La ballena jorobada que estaba varada desde el pasado 7 de agosto en San Clemente del Tuyú, en el extremo sur de la Bahía Samborombón, falleció finalmente este jueves pese a los esfuerzos del personal de la Fundación Mundo Marino por asistir al animal. El evento genera preocupación entre los especialistas ya que, lejos de tratarse de un caso aislado, forma parte de un fenómeno regional. 

El cetáceo (Megaptera novaeangliae) fue hallado el sábado pasado a 600 metros del Faro San Antonio por un pescador que inmediatamente dio aviso a Mundo Marino. Al llegar al lugar, los expertos constataron que el animal estaba cubierto de agua casi en su totalidad y que solo movía una de sus aletas pectorales y la aleta caudal. La otra aleta pectoral se encontraba enterrada en la arena. 

Ante ese escenario, decidieron aguardar a que la marea creciera antes de intentar cualquier maniobra. Finalmente, con el aumento del caudal de agua, procedieron a desenterrar la aleta paralizada y lograron enderezar a la ballena. 

Luego de mucho esfuerzo, se pudo direccionar al cetáceo al canal de salida. Sin embargo, aunque quedó libre del fondo arenoso, una suba en el nivel del mar hizo que debieran suspender las tareas de reflotación por seguridad.

El domingo 9 de agosto, el cetáceo volvió a quedar varado sobre su propio cuerpo. El lunes, finalmente, fue encontrado sobre un cangrejal en la orilla, donde murió pocos días después.

Un fenómeno regional

Brasil, un día antes del fallecimiento en San Clemente del Tuyú, informó también sobre el hallazgo de una ballena jorobada sin vida en la Playa de Enseada, en la ciudad de Guarujá. Se trató de una hembra joven, según precisó el Instituto Gremar. 

De acuerdo con la información aportada por el organismo, es el tercer caso de este tipo en cinco días, mientras que en lo que va del año el país ya registró 97 ejemplares muertos.  

En Uruguay, en tanto, el centro de rescate SOS Fauna Marina de Uruguay dio cuenta de un descubrimiento similar: una ballena franca austral (Eubalaena australis) sin vida cerca de la costa de Piriápolis, en Maldonado.

En el caso de Argentina, la muerte de San Clemente del Tuyú estuvo acompañada por otros dos casos de ballenas jorobadas varadas en Comodoro Rivadavia (Chubut) y Claromecó (Buenos Aires), ambas descubiertas el 11 de agosto. “Efectivamente se puede afirmar que hay un aumento tanto de avistamientos como de varamientos de ballenas jorobadas en la provincia de Buenos Aires desde 2018", aseguró Gisela Giardino, docente de la cátedra de Mamíferos Marinos de la Universidad Nacional de Mar del Plata e investigadora del CONICET.

"Si comparamos la cantidad de varamientos entre 2010 y 2015 con los ocurridos entre 2015 y 2021, se registró un aumento del 80 por ciento. Hay que tener en cuenta que, al estar prohibida la caza de estos animales, su población ha ido en aumento, lo cual genera que sean más frecuentes la cantidad de avistajes y también de varamientos”, explicó Giardino, quien presentará estos datos en las próximas Jornadas Argentinas de Mastozoología de noviembre.

Según advirtió la especialista, el "91 por ciento de las ballenas jorobadas muertas eran individuos jóvenes. Esto podría indicar que, ante la falta de experiencia, se fueron desorientando a la hora de encontrar alimento suficiente. Ante la falta de alimentación, se debilitan y quedan propensas a enfermedades”.

“Sin embargo", añadió como otra de las posibles causas que explicarían el aumento de este tipo de eventos, "según nuestro análisis de ballenas jorobadas varadas en aguas de la provincia de Buenos Aires desde 2003, el 30 por ciento mostró algún signo de interacción de origen antrópico, sea por enredos en artes de pesca o colisiones", un fenómeno que "también se evidenció en la Patagonia con la ballena franca austral”.