“Se analizaron las muestras correspondientes a la matriz abejas. En las muestras se detectan elevados niveles de presencia de FIPRONIL y su metabolito FIPRONIL SULFONA”. La conclusión surge del informe que generó el Programa Nacional de Sanidad Apícola del SENASA tras la mortandad de abejas que se conoció a fines de diciembre pasado.
La denuncia había sido realizada por los apicultores del departamento Metán, Claudio Quiroga y Marcelo Sánchez, quienes dieron a conocer la situación tras encontrar una considerable cantidad de abejas muertas no solo en los campos aledaños sino también en las colmenas. La denuncia fue publicada por este medio el año pasado (https://www.pagina12.com.ar/322292-el-senasa-investiga-la-mortandad-de-abejas-en-metan).
En el informe recibido por los apicultores el SENASA afirmó que las imágenes y videos obtenidos “permiten visualizar una signología típica de intoxicación aguda”. Además de mencionar las patologías como varroosis y nosemosis, se indica que se analizaron las muestras correspondientes a la matriz abejas, y es allí en donde se detectaron “elevados niveles de presencia de FIPRONIL y su metabolito FIPRONIL SULFONA”. El Fipronil es un insecticida altamente tóxico para abejas, explica el informe.
Fuentes especializadas en el tema explicaron que este insumo aplicado a la agricultura es de uso común y, como todo producto fitosanitario, al momento de ser aplicado debe cumplir con las condiciones de calor, humedad y viento para calibrar la modalidad y cantidad a disponer.
Dieron a conocer que existe un sistema digital sanitario de aviso preventivo para los apicultores desarrollado por el SENASA. La tecnología se denomina Sistema de Aviso Preventivo (SAP) y “es una herramienta informática que vincula datos de los apiarios a partir del Registro Nacional del Productor Apícola (Renapa) con datos que deben ser cargados en base a recetas agronómicas de aplicación y datos del aplicador”, dice el sitio oficial. El sistema indica que el aplicador debe registrar el dibujo del polígono del lote o potrero donde se va a realizar la aplicación de los productos fitosanitarios y, a partir de este perímetro, se establece un radio dentro del cual se detecta la presencia de apiarios que pueden ser afectados por los herbicidas.
Sin embargo, si bien las fuentes sostuvieron que esta herramienta está en uso desde hace algún tiempo, el aviso oficial del SENASA tiene fecha del 31 de junio pasado. En el comunicado se indica, además, que “aunque el SENASA recomienda adoptar esta herramienta digital para cuidar la sanidad apícola, su uso no es obligatorio. La decisión de implementarla le cabe a cada provincia o municipio, siendo sus autoridades quienes tienen la responsabilidad sobre las acciones, cuidados, protección, controles y fiscalización de las aplicaciones de fitosanitarios”.
Destacar la existencia de la aplicación digital del SAP no es menor, pues en el informe del SENASA se advirtió que “entre las condiciones indicadas para su uso (del agrotóxico), se expresa la necesidad de informar a los apicultores previo a su aplicación”. Pero en estos casos, los productores no recibieron ningún aviso previo de la aplicación del insecticida. Se señaló que los productores apícolas afectados tampoco estaban anotados a aquel momento (diciembre de 2020) en el registro que los contiene.
Ante los datos colectados en la investigación, desde el SENASA consideraron “consistente la presunción que la causa del evento investigado fue que las abejas del apiario en cuestión tomaron contacto con al menos un plaguicida que en su formulación contenía un principio activo altamente tóxico para abejas (FIPRONIL) desencadenando un proceso de intoxicación aguda y crónica; que los resultados de los análisis de las patologías realizados no tienen relación con el evento notificado y que los altos niveles de FIPRONIL y FIPRONI SULFONA detectado en las abejas per se debe haber sido la causa de la muerte casi inmediata de algunas colmenas y la despoblación (y posible muerte inminente) de otras colmenas del apiario”.
Voluntario pero advertido
El secretario de Ambiente de la provincia, Alejandro Aldazábal, contó a Salta/12 que cuando se denunció la mortandad de las abejas en diciembre pasado, se realizó una reunión con el SENASA y los municipios de Metán y El Galpón con el fin de poner en funcionamiento el SAP. “En unos días va a estar arrancando”, dijo el funcionario al sostener que si bien es voluntaria la carga de los datos por parte de los productores agrícolas “si no se comienzan a incorporar a esta metodología podría haber una lluvia de juicios y problemas legales”, en caso de aplicar los agrotóxicos que puedan terminar con la producción apícola.
Aldazábal entendió que el sistema tiene potencialidad para ser extendido al aviso de la aplicación de los agrotóxicos cerca de los poblados, dado que suelen haber denuncias por intoxicaciones.
Para completar las medidas preventivas, afirmó que se continuará con la capacitación en aplicación de fitosanitarios. Una de ellas será entre el 10 y 12 de agosto, en la que participarán personas de organismos nacionales.
Restaurar la producción
Uno de los cinco apicultores afectados por esta situación, Claudio Quiroga, contó a Salta/12 que por ahora no podrán iniciar acciones legales “porque es muy difícil comprobar quien aplicó el insecticida dado que hay muchas fincas a la vuelta”. Afirmó que en la zona “no hay un control adecuado y los productores no respetan las condiciones de aplicación”. Sin embargo, consideró que tampoco querrían entrar en conflicto con los demás productores de la zona, y en realidad buscan encontrar una forma de prevenir que vuelva a suceder.
Los apicultores, que perdieron entre el 80 y el 100 por ciento de las colmenas, contarán con una ayuda de 100 mil pesos para poder restaurar parte la producción perdida. El costo para el desarrollo de una colmena está entre los 15 mil y 18 mil pesos.
Mientras, decidieron conformar una cooperativa de 10 productores de miel con el nombre MEPAO. Quiroga afirmó que el intendente metanense, José Issa, les dio en comodato un sitio en el Parque Industrial del municipio para iniciar los trabajos de la cooperativa con el fin de poder iniciar los proyectos que se puedan presentar a futuro.