Rodolfo “Puma” Garnica fue un goleador de Juventud Antoniana, que pasó por clubes como Chacarita, Atlético Rafaela y Gimnasia de Jujuy, y que a principios de los '80 vistió la celeste y blanca. De allí que conoce a muchas de las glorias del fútbol argentino que triunfaron en el Mundial de México '86.
Esta semana, hizo de nexo y facilitador para que Boca Juniors vea chicos del ámbito local con el objetivo de seleccionar algunos para que hagan su experiencia en uno de los clubes más grandes del país y la región. Bajo el lema “El Mundo Boca te espera” se probaron jugadores desde la clases 2006 hasta la 2011/2012, la prueba estuvo a cargo del coordinador general de las captaciones, Diego Medina.
En diálogo con Salta/12, Garnica contó que fue una muy buena experiencia aunque les dejó varios aprendizajes, ya que la concurrencia los desbordó, solo el primer día asistieron unos 2.500 niños y jóvenes con sus padres. Pero en cuanto a los resultados, lamentó aceptar que la plaza futbolística en inferiores no está siendo apetecible para los grandes equipos del centro del país por problemas estructurales de los niños del norte, que evidencian algunas carencias propias de las desigualdades históricas, como la alimentación y la educación.
Según el máximo artillero de la historia antoniana, en reuniones posteriores con los organizadores locales, los captadores del club de la rivera comentaron que antes de tomar la decisión analizan varias factores, como el contexto y estructura familiar, su forma de vida, los estudios, y sobre todo “la mentalidad”.
Uno de los principales problemas es el arraigo, “los clubes a veces se quieren llevar a los chicos pero ellos no se despegan de sus padres, por eso los representantes primero estudian bien el contexto familiar”. Garnica explicó que muchas veces los padres los tienen que acompañar, y sus posibilidades económicas no se lo permiten, “y no quieren hacer una inversión como para llevar a un chico y que a los dos meses se vuelva”.
Pero a pesar de su corta edad (algunos tienen 9 años), le señalaron la falta de contextura física, “son chiquitos de cuerpo, es lo que vieron ellos”, indicó Garnica, y agregó que en una charla que dieron por la noche, les relataron que la mayoría de los jugadores que triunfan en el país y el mundo son los que salen de provincias como Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba.
Otro de los factores es la falta de competencia local, “¿cómo puede ser que una provincia como Salta no tenga como mínimo un equipo en el Nacional B?”, se preguntó el ex futbolista. Aseguró que en parte por eso quienes reclutan jugadores le dicen que los locales están dos o tres escalones por debajo, “porque no hay formadores, ni canchas, ni competencias adecuadas”. Según le explicaron, un niño tiene que jugar como mínimo 80 partidos por año, “y hacerlo en el barrio, en la escuela, en el club, y todo eso se fue perdiendo, hoy por hoy es muy difícil encontrar un potrero con chicos jugando como en nuestra época”, manifestó.
“Está faltando rodaje pero también formadores”, sostuvo, y lo ejemplificó con la falta de preparadores específicos en las inferiores de los clubes locales, “no puede ser que un arquerito no tenga preparador de arqueros, hasta que llegue a primera habrá perdido cinco años de aprender cuestiones básicas del puesto, entonces da rebotes, o no sabe salir”, expresó.
Para Garnica, lo que cambió entre su época y la actual se resume en una sola palabra: “mentalidad”. “Antes no teníamos celular ni tablets, solo vivíamos para el fútbol, terminábamos de entrenar y nos quedábamos pateando”. Y si bien reconoció que esa es una realidad que trasciende a Salta, insistió con que “tienen otra mentalidad y otro acompañamiento, desde sus preparadores hasta sus padres”. Por lo que concluyó que los clubes locales deberán “trabajar más en la formación de futuros jugadores", y exigirles entre otras cosas que sean ordenados en sus vidas, que se alimenten bien y piensen “solo en el estudio y el fútbol”.
El contexto social y familiar
Basado en su experiencia de jugador que salió de Salta y recorrió el mundo, pero también como formador y hasta como funcionario cuando le tocó estar al mando de la Secretaría de Deportes de la provincia durante la gestión de Juan Manuel Urtubey, Sergio Plaza coincidió en mucho de lo que dijo Garnica.
El ex jugador, que surgió en Gimnasia y Tiro, reconoció que para poder ser escogido por Boca “tenés que estar a su nivel, y para eso se necesita mucha más competencia y formación de inferiores”, algo que aceptó, está faltando en la provincia sobre todo por el lugar que ocupan sus principales clubes.
También reconoció que la fisonomía hoy es más valorada en el fútbol que hace algunos años, por lo que la masa muscular y la estatura “en otras regiones son más notorias, y eso es lo que buscan generalmente”. Allí resaltó que las diferencias económicas de la región NOA con respecto a la del centro del país son tan marcadas “que no basta con lo que haga el club, si la familia no puede tener los recursos para que el chico esté en óptimas condiciones físicas”.
