Luego de que un informe de expertos de la ONU advirtiera que el calentamiento global se acelera con consecuencias “sin precedentes”, comenzó a circular una carta abierta --ya con más de 700 firmas-- con el objetivo de incorporar el debate socioambiental a la campaña electoral. “Por un cupo socioambiental del 25 por ciento en los debates políticos. Que una de cada cuatro preguntas de medios a candidatxs esté referida a la agenda de transición socioecológica”, plantea el documento.
"El debate socioambiental viene creciendo hace dos años. Creemos que hay una interrelación entre la crisis social y la ambiental, a pesar de que hace unos meses distintos sectores quisieron instalar una dicotomía", dice a Página/12 Bruno Rodríguez, cofundador de Jóvenes por el Clima. "Fenómenos extremos como las inundaciones o las olas de calor que vamos a sufrir este verano impactan de manera virulenta sobre la calidad de vida de los sectores populares", ejemplifica.
La carta fue una iniciativa de las escritoras Claudia Aboaf y Gabriela Cabezón Cámara, el investigador Juan José Mendoza y la socióloga Maristella Svampa. También, de Jóvenes por el Clima, Pacto Ecosocial del Sur y Marina Aizen, de Periodistas por el Planeta. La firmaron intelectuales, actores, colectivos, militantes, defensores de derechos humanos, docentes, escritores, investigadores, universitarios, periodistas, activistas. Se han sumado, entre otres, Samanta Schweblin, Guillermo Martínez, María Sonia Cristoff, Carlos Gamerro, Gabriela Massuh, Alan Pauls, Selva Almada, Agustina Bazterrica, María Inés Krimer, Beatriz Sarlo, Rita Segato, Nora Cortiñas, Adolfo Pérez Esquivel, Graciela Borges, Laura Azcurra y Cristina Banegas.
"¿De qué hablan ahora lxs candidatxs, con sus viejos discursos de progreso? ¿Qué mundo están diseñando para las presentes y futuras generaciones?", se pregunta Aboaf, del colectivo de escritores y escritoras NohayCulturasinMundo. El año pasado, en septiembre, este grupo difundió un manifiesto --vinculado a la crisis climática y las prácticas destructivas del ambiente-- que firmaron 3500 personas en pocos días. Le siguieron otras proclamas: una "Carta por los humedales" y "Los mensajes del agua", en colaboración con Svampa. "El planeta entra a un punto de no retorno y toma dimensión el desastre socioambiental ante eventos como la sequía del Paraná que llama a tu puerta: no se puede exportar grano por vía fluvial y está amenazado el consumo de agua dulce. Esto se vincula a la deforestación en la Amazonia. Lxs escritores somos dados a pensar nuevos mundos, y ante el planeta quebrado, sobreexplotado por el mal desarrollo, creemos que el discurso de este tiempo exige estar a la altura del abismo en que nos encontramos".
De cara a las próximas elecciones parlamentarias, les firmantes exigen que cada candidatx se pronuncie con "proyectos estratégicos y propuestas concretas" en relación a la protección de bienes comunes, la reducción de la pobreza estructural y la agenda de transición ecológica integral.
El informe del IPCC sobre el cambio climático
El puntapié del mensaje es el reciente informe de los expertos del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC). Advierte que el planeta alcanzará un aumento de 1,5º C en su temperatura --con respecto a la era preindustrial-- una década antes de lo estimado, lo que podría generar riesgos de desastres “sin precedentes”. Algunas consecuencias ya son irreversibles. El deshielo de los polos hará que el nivel de los océanos siga aumentando durante "siglos o milenios". El mar, que ya creció 20 centímetros desde 1900, podría avanzar medio metro más para 2100. Olas de calor, inundaciones y otros eventos extremos aumentarán en magnitud y frecuencia.
