Ambientado entre los años ’30 y ’40, La Falcón es un espectáculo de teatro musical inspirado en la vida de la cancionista Ada Falcón, especialmente enmarcado en la década que compartió escena con Francisco Canaro, con quien mantuvo una tormentosa relación sentimental. Con dramaturgia de Augusto Patané y dirigido por Cintia Miraglia, el espectáculo iba a ofrecerse hacia marzo de 2020 en formato de cena show. Hoy hace funciones los sábados a las 17.30 en la sala El Extranjero (Valentín Gómez 3378), y de la idea original sobreviven las mesitas y sus coquetos veladores, a la espera de otros tiempos.

Junto a los actores y cantantes María Colloca y Carlos Ledrag en los roles protagónicos, Florencia Craien, Mónica Driollet y Sofia Nemirovsky completan el elenco. Todos los personajes comparten el estudio de radio donde se produce el permanente tira y afloje amoroso entre la llamada “Emperatriz del tango” y uno de los renovadores del género, matizado con momentos musicales que incluyen algunas de las composiciones que el director de orquesta escribió para la cancionista. Pero estos homenajes están bien administrados, porque el vals "Yo no sé qué me han hecho tus ojos", la composición-tributo más conocida por él dedicada, se hace esperar. El primero de los temas que aborda el personaje de Ada, acompañada por dos guitarras, es "La morocha", tango de Enrique Saborido y Ángel Villoldo, la primera de las grabaciones que concretó junto a Canaro.

El espectáculo da cuenta, además, de la arrolladora personalidad de la Falcón, de sus caprichos y exigencias, rasgos tal vez atribuibles a haberse sabido hija, aunque ilegítima, de un Nazar Anchorena. Y también queda expuesto su creciente temor a presentarse en público, al punto de exigir cantar detrás de una cortina, separada incluso de los músicos. Cuando tiene lugar su retirada, hay algunas referencias a su destino final. Es que en diciembre de 1942, tras una presentación en Radio Splendid, la diva desapareció de escena para terminar sus días en un convento en Salsipuedes, Córdoba.

Los intérpretes ya habían trabajado bajo la dirección de Miraglia en El casamiento, de Gombrowicz, y en Bordes, obra escrita por la propia directora. En este caso, aunque el canto puede limitar algunos aspectos de la actuación, también potencia otros: “María Colloca investigó en diferentes registros fílmicos las poses de Ada cuando cantaba, y yo sumé algunas marcas para hacer variaciones según la situación y los géneros de las canciones”, describe Miraglia.

-¿La obra ya estaba escrita?

-Fue una propuesta del autor, muy interesado en investigar sobre las cancionistas argentinas. Y especialmente en el caso de Ada Falcón quien, por haberse retirado en el apogeo de su carrera,hoy no es tan recordada como Libertad Lamarque, Azucena Maizani o Mercedes Simone. El material original tenía solamente dos temas cantados. Yo quise que hubiese mucho más de su repertorio.

-La relación entre Falcón y Canaro, ¿puede verse como una lucha entre hombres y mujeres?

-Se puede hacer una lectura en ese sentido. El tango fue siempre un lugar muy masculino. Canaro era una figura muy relevante en la música popular, tenía un gran poder económico, y él le ofreció a Ada proyectar su carrera. Y si bien ella había filmado antes de conocerlo, su fama internacional la obtuvo a partir de ese vínculo.

-¿Qué licencias se permite la obra?

-Nosotros nos inspiramos en la vida de Ada Falcón porque, como sucede en la obra, la mujer de Canaro no cantaba. Tampoco él, ni tocaba la guitarra como acompañante de Ada. Aunque todo lo que cuenta el personaje de la madre sobre sus orígenes es cierto, lo mismo que la relación que tenía con su hermana, también cancionista.

-¿Cambiaron las condiciones de la presencia de la mujer en el tango?

-Aunque no es un ambiente de mi pertenencia, sé que en términos numéricos, las mujeres del tango son pocas en comparación con los cantantes varones. Todavía sigue habiendo dificultades para trascender. En los lugares armados para el turismo también es más habitual el show con un cantante varón.

-En este tira y afloje amoroso queda muy mal parada la mujer de Canaro…

-Y sí… La obra tiene un anclaje de época, tanto en el vestuario como en la forma de hablar y en lo que se cuenta: ésta es una historia que hoy no se podría contar, porque no se sostiene. Contiene engaños y padecimientos muy vinculados a otros tiempos. Por suerte hoy ninguna mujer, quiero creer, toleraría tanto sufrimiento.