Grandes transformaciones sociales y culturales se vienen desarrollando en estos últimos años, así como nuevos paradigmas irrumpen en la sociedad tensionando tradicionales preceptos. En este sentido, las infancias, la forma de pensarlas y transitarlas, no son la excepción.
Pensando niñeces que puedan estar centradas en un enfoque con perspectiva en derechos, y retomando la diversidad como una riqueza social y no como un impedimento para el desarrollo personal, es que surgen proyectos para vivenciar la infancia de múltiples maneras.
Dejando atrás el tradicional “Dia del niño”, que encorseta y limita, así como haciendo énfasis en la importancia de transformar el lenguaje como una forma de entender y transmitir el mundo, se comenzó a trabajar e instalar la idea de celebrar “las infancias”.
Son muchos los proyectos que fomentan y acompañan las diversas maneras de transitar esta etapa sensible y formativa. Por ello, en este “Dia de las infancias”, aquí un recorrido en Salta por algunas de ellas.
Aprender en el campo
Olga Lubel lleva adelante “La Granjuela” hace mas de 10 años. Ubicada en el predio de Finca La Huella, en la Localidad de Vaqueros, es un proyecto en consonancia con un entorno mayor al cual ella adhirió, hace ya muchos años, cuando eligió vivir en el campo.
“Nosotros en la finca recibíamos visitas de escuela públicas y privadas que, dentro de la currícula, tenían el paseo a la granja. Lo que yo veía es que había algunos niñes que me miraban con una cara de ‘me está interesando lo que me estás diciendo’ entonces, sirviéndome de una parábola agropecuaria, ‘uno puede sembrar al voleo o sembrar en almácigos’, así fue que pensé que cuando venían los chicos era un poco como sembrar al voleo y dije ‘qué bueno sería que yo pudiera volver a encontrarme con estos chicos que están interesados por alguna razón’".
Partiendo de esta premisa, Olga supo divisar el interés de tantas infancias que se encontraban ávidas de transitar otras experiencias “Y así fue. Le puse un nombre y cuando venían los chicos les decía ‘si a ustedes la ecología, la vida en el campo, les interesa, pueden venir los sábados a la mañana’ y empezaron a venir un montón de chicos. Después resultó que estos chicos tenían hermanos, o ellos mismos fueron creciendo, y así fue que lo que era un grupo ahora son cinco grupos, que van de los 2 años y medio hasta los 23”.
En cuanto a los objetivos fundamentales del proyecto, Olga comenta: “La Granjuela propone educar en contacto con la naturaleza. Que el aula sea el piso de tierra y que estén dentro de un sistema productivo, que para mí eso es muy importante, acercarlos a los ciclos. Cuando ellos ven esto, se dan cuenta lo que significan las acciones humanas. Como se producen los alimentos y el costo humano que tiene la producción de ellos”.
Olga se apasiona hablando del proyecto y de los objetivos que, hace más de una década, siguen sosteniendo en una propuesta que cada vez congrega más niñes “Yo reflexiono mucho con los chicos, y veo que incorporan esto de ‘si quiero saber algo, me preocupo hasta que lo aprendo’. Formar cabezas abiertas, es lo que a mí más gozo me da, la sensación de decir ‘¿quieren ser equilibristas?, bueno, súbanse a la cuerda’".
Todes a jugar
“Kallpa Lúdica” es un proyecto que congrega a un grupo de profesionales de diversas disciplinas enfocadas especialmente en la recreación y la educación. El eje central de su objetivo es fomentar vínculos saludables desde el juego y la lúdica. Para llevar adelante esta opción, los juegos de mesa cumplen un rol central.
Luis Varela es uno de sus integrantes y comenta los inicios de la experiencia: “Nosotros nacimos en esta fecha. Fue un gran motor para la creación de Kallpa Lúdica porque, independientemente de la hegemonía comercial, es como que todos sintonizamos la frecuencia del cuidado de las infancias y de celebrarlas. Todas las personas que transitamos del equipo de Kallpa somos de distintas profesiones pero formados en el campo de la recreación. Entonces desde ahí entendemos la recreación como un derecho humano”.
La fuerza que propone el juego está inscripta en la misma enunciación del nombre “Kallpa es una palabra de origen aymara y significa potencia”, comenta Luis, y agrega: “entendemos el juego como una práctica humanizante. Así fue que empezamos a confluir desde un interés particular, que es el interés por los juegos de mesa. Comenzamos a pensar cómo acercar todo esto que veníamos conociendo de los juegos de mesa, sobre todo los juegos de autor/autora en Argentina, y cómo acercarlo a esta región norte del país, que muchas veces se encuentra bastante limitada a acceder a este tipo de propuestas, de recursos”.
Luis continúa el relato haciendo énfasis en el objetivo central de la experiencia de Kallpa: “Principalmente lo que nosotros hacemos es trabajar en favor de las infancias. No solo directamente con ellas, sino también con todas las personas que como adultos/adultas, las acompañamos en su crecimiento, en su desarrollo y también aprendiendo de ellas”.
