La Cámara de Diputados de Brasil, con participación del bloque oficialista, le dio un duro revés al presidente Jair Bolsonaro al rechazar la enmienda constitucional para cambiar el sistema de urna electrónica que había sido puesto en duda por el jefe del Estado. La reforma necesitaba de dos tercios (308 votos) para ser aprobada y el oficialismo logró 229 votos contra 218 en contra, con lo cual fue archivada.
Bolsonaro, quien este miércoles aseguró que los diputados que votaron en contra del voto impreso lo hicieron "chantajeados", había llegado a amenazar con no reconocer el resultado de las elecciones presidenciales de 2022 ya que dice estar convencido de que las urnas electrónicas vigentes en el país desde 1996 fomentan "fraudes", aunque no aportó una sola prueba al respecto. La votación del martes coincidió con un polémico e inédito desfile militar frente al Palacio del Planalto del que participó el líder de ultraderecha.
Bolsonaro impulsaba un voto impreso paralelo al de las urnas electrónicas, pero se transformó en las últimas semanas en una bandera del presidente para denunciar que iba a sufrir fraude en 2022, elecciones para las cuales aparece favorito en las encuestas el expresidente Luiz Inácio Lula da SIlva, del Partido de los Trabajadores (PT).
Diputados del Partido Progresista y del Partido Liberal, dos importantes bloques oficialistas, se sumaron a la oposición y votaron en contra para enterrar la iniciativa durante los debates del martes por la noche. "El resultado no alcanzó el quórum para su aprobación, será archivado y ese asunto está este año cerrado. No hay tiempo ni espacio para iniciar nueva discusión", afirmó al término de la sesión el bolsonarista presidente de la Cámara, Arthur Lira. "No habrá ningún golpe contra nuestra democracia (...) Estirar la soga ya pasó todos los límites", dijo Lira, quien había propuesto la votación luego de que Bolsonaro llamara "hijo de puta" al titular del Tribunal Superior Electoral (TSE), Luiz Barroso.
Lira recordó que los parlamentarios fueron elegidos con el voto electrónico, ahora cuestionado por Bolsonaro, y remarcó que el presidente brasileño se comprometió a reconocer el resultado. El diputado es uno de los jefes del bloque llamado "Centrão", principal sostén de un presidente cuya popularidad ha caído desde marzo al igual que sus chances de reelección.
Por su parte Elvino José Bohn Gass, diputado del PT, sentenció durante el debate del martes: "La urna electrónica es auditable, fraude es el voto impreso". Contrario a la medida, Bohn Gass pidió centrarse en el combate a la crisis económica y sanitaria provocada por el coronavirus.
La discusión en el recinto incluyó una imagen inédita desde el fin de la dictadura en 1985: más de 1.500 vehículos militares, entre ellos tanques y blindados en mal estado de conservación, pasaron por la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia frente a la casa de gobierno, el Congreso y la Corte Suprema como parte de un acto protocolar de la Marina.
Los adversarios del gobierno, tanto en la izquierda como en la derecha más moderada, consideran que la decisión de la Cámara de Diputados le pone fin a la cruzada de Bolsonaro por el voto impreso y deberá reducir la tensión institucional que el mandatario generó con su campaña de descrédito contra el sistema electoral.
El vicepresidente Hamilton Mourao, distanciado de Bolsonaro, dijo que "el Congreso decidió y está decidido", por lo que confía en que "el asunto se haya acabado" y que eso ayude a superar el conflicto institucional. Mourao también comentó el "inusual" desfile militar que Bolsonaro encabezó frente al Congreso poco antes de la votación, que para la oposición fue un claro intento de "intimidar" a los diputados. "Si era eso, fue extremadamente ridículo", declaró.
Lejos de bajar la intensidad de sus dichos, Bolsonaro salió este miércoles a rechazar la votación en el Congreso. "Tendremos elecciones que no serán confiables", afirmó el mandatario, quien dijo que "la mayor parte de la población está a favor" de cambiar el sistema de urna electrónica pese al rechazo del proyecto de ley en Diputados.
En uno de sus habituales baños de masas entre seguidores a las puertas del Palacio de la Alvorada, Bolsonaro admitió que carece de pruebas pero que hubo hackers que se hicieron "un pic-nic" dentro del sistema electoral para evitar su victoria en la primera vuelta en 2018.
El presidente dijo que quienes no votaron o votaron en contra el martes "fueron chantajeados" por el TSE debido a que tienen causas abiertas en el Supremo Tribunal Federal (STF), la Corte Suprema de Brasil. "La mitad votó a favor de nosotros, una parte se abstuvo y otros votaron chantajedos, por temor a represalias", afirmó Bolsonaro.
Bolsonaro sigue sosteniendo que el TSE no quiere adoptar las boletas para favorecer a su mayor adversario político, el expresidente Lula. El máximo órgano electoral del país le abrió un proceso administrativo por esa campaña de descrédito y le pidió a la Corte Suprema que investigue penalmente al presidente por la difusión de noticias falsas contra las instituciones democráticas y hasta de documentos secretos de la policía federal, con los que intentó justificar su cruzada.
Como si fuera poco, el líder de ultraderecha es señalado por su gestión de la pandemia: la Corte Suprema le abrió una investigación por prevaricato en un escándalo de corrupción por una supuesta compra de vacunas con sobreprecios a cargo del ministerio de Salud.