La División de Bienestar del Servicio Penitenciario de la provincia de Salta organizó un agasajo para los tres niños y las dos niñas menores de cuatro años que atraviesan su primera infancia junto a sus madres privadas de la libertad en el penal de Villa Las Rosas, en la ciudad de Salta.
Ayer al mediodía en la sala de estimulación de la Unidad Carcelaria 4, hubo juegos, golosinas, regalos y un refrigerio para lxs niñxs, que habitualmente permanecen en un denominado "pabellón" pero que sería una habitación con sus madres; en ese lugar hay también ahora una embarazada. Las actividades por el Día de las Infancias se realizaron con el aporte del sector privado, del municipio capitalino y del personal penitenciario de la División Bienestar.
La profesora de educación física Griselda Medina, de la División de Bienestar, contó a Salta/12 que se hizo una celebracion emotiva por el Día de las Infancias, "para que (lxs niñxs) pasen un día diferente", ya que habitualmente permanecen en la unidad con la madre, en un pabellón apartado del resto de la población de internas. La actividad de Bienestar se aboca a todas las mujeres privadas de la libertad, que son 111 en esta cárcel, y Medina en particular, se ocupa de la actividad deportiva. Sin embargo, no permanecen ajenxs a la situación de lxs niñxs ahí, que no se desvinculan de sus madres hasta los cuatro años. Después de esa edad se les destina a vivir con otros familiares extramuros, si es que tienen esa posibilidad, o pasan a una internación y siguen las siguientes etapas de su infancia institucionalizadxs.
Con la pandemia, lxs niñxs en el penal también se han visto perjudicadxs puesto que las salas de estimulación no estuvieron funcionando y recién se estaría tramitando que puedan volver a ingresar docentes que se encargan de esa área y trabajan con lxs chicxs.
No es lugar para niñxs
"La cárcel no es un lugar para un niño o niña", sostuvo con énfasis la abogada Tania Kiriaco, exdirectora del Observatorio de Violencia contra Las Mujeres. La licenciada en Ciencias de la Comunicación y docente en el penal, Guadalupe Macedo, coincidió con esta afirmación, pero señaló que ocurre que muchas veces necesitan la cercanía con sus madres.
Kiriaco investigó la situación las mujeres en la UC4 durante 2018-2019, y parte de ese trabajo se plasmó en el informe anual del Observatorio de Violencia contra las Mujeres. La profesional contó que sigue yendo al penal por visitas a las internas. Indicó que en 2019 había una salita para estimulación de lxs niñxs a la que iban con las madres y había dos docentes que cumplían distinto turno.
Recordó que en 2019, recomendaron a los jueces y juezas que les den a las madres una prisión domiciliaria teniendo en cuenta los derechxs de lxs niñxs y los tratados internacionales que recomiendan que se implementen otras forma de cumplimiento de condena en estos casos. En aquel año había mujeres que no tenían domicilio constituído donde establecerse y este es un requisito para el otorgamiento de la prisión domiciliaria. Además, para acceder a este beneficio se requiere que sus abogadxs particulares o defensorxs oficiales lo soliciten y eso no siempre ocurre, por diferentes razones.
"El encierro no es un lugar apto para las infancias pero muchas veces es necesario que estén cerca de su mamá", dijo por su parte Macedo, que daba clases y desarrolló una revista con las mujeres del penal. La docente recordó un momento doloroso que presencío: un día uno de los niños cumplió 4 años y se tenía que ir porque solo hasta esa edad pueden estar con su mamá dentro de la cárcel, "Y ese día se lo llevó una asistente social, él no sabía nada, no lo habían preparado para que se separen".
Kiriaco indicó que cuando no hay nadie que pueda hacerse cargo de la crianza de lxs niñxs extramuros, después de los 4 años, siguen institucionalizadxs en hogares del Estado. Resaltó además que por lo general se ve una ausencia de progenitores varones para responsabilizarse de ese cuidado.
En el encierro
Macedo contó que "hay niños que no conocen los animales o no tienen contacto con otros pares porque están siempre dentro del encierro sometidos a los horarios de la cárcel, y sus dinámicas que afectan al desarrollo y crecimiento óptimo, no socializan y están constantemente viviendo situaciones de violencia como la requisa, aunque no a ellos pero ven lo que viven su mamá y sus compañeras".
"En la crianza de les niñes, si bien es responsabilidad de su mamá, todas las mujeres que están alrededor se hacen cargo. Siempre se los cuida, se los protege para que no vivan tanto el encierro", relató respecto a lo que vio en el penal, ya que en sus clases y talleres las madres permanecían con sus hijxs.
Los delitos que tienen las mujeres mayormente "son contra la propiedad, no contra las personas", señaló Kiriaco. En el relevamiento que hizo en 2019 las internas también se quejaron respecto a la alimentación que recibían, en la que faltaban frutas y verduras. De hecho, sus visitas tienen prohíbido llevarles fruta, además de otras cosas, como juguetes pequeños para lxs niñxs, peluches o plastilinas.
"Lxs niñxs necesitan asistencia de su salud, salir, hacer horas recreativas fuera del penal. Que estén ahí no significa que esté cumpliendo la condena de su madre. Necesitan una salita externa, tienen que tener asistencia", sostuvo Kiriaco. Además, indicó que el lugar donde están las madres con lxs hijxs es una habitación, no un pabellón, y que ahí conviven en situación de hacinamiento. También consideró importante que a las mujeres se les garanticen elementos de higiene personal y de gestión menstrual porque no se los dan en el penal.
"Cuando es el día de visita en la cárcel de varones, en la fila están las mujeres", mientras que en las visitas de mujeres no se ve varones, suelen ser también otras mujeres, por lo general madres y hermanas quienes las van a ver, señaló Kiriaco. E incluso hay internas que no reciben visitas de sus familiares, en algunos casos porque viven lejos. Además, consideró que los prejuicios sociales son mayores para las mujeres que infringen la ley penal que para los varones.
Kiriaco señaló que hay infancias que están extramuros y no pueden visitar a sus madres en el penal y son privadas del vínculo. Ejemplicó con la situación de una de las internas del penal, que es de Cafayate y tiene allí dos hijxs, sus familiares no tenían dinero para viajar a Salta Capital y desde el OVCM habían conseguido que ella pudiera salir a visitar a lxs niñxs, la llevaban en una camioneta de la policía y esa visita duraba solo una hora. Dijo que "ese beneficio fue quitado por el juez de ejecución" pero este año la autorizaron de nuevo a visitar a lxs hijxs.
Medina también consideró importante que haya más involucramiento de las entidades para el trabajo con lxs niñxs. Dijo que necesitan estimulación específica. Lxs niñxs "no cometieron errores, los cometieron sus madres" y al estar en la cárcel, afrontan las limitaciones de salir, de disfrutar, subrayó. Aunque especificó que en el caso de las internas que tienen familiares hay niñxs que pueden salir con autorización de jueces o juezas y después vuelven porque necesitan el vínculo con la madre.
La docente detalló que sería importante que en el penal pudieran contar con materiales imprescindibles para lxs niñxs como colchonetas, un tobogán, una pequeña plazita, pelotas de diferentes tamaños, "para que puedan experimentar y jugar. "Son niñxs y demandan energía que necesitan canalizar".
El profesor de educación física Gustavo Vicentini es director de Disciplinas Deportivas de la municipalidad. Contó que desde esa área colaboraron con las actividades que se hicieron para lxs niñxs en el penal de mujeres el viernes. Él no pudo ingresar pero sí una docente del área, Vanesa García, que en el marco de un programa dicta clases de ritmo latino y zumba para las internas.