Romper miradas binarias
En esta nueva y revitalizada celebración de las infancias, las miradas binarias están en el centro de la escena como un núcleo duro a desentramar, fomentando y fortaleciendo lo diverso.
Este tópico se hace presente no solo en los colores, elecciones deportivas o en la ropa a elegir, sino también en las miradas que existen hacia las propuestas de educación alternativas. Estas propuestas no pretenden suplantar una por otra, sino convivir y multiplicar saberes.
Así lo explica Olga Lubel: “La educación hegemónica dialoga con La Granjuela. Acá tenemos convenios con escuelas públicas locales y hemos hecho recorridos muy interesantes. Por ejemplo, durante el 2019, los chicos del secundario los lunes no iban a clase y venían acá. Había grupos con chicos que tenían un alto nivel de repitencia, por ejemplo, de primer año que tenían 19, eran vistos como casos perdidos. Pero a fin de año hubo una evaluación y los mismos docentes comentaban que eran los cursos que habían tenido mejor desempeño académico”.
Olga profundiza la idea de romper con esta mirada dicotómica que no hace otra cosa que obturar el pensamiento. “Seguimos pensando de manera binaria. Desde acá, nosotros tenemos que pensar los procesos agropecuarios, la agroecología inscripta en un mundo en donde hay determinados lenguajes que ya están incorporados por las nuevas generaciones. Para nosotros es importante formar un neo-campesinado. El otro día un chico daba un ejemplo genial, le decía a su mamá que había decidido ser ‘hacker y pastor’, entonces tenía que criar cabras en un lugar con wifi ¡Es perfecto ese poder de síntesis! Pudo conjugar la ocupación del territorio con una habilidad digital. Me parece que le da una vuelta de tuerca a esta dicótoma que teníamos nosotros de ciudad/campo”.
Luis, de Kallpa Lúdica, enfatiza: “El juego revoluciona lo cotidiano”, y desarrolla un poco más esta idea-fuerza que guía al grupo: “Una de las cosas que nos encontró antes de formar Kallpa es precisamente derribar esas individualidades y formas un tanto alienadas en las que estamos viviendo. Una sociedad que invita a consumir de forma individual, creando una sensación virtual de estar conectados con mucha gente. Sin embargo, muchas veces se comparte una mesa y cada cual está con un dispositivo en la mano, sin interactuar entre ellos, perdiendo la posibilidad de compartir ese momento único e irrepetible, de mirarse a los ojos, de reír, de conversar. Ahí es donde los juegos de mesa entran y son un mediador para generar y habilitar otras posibilidades. Cuando entramos a jugar se genera un circulo mágico, un tiempo que es especial. En ese sentido hay una posibilidad del disfrute y de la libre participación. Libertad de poder elegir, de jugar o no jugar. De permitirme tomar roles que no son propios de mi vida cotidiana, por ejemplo. Eso lo hace una experiencia particular y nos deja muchos aprendizajes”.
Las infancias hoy
Olga, desde La Granjuela, reflexiona sobre este día de las infancias. “Me parece que tenemos que honrar a los niños, en el sentido de mirarlos y acompañarlos. Creo que tenemos que pensar a quienes estamos educando y para qué mundo, pero no como un acto de consumo. Siento que no estamos amando a los niños en el sentido más elemental, porque hemos hecho desastres con este planeta que les estamos dejando. Los chicos están fascinados por el mundo, no quieren pasar el tiempo, no quieren huirse, porque recién están deslumbrándose. Tenemos que víctimas y no podemos naturalizarlas. Tenemos que invitarlos a que nos crean que todavía hay algo para hacer”.
Desde Kallpa comentan a propósito de este día: “Lo principal para nosotros es mostrar otras propuestas e ir potenciando una mirada diversa de la vida. Nos gusta mucho pensar en seguir sembrando esta idea de que desde el juego podemos habilitar posibilidades de encuentro. Nos gusta traer esa reflexión, invitar a esa vivencia del juego y del encuentro y desde ahí soñar otros mundos, crear otros vínculos y sobre todo, poder cuidarnos entre las personas y sobre todo cuidar a las infancias. De alguna manera, asumir como ciudadanía la co-responsabilidad en el cuidado y bienestar de las infancias”.
Diversas, múltiples y siempre vitales, así se presentan las infancias. Interpelando a los adultos a creer cabalmente que hay múltiples maneras de vivir la niñez y que se deben tanto respetar como acompañar este tránsito.
Intentando dejar atrás viejos preceptos biologicistas, con la intención de habilitar espacios donde se desarrollen cuerpos y mentes libres de mochilas adultocéntricas, transitamos nuevos tiempos para las infancias.
Entre el campo y la ciudad, con tierra, plantines, fichas o cartas, se abren propuestas que intentan seguir profundizando otros mundos posibles, otros mundos deseables, otros mundos donde quepan muchos mundos.