El gobierno y la oposición de Venezuela volverán a sentarse a negociar este viernes en la ciudad de México con la intención de destrabar años de confrontación. El bando opositor, aún atomizado, busca garantizar "condiciones" para participar en elecciones "libres, justas y transparentes", liberar a los presos políticos y permitir el ingreso de ayuda humanitaria al país. El sector encabezado por el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles confirmó su participación en el proceso en el que también dirá presente la oposición que lidera Juan Guaidó, quien parece perder imagen debido a su negativa a participar de los comicios regionales del próximo 21 de noviembre. Por su parte el gobierno de Nicolás Maduro, que llega al diálogo con mejores perspectivas, exigirá que además del levantamiento de sanciones se incluya en la agenda el "reconocimiento de las autoridades legítimas de Venezuela", la "renuncia a la violencia" y "que se incorporen todas las oposiciones".
El encuentro del viernes antecede a la semana de trabajo que arrancará el 30 de agosto y se considera el inicio formal de las negociaciones bajo la mediación, una vez más, de Noruega. El ofrecimiento de México ocurre en medio del creciente rol que el presidente Andrés Manuel López Obrador viene desarrollando a favor de la unidad latinoamericana. En 2019, el gobierno de AMLO fue uno de los pocos de la región que no reconoció la "presidencia autoproclamada" de Guaidó y lideró junto a Uruguay una propuesta de acercamiento entre Maduro y la oposición. "El gobierno de México siempre ha impulsado el diálogo entre los propios venezolanos como la única solución a la situación en Venezuela, sin injerencismos y privilegiando la visión humanitaria", sostuvo el miércoles Maximiliano Reyes, subsecretario de Relaciones Exteriores para América latina.
La agenda
La lista de reclamos con la que cada sector se sentará en territorio mexicano es muy distinta. "Hemos hecho un conjunto de demandas, de exigencias y las mantenemos firmemente: en primer lugar el levantamiento inmediato de todas las sanciones criminales", dijo días atrás el presidente Nicolás Maduro refiriéndose a la batería de medidas en contra del gobierno y sus principales figuras, incluido un embargo petrolero estadounidense. En junio, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea se mostraron dispuestos a "revisar" las sanciones contra Maduro si ven "avances significativos" hacia elecciones "creíbles, inclusivas y transparentes".
El gobierno venezolano también demanda el reconocimiento de instituciones como la presidencia, la Asamblea Nacional electa en 2020 y el Tribunal Supremo de Justicia. Por último exige la "devolución de activos" de Venezuela que algunos gobiernos y entidades financieras mundiales han congelado en el extranjero y que "todas las oposiciones" participen del diálogo.
Por su parte la oposición venezolana demanda dos puntos principales. La primera exigencia es el debate sobre un cronograma de elecciones "libres y justas" que incluyan las presidenciales y las parlamentarias nacionales. La segunda es el ingreso masivo al país de ayuda humanitaria y vacunas contra el coronavirus. Existe un tercer punto, más amplio, que contempla la necesidad de "garantías democráticas", una demanda que incluye la liberación de los 268 presos políticos que denuncian.
Los delegados
El gobierno de Maduro estará representado en México por Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional electa en 2020 y exalcalde de Caracas. Héctor Rodríguez, gobernador del estado central de Miranda, exministro del Deporte y de la Juventud bajo la gestión de Maduro, de 39 años, también representará los intereses del oficialismo.
La delegación opositora estará encabezada por el abogado constitucionalista, exalcalde y exdiputado Gerardo Blyde. Lo acompañarán en sus gestiones dirigentes de partidos políticos como Luis Emilio Rondón padre, de Un Nuevo Tiempo, Mariela Magallanes, de La Causa R, y Tomás Guanipa, embajador del gobierno autoproclamado de Guaidó en Colombia que renunció a su "cargo" para participar del diálogo. Stalin González, exdiputado y vocero opositor en los fallidos procesos de negociación de Barbados en 2019, también participará.
Oposición dividida
Autoproclamado presidente en 2019 tras la reelección de Maduro el año anterior, Guaidó perdió el dominio del Legislativo luego de las elecciones parlamentarias del pasado seis de diciembre en las que arrasó el chavismo. El dirigente ultra opositor se aferra a su legitimidad al sentarse a negociar a través de sus delegados, aunque el gobierno lleva claramente la delantera. E incluso desde el fragmentado arco opositor su figura parece opacada por la de Capriles.
"Mientras este proceso de negociación va, hay una elección y la oposición va a ser más fuerte en la negociación si le va bien en la elección", señaló Capriles, quien apuesta por un diálogo "discreto" alejado de las cámaras de televisión. El dirigente mostró su respaldo a que la oposición participe en los comicios en los que se elegirá a los próximos alcaldes, gobernadores y diputados locales y regionales, pese a que el sector que encabeza Guaidó viene mostrando su reticencia. "Yo voy a votar el 21 de noviembre, es una decisión que la tengo más que clara, pero un solo palo no hace montaña, soy un solo voto", comentó Capriles, quien ha estado históricamente vinculado a los sectores más radicales de la oposición venezolana.