Algunos clubes como Gimnasia y Central Norte, prosiguió Plaza, "están trabajando muy bien en ese aspecto", y también en cuanto a su educación: “se les exige que terminen el colegio, que estudien y sean ordenados”. “Pero hay cosas que te exceden, porque no hay condiciones sociales y una estructura familiar que pueda sostener y acompañar, y hoy la brecha física es muy relevante”, relató.
Por eso, a veces, “Gimnasia corre con ventaja, porque para jugar tenés que ser socio y poder pagar la cuota, y eso indica que hay una familia que puede cumplir con esos otros requisitos”. El exdefensor de clubes como Instituto, Talleres y Argentinos Juniors aclaró que aún siguen saliendo los virtuosos a los que se los puede becar y seguir para “darle lo que le falta”, “pero los tocados con la varita son muy pocos, la mayoría quedan en el camino cuando se los exige, porque si no están bien comidos no se puede pedir mucho”. “Y para los altos niveles tenés que llegar completo, si no, no te van a elegir”, agregó.
“Esto es más profundo”, consideró Plaza, para quien con la merienda que se ofrece en los clubes no alcanza, “es una cuestión social que lleva décadas y que no la vamos a resolver de un día para el otro, hay que cambiar muchas cosas desde abajo y con tiempo”.
En cuanto a su camada de jugadores que como él llegó a triunfar, aseguró que principalmente influyó “la suerte de estar en un plantel que estaba en el Nacional B y llegó a primera división”. Pero también, que “la mayoría de los chicos que llegamos, éramos de clase media para arriba, por lo que no teníamos problemas de alimentación, estudio o descanso, sino que nos dedicábamos a mejorar nuestra parte física y entrenar sin tener otros problemas en la vida”.
“Arrancar jugando en primera ya te abre muchísimas más puertas que ahora, en donde tenés que esperar captadores para ver si hay chicos, porque las plazas actuales no tienen tanta visibilidad”, concluyó, “es fundamental tener un club por lo menos en el Nacional, porque si no, los buenos se van a Santiago, Tucumán o cualquier otra plaza y tenés que estar rogando que no se los lleven”.
No hay mucho que ofrecer
Para el exformador de jóvenes a través de las selecciones salteñas sub 15 y 17 y que ahora se desempeña como director técnico del primer equipo de San Antonio, Pablo Moncholi, hay mucha verdad en las palabras de Garnica, aunque subrayó que “el estereotipo del jugador del Norte se caracteriza por otras cosas, y no por su físico”.
Moncholi, que también dirigió inferiores en Central Norte, contó que participaron en un nacional de selecciones provinciales en Viedma, “en donde tuvimos que enfrentarnos con Mar del Plata y Mendoza, en donde su porte físico era totalmente diferente”, y, sin embargo, salieron subcampeones de ese torneo “con chicos que medían la mitad que los otros”.
De todas maneras, Moncholi no coincide con las forma en que se realizan esas pruebas, “se las hacen a chicos muy chiquitos que a esa edad no tienen que estar sometidos a tanta presión, porque no saben si van a querer jugar al fútbol, ser pintores o peluqueros, ellos quieren jugar y divertirse, y nada más”. Y aseguró que la frustración a la que lo pueden someter sus padres si no quedan puede ser contraproducente.
“Ellos te pueden seleccionar un equipo de 15, para jugar algunos partidos, pero en realidad te están mirando solo a uno, los otros son para completar el equipo, entonces no me parece apresurarlos tanto”, expresó. Y confió que si el niño “va a jugar bien, lo va a hacer a los 15, 16 o 17 y lo van a buscar igual”.
Sí coincidió en que el principal problema de las inferiores locales pasa por la categoría en la que están jugando los clubes salteños, “los que juegan bien, a los 15 o 16 años ya se van, y no alcanzamos ni a verlos”. “Hoy Tucumán se lleva el 70% de los que están para seguir creciendo, y el otro porcentaje se va a Buenos Aires, Rosario, o Córdoba”, señaló.
“Quizá cuando tengamos qué ofrecerles, se empiecen a quedar, pero jugando el regional hay poco incentivo”, recalcó. Aunque reconoció como un fenómeno a seguir analizando, que más del 90% de los que se van, “pegan la vuelta rápido porque no llegan a explotar”.
“Acá faltan formadores, infraestructura, dinero, porque todo va de la mano a la categoría en que estamos”, lamentó, y como Plaza, aseveró que en algunos clubes como Central Norte “las cosas en inferiores se están haciendo bien” y, sin embargo, “no hay muchos jugadores que trasciendan para llegar a ser titulares”. El único que hoy juega entre los titulares es Luciano Giménez, que regresó de hacer las inferiores en Boca, “es muy difícil poder llegar a formar jugadores que trasciendan y se queden con lo poco que tenemos para ofrecer”.