Las polémicas idas y vueltas que se generaron en torno a un debate televisivo organizado por un canal local, con la candidata del Frente de Todos, Pamela Ares, denunciando que la bajaron por pedido de un alto funcionario del gobierno provincial, deja abierta una cuenta pendiente que aún tiene Salta en cuanto a su calidad democrática.

La falta de una ley que regule los debates públicos, al menos en las principales categorías en disputa, genera discrecionalidad mediática, que termina reflejando solo las voces de quienes pueden pagar un espacio o tienen mejor imagen pública, pero sin la posibilidad de ser interpelados por sus adversarios.

El precedente inmediato para regular y obligar a los postulantes a debatir es el de la Ley Nacional 27.337, que modificó el Código Nacional Electoral. Pero varias provincias, entre ellas la vecina Chaco, avanzaron en ese sentido y ya tienen normativa al menos para quienes quieren llegar a la gobernación.

En Salta este medio contabilizó al menos nueve iniciativas de ley al respecto, ingresadas en las dos cámaras, que murieron en comisiones o con media sanción. Entre ellas, las del senador saliente Guillermo Durand Cornejo, que en 2005, cuando era diputado, intentó impulsar una normativa que obligue a postulantes a gobernador, diputados y senadores provinciales y nacionales a debatir obligatoriamente so pena de dejar de percibir la Publicidad Electoral Oficial.

En diálogo con Salta/12, el legislador, que integra el Frente Gana Salta como candidato a convencional constituyente, contó que en esa ocasión le fue rechazada la propuesta, pero aseguró que ni bien asumió como senador volvió a presentarla “y sigue parada en la comisión de Legislación General”.

“Todo esto se hubiera evitado si tuviéramos la ley”, expresó. El proyecto preveía que el Tribunal Electoral sería el órgano de aplicación, y que el lugar del debate sería la Casa de Gobierno, en el barrio Grand Bourg. Y entre los fundamentos del legislador están los de garantizar la igualdad de condiciones para hacer conocer las ideas de quienes se postulan para cargos electivos, y el derecho a un voto informado por parte de la ciudadanía.

Más acá, en 2015, el diputado Manuel Santiago Godoy presentó dos veces un proyecto similar pero que apuntaba al debate para los postulantes a la gobernación. En ninguna de las dos ocasiones logró convertirse en ley.

También presentaron propuestas otros legisladores como Raúl Romeo Medina, Mario Ábalos, el diputado de Molinos Javier Vázquez, el ahora intendente de Pichanal, Sebastián Domínguez, y hasta el actual gobernador, Gustavo Sáenz, en su paso por el Senado entre 2009 y 2013.

El periodista Kimón Demitrópulos, dueño de FM Capital, aseguró que “cuando Gustavo arrancó con su programa (en esa FM) y fue electo como senador, le pedimos que presente un proyecto de debate público”. El comunicador agregó que Sáenz así lo hizo, pero tras obtener media sanción de la Cámara Alta, su tratamiento nunca avanzó en Diputados.

Democratizar la palabra

Demitrópulos realizó durante años debates públicos entre los principales candidatos, pero reconoció que este año fue imposible, en primer lugar por los protocolos existentes y las dimensiones del estudio radial. Pero sobre todo porque para hacerlo en un lugar más amplio se hacía imposible afrontarlo económicamente, “se hace muy difícil”.

Otro de los que realizó más de un debate entre candidatos en la televisión es el catedrático Gustavo Iovino, que consideró que se debe distinguir entre lo ideal “y lo que ocurre realmente”. Sostuvo que lo ideal sería que se produzcan debates de distintos candidatos, y que para ello sería conveniente conseguir una ley que los ordene, pero aclaró que para él tendrían que ser solo en el orden Ejecutivo y no en estas instancias legislativas.

“Me parece que ni los candidatos tienen en claro que su aspiración es legislativa, y sin embargo, hablan como si fueran integrantes del Ejecutivo o si pudieran resolver cosas desde órganos colegiados como son las cámaras, y su rol es de uno más entre todos los integrantes”, relató el periodista.

