Si bien comenzó la campaña y las viejas disputas se supone que deberían quedar en un segundo plano, lo cierto es que el affaire de los dichos misóginos de Fernando Iglesias volvieron a mostrar un parteaguas dentro del PRO, con los mismos actores de un lado y del otro. El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta fue el último en diferenciarse de lo que dijo el diputado. "No estoy de acuerdo", marcó, en sintonía con la distancia que le puso María Eugenia Vidal. En cambio, lo defendieron el ex presidente Mauricio Macri; la titular del PRO, Patricia Bullrich; e integrantes del inner sanctum del ex mandatario como Pablo Avelluto o Hernán Iglesias Illa. Cabe destacar que, a pesar de las posturas, ninguno de los dos sectores considera la posibilidad de sacarlo de la lista o acompañar el pedido de expulsión del Congreso.
En el comité de campaña de Vidal buscan enterrar las declaraciones misóginas de Iglesias, el pedido de remoción que presentaron 15 diputadas en el Congreso y -en todo caso- volver a la fase previa de cuestionar las visitas a la quinta de Olivos en cuarentena. Pero, por ahora, lo único que consigue es volver a mostrar la distancia que separa a tirios y troyanos dentro del PRO. De un lado volvieron a quedar quienes eran llamados "el ala moderada del PRO". El último en pronunciarse de ese sector fue Larreta. "No me siento representado por lo que dijo Iglesias", afirmó el jefe de Gobierno, quien dijo ser"un defensor de la igualdad de las mujeres y de promover que no haya discriminación". El mandatario porteño remarcó que no concuerda "con ironías que aludan a las mujeres o que puedan dañarlas". "En la Ciudad hemos defendido a fondo la igualdad con una gran cantidad de acciones", aseguró.
De esta forma, Larreta siguió la línea de Vidal quien, tras una tibia defensa inicial, dio un giro y dijo: "No comparto la forma en la que se refirió Fernando Iglesias a las mujeres en sus tuits. Queremos una sociedad que siga avanzando hacia formas más equitativas, y para eso tenemos que cuidar las expresiones". Se le había adelantado el jefe de bloque del PRO en Diputados, Cristian Ritondo. Más allá de lo declarativo, ninguno de los denominados "moderados" pidió sacarlo de la lista. Al contrario, lo mantienen. Tampoco respaldarán el pedido de expulsarlo del Congreso.
Está claro que Iglesias no forma parte de ese sector: consiguió su lugar en la lista de la mano de Macri y Bullrich y -no por casualidad- ellos fueron los primeros en defenderlo, junto a otros integrantes del "ala dura del PRO". El ex presidente, que ya está de vuelta en la Argentina y haciendo los días de aislamiento obligatorio, optó por compartir en Twitter un artículo de su ex asesor Hernán Iglesias Illa, donde asegura que Iglesias fue víctima de “un ataque total, flojo de papeles, que convertía un chiste (¿malo?, puede ser) y una frase distorsionada en un crimen de odio y violencia de género mediática, institucional y simbólica, como dice la denuncia de Peña”.
Iglesias Illa fue, junto con el ex secretario de Cultura, Pablo Avelluto, quienes escribieron el libro Primer tiempo para Macri y forman parte de su círculo aúlico. No es tampoco casual que fuera Avelluto otro de los que defendió a Iglesias y lo presentó también como una víctima de "la policía del lenguaje, que es uno de los mayores horrores del presente". Con ironía y marcándoles la grieta, se sumó el ex ministro de Cultura Darío Lopérfido que le dijo a Avelluto: "Estoy de acuerdo, Pablo. Aquí un ejemplo. Abrazo!". Y compartió una declaración de Vidal, que decía que como mujer no podía permitir que se hable así de otras mujeres.
Patricia Bullrich tuvo un rol especial: resistió la presión interna para salir a diferenciarse de Iglesias todo lo que pudo. Cuando finalmente le preguntaron, pateó la pelota afuera de la cancha: “Yo no voy a entrar en el juego de atacarlo a Fernando Iglesias. Siento que en un país donde no hay igualdad de trato para las mismas causas... y el kirchnerismo es defensor de las peores conductas de sus miembros”.
La divisoria de aguas en torno a lo que dijo Iglesias reproduce posiciones ya fijas a esta altura, en el momento en que Macri volvió al país y tiene pensado sumarse a la campaña. Tanto Larreta como Vidal intentaron mostrarse dispuestos a sumar a un ex mandatario que arrastra una buena cantidad de causas judiciales y una importante imagen negativa. "Macri es parte de la mesa nacional de Juntos. Hacemos reuniones lunes por la mañana y él participa siempre. Participó estando afuera incluso. Quiero que se sume en la campaña. -aseguró Larreta- Él es el que empezó en la Ciudad el proceso de transformación. Me imagino que lo va a hacer". Y, en tándem, Vidal planteó: “Le pedí a Mauricio que me acompañe en la campaña cuando termine su cuarentena, mis equipos se están comunicando con los suyos para coordinar agendas y que pueda sumarse”.