El día que Patricia Bullrich cedió frente a Horacio Rodríguez Larreta y declinó su candidatura en la Ciudad le dejó algo bien en claro: "Yo ya estoy en carrera". Ahora, pasado un tiempo prudencial desde el cierre de listas, Bullrich dio comienzo a lo que podría definirse como una gira del tipo presidencial. Calzándose su traje de titular del Pro, y con un Larreta abocado al 100 por ciento en la campaña de Diego Santilli en la Provincia de Buenos Aires, Bullrich aprovecha para sacarle ventaja y recorre el país en busca de tejer alianzas locales. Ya visitó Mendoza y San Luis, y esta semana recorrerá Jujuy, Tucumán y Salta. Liberada de cualquier tipo de responsabilidad gubernamental, la exministra de Seguridad de Macri despliega su campaña nacional con la mirada puesta en el 2023, intercalando entre el AMBA y las provincias con un discurso ultraliberal, anti sindical y securitario.
"Para hacer mío, con más libertad y fuerza, el afianzamiento de la esperanza de una sociedad que quiere salir, de una buena vez, del populismo y trabajar para superar la pobreza, la inflación, la corrupción, el delito como forma de gobierno, la sumisión de la Ley a la perversión del poder, la destrucción de la cultura del esfuerzo, la mediocridad actual de la educación: Por eso apuesto al 2023", rezaba la carta que Patricia Bullrich publicó el 3 de julio para justificar que bajaba su precandidatura a diputada nacional, allanándole el camino a María Eugenia Vidal. Mauricio Macri le había soltado la mano y no pudo resistir a la presión de Horacio Rodríguez Larreta. Los números no le daban y, ante la perspectiva de "no poder jugar el Mundial por perder un amistoso", como reconoció uno de sus colaboradores, renunció a su candidatura a diputada en pos de sus aspiraciones para el 2023. El acuerdo con Larreta fue claro: ella no competiría en esta elección, pero retendría el control del partido y, bajo esa vidriera, sería la encargada de reforzar la presencia del Pro a nivel nacional.
Con este objetivo en mente, el lunes Bullrich dio comienzo a su gira nacional. La primera parada fue Mendoza, a donde llegó acompañada de los diputados nacionales Waldo Wolff y Jorge Enríquez, justo cuando comenzaba a explotar el escándalo generado por las misóginas declaraciones de Fernando Iglesias y el propio Wolff. Bullrich fue tajante al respecto y se negó a soltarle la mano a ninguno de los dos, manifestándole su apoyo tanto interna como públicamente. Las críticas, aseguran desde su entorno, no los afectaron cuando llegaron a Mendoza, por lo que Bullrich aprovechó para sacarse fotos llegando al aeropuerto, charlando con vecinos del lugar y, luego, reunida con el gobernador Rodolfo Suárez y el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, como si fuera efectivamente candidata a algo.
El siguiente destino fue San Luis, en donde JxC no logró presentarse como un frente unido. En esta ocasión estuvo acompañada solo por el vocero del Pro, Damián Arabia, y se reunió con el senador nacional Claudio Poggi, que lidera la lista del Frente Unidos por San Luis. "Esta lista va a seguir representando las batallas que hemos dado durante este tiempo, como la batalla por la Justicia independiente, por el remplazo de los planes sociales, contra la droga, contra el problema del narcomenudeo y por la seguridad", destacó en una conferencia. El discurso securitario será clave en la campaña de la ex ministra que supo sellar un fuerte vínculo con las fuerzas de Seguridad, especialmente la Gendarmería, desde comienzos de su mandato. En efecto, antes de arrancar su gira por Mendoza, Patricia Bullrich hizo una parada provocadora en Cushamen, Chubut. El primero de agosto, en el cuarto aniversario de la muerte de Santiago Maldonado, Bullrich visitó el predio en donde ingresó ilegalmente la Gendarmería y publicó un video en el que defendía el accionar de los uniformados.
"El punto acá es quién tiene la capacidad de recorrer el país. Horacio no la tiene, Santilli no la tiene, Vidal no la tiene. Ella apuesta a la tropa propia en todo el país. Mientras otros cruzan la General Paz como si fuera entrar a su casa, ella es el federalismo", señaló un dirigente del Pro. La principal amenaza al sueño presidencial de Bullrich es Larreta, quien emergió como verdadero vencedor de las interna opositora durante la pandemia. Las PASO bonaerenses, sin embargo, son una prueba de fuego para las ambiciones de Larreta, por lo que todo el aparato larretista está concentrado en que Santilli no pierda frente al precandidato radical, Facundo Manes. "Allá es donde se va jugar su legitimidad como dirigente político", analizó un funcionario porteño. Por este motivo, a pesar de que en el entorno del jefe de Gobierno se muestran confiados en que este mide mejor, la gira nacional de Bullrich se presenta como un riesgo: mientras que ella teje alianzas locales y se posiciona en el país, Larreta se encuentra limitado geográficamente.
Bullrich planea encabezar una campaña que gire en torno a la resistencia a la "presión estatal" (abogando por la reducción de impuestos y una reforma laboral), la lucha contra las "mafias sindicales" y la mano dura. En su equipo la vislumbran como una representante del anti establishment político (a pesar de que hace casi 30 años que ocupa cargos políticos) y "el sentido común de la gente", de ahí sus numerosas apariciones en movilizaciones en contra de la cuarentena y el gobierno nacional (como cuando el 9 de julio se mostró disfrazada de estanciera a caballo en San Nicolás). Su próximo destino será Jujuy, en donde buscará sacarse una foto con el gobernador Gerardo Morales, que también tiene aspiraciones presidenciales. Luego, serán Tucumán y Salta, pero no terminará ahí. La larga marcha presidencial de Patricia Bullrich recién comienza.