Atravesadxs es el título de la nueva muestra de Eleonora Ghioldi, fotógrafa y artista visual. Pronunciarlo resulta complicado y, según la creadora, esa incomodidad refleja también la dificultad a la hora de abordar la problemática de los feminicidios, travesticidios y transfemicidios. Con más de 30 imágenes y testimonios (tanto escritos como orales), el proyecto explora la realidad de los familiares de las víctimas. La muestra se inauguró en la fachada del Museo Evita (Lafinur 2988) el 3 de junio –en sintonía con el reclamo colectivo de Ni Una Menos– y continúa vigente. Además, se puede acceder de manera gratuita al tour virtual a través de la web (www.museoevita.org.ar) y próximamente también recorrerá distintos barrios y provincias.

La muestra se desprende del proyecto Guerreras, en el que Ghioldi viene trabajando hace once años y aborda la violencia de género en sus múltiples formas. “Ahí obtuve muchísimos testimonios sobre cuerpos feminizados. La mayoría son sobre violencia sexual, pero también hay testimonios acerca de la esterilización forzada, hijas de madres desaparecidas en la última dictadura militar que hablan sobre cómo la violación es utilizada como instrumento de tortura y herramienta disciplinadora. Estaba terminando Guerreras –o al menos eso creía– y no quería cerrarlo sin tocar el tema de los feminicidios, entonces me encontré con la disyuntiva de cómo abordar eso”, relata la artista.

Ghioldi vivió 25 años en Estados Unidos y su interés por esta problemática la impulsó a viajar a Ciudad Juárez (México) para entrevistar a las madres de las víctimas. “A raíz de escuchar esos testimonios y ver cómo estaban organizadas –en su caso la lucha no es individual sino colectiva– me propuse profundizar en el tema”. En 2018 volvió a la Argentina y en una marcha del 8M conoció a Gustavo Melmann, padre de Natalia Melmann, la adolescente secuestrada, violada y asesinada por policías locales el 4 de febrero de 2001 en Miramar. “Le conté sobre este proyecto, a él le interesó y me conectó con otros familiares de víctimas de feminicidio en Argentina. De alguna manera, se fue dando orgánicamente. Todos los entrevistados aparecieron del boca en boca, es decir, no voy a ninguna institución. Siempre trabajé así porque me interesa la dinámica que se genera a través de estas redes afectivas”, señala.

El año pasado se cumplieron cinco años del Ni Una Menos y un grupo de familiares decidió hacer una marcha virtual. “La pregunta era cómo hacíamos para seguir estando presentes en las calles porque la lucha que se venía haciendo era siempre ahí. También entendíamos que parte del cuidado colectivo era no salir en ese momento, entonces hicimos una marcha virtual: empecé a recolectar imágenes y testimonios orales, y así nació Atravesadxs”.

 –La muestra puede verse en la fachada del Museo Evita pero también hay un tour virtual. ¿Cómo se articularon esas dos dimensiones?

–Hubo muchos familiares que quisieron formar parte, pero este año estábamos de nuevo en una situación de espacios culturales cerrados, entonces le propuse al Museo Evita que organizáramos la muestra afuera, con códigos QR en las imágenes para que la gente pudiera ver la muestra en su totalidad y acceder a los testimonios. Además, hay entrevistas a académicas y activistas que trabajan la temática de la violencia de género. La idea de llevar la muestra a la calle también surgió porque me interesa mucho cómo el arte callejero puede generar cambios y acelerar agendas políticas.

–Atravesadxs no sólo trabaja sobre la imagen; también incorpora testimonios orales y escritos. ¿Cómo apareció la idea del doble registro?

–Todo surgió en Guerreras. Yo sentía que la imagen no era suficiente para lo que quería contar, entonces sumé el testimonio escrito. Y en la siguiente instancia decidí incorporar la oralidad porque me parecía que eran registros totalmente distintos: el testimonio oral es siempre en primera persona, no te queda otra que escuchar la voz de quien está hablando, mientras que en la lectura de los testimonios escritos cada uno oye su propia voz. Además, en la oralidad prima la denuncia y en los testimonios escritos aparece una dimensión más íntima, en ese espacio los familiares se salen un poco de la lucha colectiva y hablan desde otro lugar.

Suele pensarse que después del asesinato se terminan las violencias, pero el relato de los familiares revela otra cosa: “Ellos continúan sufriendo violencias a través del Estado, cuando van a hacer las denuncias por violencia de género a la policía o cuando se enfrentan a los tiempos de la justicia. En las personas trans o travestis, por ejemplo, se repite esto de que no les toman las denuncias y se las ningunea. Una vez que sucedió el hecho, se vive la ausencia del Estado en el acompañamiento y también sufren violencia mediática”, explica Ghioldi.

La artista señala que buena parte de las coberturas mediáticas suele enfocarse en la victimización: “Se culpabiliza a las personas afectadas y a sus familias, y parece que sólo pueden contar sus historias desde el lugar de víctimas. Este trabajo intenta correr el eje y abrir un espacio para que los testimonio puedan legitimarse desde otros lugares como el de la lucha, que existen y son muy importantes porque les permiten seguir adelante de alguna manera”. Con respecto al rol del arte a la hora de visibilizar y sensibilizar sobre estas problemáticas, sostiene: “Atravesadxs intenta encontrar el hilo conductor para comprender por qué se desatan estas violencias. No intenta dar respuestas porque creo que las tenemos que encontrar entre todes de manera colectiva. El arte que a mí me interesa es el que hace preguntas, el que te interpela y genera nuevas miradas para que puedas pensar desde otro lugar”.

Giselle Páez, Chiara Páez, Micaela García, Diana Sacayán, Araceli Fulles, Julieta Mena, Dayana Soledad Capacio, Natalia Melmann, Vanesa Celma, Candela Sol Rodríguez, Paula Meléndez, Rocío y Génesis Segovia, Lis Grisel Funes, Ali Vallejos, Ayelén Gómez, Laura Iglesias. Lamentablemente, la lista continúa. Detrás del nombre de cada víctima hay una historia personal y un pedido de justicia colectivo. Sobre su experiencia a lo largo del proceso, Ghioldi asegura: “Ponerme en contacto con estas historias me cambió la perspectiva en un montón de cosas. Me involucro con las personas que entrevisto, hacemos vínculos. Después de entrevistar a todes fui encontrando similitudes en los testimonios; muchos familiares dicen que siempre veían las noticias y nunca imaginaron que les podía llegar a pasar a ellos. Creo que eso es muy importante: dejar de pensar que esto es algo lejano a nuestras vidas”.