por ciento más bajo que el récord histórico alcanzado en 2012 y es el monto más bajo desde 2010. Los sectores de recursos naturales y manufacturas fueron los más golpeados, mientras que las energías renovables se mantuvieron como el sector de la región con mayor interés para los inversores extranjeros.
La caída no fue exclusiva de la región. De hecho, la IED registró una merma a nivel global del orden del 35 por ciento, el valor más bajo desde 2005. "Los flujos mundiales de IED tendrán una recuperación lenta. Por otra parte, se espera que gran parte de estas operaciones tendrían como destino Europa, América del Norte y algunos países de Asia, aumentando las asimetrías globales", alerta el estudio de la Cepal, que predice una mejora de apenas el 5 por ciento de la IED hacia la región en 2021.