Dicen que el que se va sin que lo echen vuelve sin que lo llamen. En cualquier caso, Mauricio Macri retornó a la Argentina luego de una extensa estadía en Europa, a donde se había ido luego de fracasar en imponer a como candidatas a Patricia Bullrich en la Ciudad y a María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. De hecho, Macri admitió desde Europa que no tendría casi injerencia en las listas, para presentar como un gesto propio lo que fue una derrota interna. El ex presidente deberá ahora cumplir siete días de aislamiento --en su entorno indicaron que, esta vez, cumplirá-- y luego tiene pensado meterse de lleno a la campaña. ¿Cómo? ¿Cúando? Todavía está por definirse en Juntos por el Cambio, que viene de unas semanas llenas de traspiés y ahora incorporará a una figura que arrastra una importante imagen negativa. Resignado, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, le dio la bienvenida diciendo que "es lógico" que se involucre en la campaña, aunque su presencia claramente incomoda a su sector. Macri ya empezó a marcar el tono que tendrán sus intervenciones: lo primero que hizo fue defender a Fernando Iglesias tras sus expresiones contra Florencia Peña, por las que fue acusado de misógino y tiene un pedido de expulsión de la Cámara de Diputados.
La campaña de Juntos por el Cambio tuvo ya dos semanas para el olvido. Apenas lograron aplacar las disputas internas del PRO, por la vía de lograr que se bajen Patricia Bullrich en la Ciudad y Jorge Macri en territorio bonaerense --dos que obstaculizaban los planes de Larreta-- empezó una pelea sin cuartel con la UCR y en particular con Facundo Manes. Incluyó amenazas de denuncias judiciales por parte de Elisa Carrió, acusaciones del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, contra Larreta y una serie de reuniones donde cayó por tierra el supuesto acuerdo de convivencia que iban a firmar.
A esa disputa le siguieron los escándalos de las personas que (casualidad o no) consiguió incluir Bullrich en la lista que encabeza Vidal. Primero, Sabrina Ajmechet, que tuvo que pedir disculpas por decir que las Islas Malvinas eran británicas (no lo hizo, en cambio, por afirmar que la Noche de los Lápices fue un operativo contra Montoneros). Luego, Fernando Iglesias lanzó acusaciones contra una serie de mujeres que estuvieron en la quinta de Olivos y fue repudiado por misógino hasta por las mujeres PRO. También se inició un pedido de expulsión, firmado por quince diputadas.
Todo esto, Macri lo vio desde Europa a donde viajó el 27 de junio, cuando ya estaba claro que no iba a poder torcer la voluntad de Larreta y Vidal. Macri quería que ella se presentara en provincia y no Diego Santilli. Y que la cabeza de Ciudad fuera Bullrich. Nada de eso ocurrió. Desde Madrid, Macri envió una carta en la que se desentendió del armado de las listas, en las que hay pocos integrantes de su ala más cercana --uno de ellos, Darío Nieto, está en las listas de legisladores porteños--. Bullrich, de hecho, consideró que le habían soltado la mano y negoció el final de la disputa con Vidal.
Macri tenía previsto volver el 13 de julio, pero su estadía se vio alargada, según se dijo, por las restricciones de ingreso a la Argentina para evitar la llegada anticipada de la variante Delta del coronavirus. Se quedó en Suiza con su familia hasta hace una semana, cuando volvió a viajar a Madrid, donde la hija mayor de Awada piensa quedarse a vivir un tiempo. Quizás fue por eso que la esposa de Macri no volvió con él a la Argentina --lo haría recién la semana que viene--. El ex presidente estuvo 43 días afuera del país. Y volvió en el momento justo.
De regalo
Mauricio Macri regresó este lunes al mediodía y deberá cumplir los siete días de aislamiento --en su entorno, indicaron que tiene previsto acatar todos los protocolos--. Luego de eso, quiere demostrar que no está jubilado. ¿Cómo lo hará? Probablemente, involucrándose de forma activa en la campaña en distintas provincias.
Y aquí es donde empiezan los problemas para Larreta-Vidal. En el plan original, Macri iba a hacer campaña pero lo más lejos posible del AMBA, donde tiene una considerable imágen negativa --especialmente en el conurbano--. Pero, ¿quién podrá impedir que hable sobre los candidatos? ¿O asista a algún acto?
El comité de campaña está negociando con el equipo de Macri qué actividades tendrá. Es probable que no lo requieran para acciones en el conurbano. De hecho, Diego Santilli no tiene nada en agenda con el ex presidente que, no obstante, compartió esa primera imagen de su mechón de pelo colorado. Macri también intervino ya en la interna de Santa Fe, para apoyar la lista de Federico Angelini, pese a que hay integrantes del PRO en las otras tres que compiten. Por lo que la pretensión de que Macri no intervenga en las internas para apoyar a una determinada lista, hasta ahora, no se estaría cumpliendo.
También es probable que Macri quiera viajar a Córdoba a apoyar a su candidato Gustavo Santos, aunque no es seguro que eso le caiga del todo en gracia al radical Mario Negri, que va en dupla con Santos. Córdoba, no obstante, es uno de los pocos distritos donde la imagen negativa de Macri no está por los cielos. "Nos va a aportar en el núcleo duro. No lo llevaremos a la tercera sección electoral bonaerense, porque nos cagan a piedrazos. Pero en el interior rural, nos puede servir para el Colo, porque ahí Manes anda bien", indicaban en el larretismo. Y remarcaban que no le van a cerrar la puerta a que participe, más allá de los ruidos que produzca.
"Macri nos suma si va al interior. Un poco incluso en CABA. Pero vamos a tener que acordarlo con su equipo", indicaban en el comité de campaña de Vidal, que fue de las primeras en adelantar que volvía y que se sumaría a la campaña. La ex gobernadora bonaerense viene siendo castigada por el ala dura del PRO y por los candidatos que la corren por derecha, como Ricardo López Murphy o Darío Lopérfido, así que tal vez una foto con Macri podría oficiar de una suerte de armisticio.
No te hubieras molestado
Por lo pronto, tanto Larreta como Vidal se esfuerzan por no mostrar incomodidad con el regreso del ex presidente --después de todo, su estadía prolongada en Europa no fue parte de sus planes--. "Está bien", tuvo que aclarar Larreta sobre la incorporación de Macri a la campaña. "Es ex presidente. Es uno de los referentes, así que es lógico que se sume. Esperemos que se involucre en la campaña", dijo el jefe de gobierno, al que le cuesta disimular su cara de no te hubieras molestado.
Una reflexión similar hicieron en el entorno de Elisa Carrió: "Macri es uno de los fundadores de Juntos por el Cambio. Así que no lo vemos como nada extraño que se sume a la campaña. Nosotros lo vemos bien", dijeron a este diario.
El otro punto es cuál es el tono discursivo que Macri le imprimirá a la campaña. Por lo que se pudo saber, está muy contento con las intervenciones de Martín Tetaz y también apoya la línea Ajmechet-Iglesias. De hecho, a este último salió a defenderlo por sus dichos misóginos al compartir un artículo de su ex asesor Hernán Iglesias Illa. En ese texto, se dice que Iglesias fue víctima de “un ataque total, flojo de papeles, que convertía un chiste (¿malo?, puede ser) y una frase distorsionada en un crimen de odio y violencia de género mediática, institucional y simbólica, como dice la denuncia de Peña”. Con esta línea volvió Macri al país. Justo lo que la campaña de Juntos por el Cambio necesitaba.