El 14 de agosto tendrá lugar en Catamarca un desafiante taller coordinado por la psicóloga Alejandra Rossaroli, junto a la psicóloga y sexóloga Emeli Salman: “Erotismo, sexualidad y pandemia”.

La convocatoria está pensada para “poder repensarnos a través de la propia sexualidad y a partir de ahí, a la sexualidad con otros”, describe la profesional Alejandra Rossaroli. “Será un espacio de crecimiento, desarrollo personal y autoconocimiento; en un espacio para la relajación y que cada asistente se sienta en su máxima comodidad para poder abrirse a la propuesta”, explica.

La especialista viene trabajando desde la teoría gestáltica, que define como “un arte de vivir”, encuentros grupales en los que considera que “la terapia de grupos propicia una evolución mayor a la terapia individual, porque allí surge la resonancia. El grupo es testigo de los conflictos individuales, ayuda a hacernos cargo de lo que nos está pasando”.

La teoría Gestalt trabaja el “darse cuenta”; la conciencia del aquí y ahora, y la responsabilidad: “La psicoterapia gestáltica para mí es una pasión”, define. “En este intenso trabajo con grupos, advertí que lo que venía resonando tenía que ver con la sexualidad. La sexualidad está vista como tabú, sobre todo en lo que tiene que ver con el autoconocimiento o la masturbación”, comenta.

Explica además que la idea surgió como una demanda de sus grupos de trabajo –lleva siete años acompañando grupos-, de habilitar espacios para hablar de sexualidad, placer, y cómo nos atraviesa a cada uno. Así estemos solos o en pareja.

Rossaroli realizó a lo largo del año otros encuentros: “La crisis como posibilidad”, “El niño interior”, uno sobre duelo, el que tendrá lugar el próximo sábado, en breve habrá uno para mujeres divorciadas o separadas, y cómo transitar el proceso de separación.

Se nombra como “armadora de grupos y acompañante de procesos”, y analiza que “los procesos tienen inicio pero no fin”. “Cada encuentro es un momento especial para mí porque considero que en estos espacios dejamos mucho de nuestras historias y de nuestras creencias, porque habilitamos, nos abrimos, nos desnudamos”, dice. “Lo que intentamos en estos encuentros es brindar la mayor amorosidad posible, en espacios relajados para el encuentro con la intimidad y para desconectar de la vida cotidiana: la idea es estar presente para conectar con uno mismo”.

Explica que si bien en los últimos años hay una mayor apertura “a poder desnudarnos, es importante empezar a desmitificar el tabú sobre el sexo. Asumir que somos seres sociales y sexuales”.