También señaló que los debates tradicionales ya quedaron vetustos para estas épocas y no generan un verdadero interés en las audiencias, por lo que deberían aggiornarse a nuevos formatos más vinculados a la comunicación digital y sus distintas plataformas. “Y que tengan mayor continuidad por partidos o frentes en donde la población pueda contrastar posturas y plataformas permanentemente”, expresó. “Hoy hay un trasvasamiento de plataformas y audiencias que hay que observar, en donde, por ejemplo, como con Messi, siguen más a algunos streamers que a los periodistas tradicionales”, finalizó.

No solo importan los votos

Para el titular de la consultora We, Benjamín Gebhard, la teoría indica que los debates “legitiman el sistema democrático, fijan agenda sobre los grandes temas, aportan información y a la calidad institucional”. Sin embargo, sostuvo que en cuanto a los efectos que generan según los sondeos, “por lo general se demuestra que reafirman las tendencias que se sostenían de manera previa en cuanto a las preferencias del electorado”.

El consultor lo atribuyó a muchos motivos, entre ellos el formato de los debates, los criterios de selección de los candidatos, los temas, las preguntas, y el tiempo que tiene cada uno para exponer sus propuestas. “Es interesante ver el modelo utilizado a nivel nacional, en donde intervienen distintos medios y la Universidad para conformar un espacio medianamente neutral que garantice que la sociedad esté atenta, y no que sea algo aislado de un solo medio”, explicó.

Gebhard analizó que uno de los motivos que hizo perder la práctica de la discusión cara a cara fue la aparición de un sinnúmero de medios “a través de los cuales los candidatos sí discuten permanentemente”, asociado a que el debate puntual es un momento de exposición “y como tal uno está sujeto a un error”. Por eso, generalmente se da la regla que “el que va primero no debate”, mientras que los que lo siguen son los que lo reclaman “porque intentan encontrar ese momento de exponer sus ideas, pero sobre todo de encontrar algún punto débil a su contrincante”.

Pero concluyó reconociendo que “cualquier medida que tienda a generar equidad en la competencia, o balancear las fuerzas”, como lo busca la ley de publicidad oficial en campaña, independientemente de los resultados que arroje, “es fundamental, porque, si no, a muchos candidatos les cuesta instalar sus ideas y su agenda”. “Uno tiene que poder correrse de la visión de lo que genera o no votos, para mirar lo que hace bien al sistema”, indicó.

La politóloga Luciana Modica, a su vez, consideró que estar hablando de este tema “a esta altura de la campaña, nos tiene que servir para diagnosticar la cultura política en la provincia”. Y sobre eso opinó que “es una cultura política del no debate”, en la que no hay costumbre de escuchar debates de ideas como sucede en otras latitudes.

Modica se preguntó si es necesario tener que obligar a los candidatos y candidatas a debatir, cuando en realidad debería ser una vocación de cada uno de los que se postula, "poder expresar por cualquier medio sus posturas y confrontarlas con las demás para demostrar que son las mejores”.

La mirada de la juventud

La Organización Argentina de Jóvenes para las Naciones Unidas (Oajnu) organiza desde 2013 debates entre candidatos dirigidos a la juventud salteña. Una de sus voluntarias, Paola Carrizo, contó a Salta/12 que como organización no gubernamental buscan que “los jóvenes sean protagonistas del empoderamiento social y así contribuir a una mejor democracia”.

Carrizo recordó que ya en el debate que organizaron para 2015 entre postulantes a la gobernación, fueron justamente los dos que competían más seriamente los que finalmente faltaron, Juan Carlos Romero y Juan Manuel Urtubey. “En ese momento participaron más de 500 personas en el teatro, y se habían trabajado algunos ejes como salud, juventud, medio ambiente y derechos, en los que los chicos armaron sus preguntas para escuchar las propuestas de cada uno de los candidatos”, acotó.

Dijo que por eso acompañarían cualquier propuesta legislativa que promueva la discusión de ideas en una campaña: “Los jóvenes y toda la sociedad deben tener propuestas concretas, porque hay mucho despliegue de información pero la gente termina confundida y desinformada, en cambio, en un debate se terminan de ordenar para que la gente pueda votar con conciencia”.

Si bien para esta ocasión no pudieron organizar ningún encuentro de candidatos por las restricciones “y la incertidumbre que generó la pandemia”, se están preparando para poder llegar a programar algún encuentro de candidatos en lo que serán las elecciones nacionales.