"No digas sí, di oui", le solía espetar el Inspector Closeau a su fiel acompañante, el sargento Dodó, en la versión animada de La Pantera Rosa. Cinco décadas más tarde, la frase vuelve a retumbar fuerte tras la incorporación de Lionel Messi al Paris Saint-Germain, donde será dirigido por Mauricio Pochettino y jugará junto a Ángel Di María, Leandro Paredes (con quienes ganó la reciente Copa América) y Mauro Icardi.
Esta pandemia repartió de todo. Incluso imposibles como que hoy la capital francesa sea el epicentro del fútbol mundial, y más con el equipazo interestelar que salió de la billetera del jeque Nasser al-Khelaifi. Amén de ganar la Champions League, el deseo que deja entrelíneas el club del Parque de los Príncipes es convertir al fútbol en el deporte rey entre los galos.
Si bien lo es, y para muestra están las dos Copas del Mundo que ganaron, allá el football (en inglés, pero con acento francés) no desata la misma pasión que la que presumen sus vecinos españoles e italianos. Al punto de que, según el historiador francés Fabien Archambault, ser antifútbol es una "especialidad francesa". Al respecto, el sociólogo Anthony Mahé señaló: "Lo que critican los antifútbol son los atributos de la fiesta, la multitud, el espectáculo. En vez de ver los problemas de la sociedad, nos dejamos idiotizar".
► Una manga de lectores de cómic
En mayo, el gobierno francés aprobó la entrega de un bono de 300 euros para gastar en cultura, en el intento de mitigar la crisis económica que generó la pandemia. La medida fue un éxito: 600 mil usuarios de 18 años descargaron la aplicación, y el 75% invirtió ese dinero en libros. Con la app Culture Pass los jóvenes también pueden gastar el incentivo en museos, tiendas especializadas en música, cines y demás espacios culturales. Y aplica para todo el territorio francés.
Sin embargo, el diario Le Monde se encargó de rebautizar al Culture Pass como "Manga Pass", debido a que dos de cada tres libros comprados son traducciones de mangas japoneses. Tampoco es una sorpresa, ya que Francia tiene una gran tradición en el género. De hecho, nada más en 2020 las ventas de cómics aumentaron un 6%, facturando alrededor de 591 millones de euros y convirtiéndose en el sector de la industria editorial que más creció. De cada cinco libros vendidos allá, uno es un cómic.
Este auge podría servirle de aliciente a Thiago, Mateo y Ciro Messi para aprender francés y acercarse a un fenómeno cultural que permite el libre movimiento por librerías. A contracorriente de otras alternativas culturales y de ocio, como cines, museos y recitales, que siguen padeciendo las secuelas y restricciones por la covid-19.
► Musique en live
Recién a fines de mayo se celebró el primer recital bajo techo en Francia desde el inicio de la cuarentena. Lo protagonizó la legendaria banda de rock alternativo Indochine, como parte de un experimento para la vuelta de los shows en vivo en este formato. Sucedió en el ex Palais Omnisports de Paris-Bercy.
Poco después la ministra de Cultura, Roselyne Bachelot, confirmó que los festivales musicales se celebrarán durante el verano de 2021, y que dispondrían de un fondo económico de 30 millones de euros para ayudar a los organizadores, por si se veían obligados a modificar o anular sus programas. Por otro lado, la Fête de la Musique (el Día de la Música), que celebra el comienzo del verano y lleva a millones de amantes de la música a las calles, sirvió de excusa para levantar el toque de queda.
Si bien ya no es obligatorio en otros ámbitos, en los recitales sí es necesario el barbijo, lo mismo que el pasaporte sanitario. Para ver un show en vivo, también es obligatorio tener sendas dosis de la vacuna. Antes aplicaba sólo para las funciones de cine, al igual que para bares y restaurantes. Pero a partir de este mes se extendió al resto de las actividades culturales.
Hasta el pogo, en los recitales de punk o metal, cuenta con un protocolo. Al respecto, el gobierno decidió habilitar en los lugares cerrados un 75% de su capacidad. En tanto que en los espacios abiertos es igual a la de la antigua normalidad. Y otra novedad es que las discotecas abrieron el 9 de julio.
El festival Peacock Society (dedicado a la música electrónica) anunció su programación para comienzos de setiembre, al igual que We Love Green, con una grilla internacional que incluye a Anderson.Paak y Disclosure, al igual que los locales L'Impératrice. Y lo mismo el festival Marvellous Island. En tanto que la versión parisina del Pitchfork y del Lollapalooza patearon sus respectivas ediciones para el verano del año próximo, decisión a la que se sumaron el Solidays, el Electroland (se hace en el Disneyland de la capital) y el Afropunk.
► Qué suena en París
Messi es confeso fan de Abel Pintos, Los Palmeras, Dread Mar I y J Balvin. Si bien en Barcelona era complejo encontrarle analogías, en Francia también. Aunque el reggae y el reggaetón forman parte de la banda de sonido de la juventud gracias a los inmigrantes africanos y caribeños. Pero como Francia es para los franceses, poco se conoce de la nueva avanzada artística local. Al menos en esta orilla del Río de la Plata.
Polo & Pan goza de una gran afición tanto allá como acá. Al tándem electrónico lo secunda el groove de L'Impératrice, quienes, de la misma forma que Papooz, son una gran influencia en la propuesta musical de Bandalos Chinos. También rankean en el gusto de los pibes de París el dúo The Pirouettes, el cantautor Voyou, el productor y músico LewisOfMan, la electropopera Alice et Moi, el indie arrebatado Grand Blanc y el binomio dramático Pépite. Pero son sólo la punta del iceberg. O de la croissant.
Aunque entre los mejores álbumes de 2020 sobresalieron S16, disco percusivo y experimental de Woodkid; la chanson de Les failles, de la cantautora Pomme; también M.I.L.S. 3, del rapero Ninho. Y Grand Prix, de uno de los pocos artistas franceses que juega de local en Buenos Aires: Benjamin Biolay.
► Intérieur et extérieur
Si pinta quedarse en casa, la serie de Netflix Plan Cœur no sólo muestra la vida milénica a la manera francesa, sino que tiene una gran banda de sonido. Pero nada se compara con Dix Pour Cent. O sí: El colapso, paradigma de la microserie. ¿Una más?: Vernon Subutex. Très bien!
Si pinta salir, más que pasear Bougival, comuna ubicada en las afueras de París donde se hospeda la mayoría de los futbolistas del PSG o el chetísimo barrio de Saint-Germain, la zona parisina que marca tendencia es Le Marais, una antigua área pantanosa donde llegó a vivir el escritor Víctor Hugo. Hoy conviven arte urbano, comunidad judía y hípsters.
Traduciendo un refrán galo al español: Estar ahí es como ser tratado a cuerpo de rey. Bienvenue, Puce!