"Debería estar en la primera plana de los diarios de la Argentina, como pasa en otros países, pero no es el caso. Las noticias no son nuevas, pero son cada vez más asustadoras", dice Svampa a este diario. "Necesitamos actuar ya, urgentemente: ése es el mensaje. Tenemos una ventana de oportunidad, muy breve, que exige un esfuerzo coordinado, un Plan Climático Global. Estamos cerca de un punto de no retorno, que de atravesarse haría insostenibles las condiciones de vida del planeta, con un aumento de la temperatura de 2 o más grados en las próximas décadas. Hay que dejar de quemar combustibles fósiles, cambiar el modelo de producción, consumo y generación de desechos. Hay que abandonar los actuales modelos de (mal)desarrollo, que atentan contra la vida. Y apostar a la resiliencia", sugiere. Enrique Viale --abogado, autor, junto a Svampa, de El colapso ecológico ya llegó-- ve dos caminos posibles: "Si ante el colapso ecológico sólo pensamos en un futuro distópico, actuamos de manera individualista y egoísta. Pensar (y buscar) un futuro utópico te hace enfrentar las dificultades de manera colectiva y solidaria".
Por su parte, Rodríguez enumera algunas de las "muchísimas consecuencias" del cambio climático que ya se sienten en el país: el avance de vectores de enfermedades infecciosas durante el verano (como el dengue), el fenómeno del deshielo, el ascenso del nivel del mar, la bajante histórica del Paraná (un hecho multicausal, pero ligado también al calentamiento global), las sequías, los incendios.
¿Por qué un cupo socioambiental para el debate político?
De momento, a nivel nacional, hay una "ausencia" de temas socioambientales y de la crisis climática en el debate político, cuestionan quienes firman la carta. Ausencia que va a contramano de lo que sucede en el resto del mundo. "Hay intereses económicos muy poderosos, pero también una ceguera desarrollista y una falta de imaginación política que es su correlato", sentencia Svampa, y dice que "sólo algunos sectores de izquierda y centroizquierda toman el tema, pero todavía el discurso es muy periférico".
"En el progresismo hay sectores que directamente buscan cancelar el ambientalismo, y ya ni siquiera debaten sobre modelos de desarrollo. Frente a la crisis, buscan resolver el tema de la deuda externa con más extractivismo, generando más deuda ecológica. Desde las derechas neoliberales buscan hacer más negocios mientras sostienen discursos cosméticos sobre el ambiente, defienden el capitalismo verde y la transición energética corporativa o de mercado. Desde los sectores más derechizados niegan incluso el calentamiento global", amplía.
La investigadora profundiza en los tres ejes posibles para el debate en la Argentina: la protección de bienes comunes (por ejemplo, humedales y acceso al agua potable); adaptación a la crisis climática (acceso a servicios básicos, salud y tierra y eliminación de la pobreza energética); transición ecosocial integral, que abarca desde la transformación del sistema energético (una sociedad postfósil) hasta el sistema productivo (un modelo alimentario basado en una agricultura sustentable y ecológica).
"Es un momento de crisis civilizatoria, que la pandemia agudizó, en el cual es necesario dar batalla desde el Sur global. Tenemos que salir a debatir e instalar el tema de la deuda ecológica y la necesidad de un Plan Climático Global que implique una transición socioecológica justa. Si no, la cuestión es que mientras en el Norte Global aseguran la transición corporativa, que seguirá beneficiando a los más poderosos, acá seguimos generando zonas de sacrificio, más pobreza y sufrimiento ambiental", sintetiza Svampa.
"Es muy pronto para decirlo", responde cuando se le consulta si la carta ya obtuvo algún tipo de respuesta. "Esperamos una que esté a la altura del desafío civilizatorio que enfrentamos. Nos interesa convertir el tema climático en el problema político por excelencia. No dudamos de que en muy pocos años lo será, incluso en un país como el nuestro, donde existe todavía un amplio sector de la clase política que sigue amparándose en viejas ilusiones exportadoras y desarrollistas", concluye, con la aspiración de que, "de una vez por todas", queden unidas "la justicia social y la ambiental".