Se llamen Martín Karadagian, Hulk Hogan o El Santo, la lucha profesional necesita tanto de sus patronos como de golpes bombásticos, cuerpos aceitados y cinturones con campeones de dudosa veracidad. Heels (estreno el 15 de agosto por Starzplay) se mete de lleno en esa religión bastarda una vez que se acaba el rito. “Quería capturar qué es lo que hay en todo este ambiente. Siempre sentí que había una historia convincente por ser contada detrás de la cortina. A la vez, me interesaba mostrar el esfuerzo artístico de estos tipos como auténticos creadores de su mundo”, le dice a Página/12 Michael Waldron, el showrunner de la entrega de ocho episodios, protagonizada por Stephen Amell (Arrow) y Alexander Ludwig (Vikingos).
Heels relata la historia de los hermanos Spade, rivales dentro y fuera del cuadrilátero. El mayor hizo su trayectoria como un rudo (el título de la serie refiere a los villanos que no cumplen las reglas) y es el dueño del domo en un pequeño rincón de Georgia. Jack es el promotor de las peleas que concibe hasta el último detalle. “Es un tipo común y corriente como la mayoría que trabaja de esto. No lo hace para ser millonario sino porque realmente ama la lucha. Debe balancear eso con su vida familiar”, explica su creador.
Ace, por su parte, encarna al bonachón, el que se gana los aplausos del público y tiene todo para pasar una liga más grande que la de Duffy. Detrás de esas máscaras, el carilindo puede ser repulsivo y el otro un jefe impiadoso al estilo de Vince McMahon (el dueño de la WWE). “Esa clase de tipos que se ven a sí mismos como entrepreuners, directores técnicos, CEOs, alguien que está manejado maniáticamente por su deseo de alcanzar un objetivo”, describe el realizador, quien, por otra parte, estuvo involucrado con proyectos como Loki¸ Rick y Morty, los guiones de Doctor Strange in the Multiverse of Madness y uno próximo de la franquicia Star Wars.
La mente de Waldron puede ser un guisado de cultura pop pero Heels se siente con los pies en el suelo o, más exactamente, en medio de una patada voladora. El drama, con cuotas de tragedia shakespeariana y referencias bíblicas (Caín y Abel es la más evidente), enseña los problemas financieros de sus protagonistas y su cotidianeidad sin parodia alguna. “Para estos tipos, el cuadrilátero es una catedral que veneran mientras escupen sangre. Ellos viven en el cinturón bíblico del sur y la religión está atada a la cultura del lugar”, asegura Waldron, fan declarado de wrestlers como el gótico Sting y Shawn Michaels.
-En una escena a Jack Spade le dicen que nunca sale de su personaje. ¿Su intención era ir detrás de esa fachada?
-Esa es la pregunta central del programa: ¿quiénes son realmente estos sujetos? ¿Sos el personaje que interpretás o el que está detrás de ese disfraz? Son preguntas que estos tipos no querrían responder, pero la esencia del programa los lleva a hacerlo.
-Heels tiene la intención en mostrar a la lucha profesional como parte de la cultura estadounidense sin caer en exageraciones. ¿Qué le interesaba de ese retrato?
-Soy del sur y es parte de mi crianza. El rodaje fue en Georgia, un lugar que amo. La lucha libre y el sur en sí suelen ser retratados como caricaturas. Quería mirar cerca de ese mundo que se muestra exagerado pero tiene mucha belleza y complejidad, y definitivamente es parte del folklore.
-Con excepción de El luchador, de Darren Aronofsky, no hubo muchos intentos de esa clase. ¿Ese largometraje fue una influencia?
-Absolutamente. Es una historia increíble y tiene un corte independiente que se aproxima a esta búsqueda de enseñar a la lucha libre como una pieza de arte. Nuestro programa toma eso y lo lleva por una calle lateral. Acá se muestra el costado agridulce con el que conviven los luchadores: el lado oscuro y la energía junto la parte más creativa de lo que conlleva.
-¿Y vos sos un fan más de los villanos o de los buenos?
-Depende mucho de quien lo interprete. Me gusta el que te hagan sentir su fortaleza. Hay muchos que amo odiar y otros que odio amar.