Era un pedido a gritos desde hace tiempo, y finalmente va a satisfacerse: Filmoteca, el programa de cine ya clásico de la Televisión Pública, vuelve al aire. El próximo sábado 21, su cocreador, el reconocido docente y preservador cinematográfico Fernando Martín Peña, volverá a vérselas con su coequiper estable de las últimas temporadas, el crítico, docente y programador de festivales Roger Koza, para compartir el primero de sus copetes de culto de la temporada. Tras quince años al aire sin interrupciones, el programa, que tuvo su primera emisión en el año 2000 -al comienzo con conducción de Peña y Octavio Fabiano y luego con la de Peña y Fabio Manes-, podrá volver a verse en las trasnoches de los sábados y domingos en la Televisión Pública. La intención es volver al formato semanal a partir del año próximo.
Fue tal la conmoción que produjo la discontinuación de Filmoteca, que meses atrás circuló una carta con miles de firmas, pidiendo explicaciones por la súbita desaparición del aire y reclamando su reposición. Este regreso no es, en verdad, una obra de beneficencia: con un número creciente de seguidores, Filmoteca es uno de los programas más vistos del canal estatal.
-¿A qué atribuís estos parates de continuidad que se producen cada tanto?
-Fernando Peña: No tengo cómo saberlo. En su momento me dijeron que el programa se suspendía por la pandemia, pero la verdad es que Filmoteca se podía hacer por teléfono si se quería. Ahora volvemos porque cambió la gestión del canal y Claudio Martínez, actual director ejecutivo, aprecia el programa. El aguante desde las redes fue impresionante durante todos los meses que no estuvimos en el aire. El programa estuvo en el aire quince años sin interrupciones, y lo que nos dicen seguido es que en ese tiempo sirvió como espacio de formación cinéfila de mucha gente. Hay fanáticos que suben nuestras presentaciones a YouTube, llevan listas de todo lo que dimos, celebran a algunos personajes recurrentes del programa… No sé, es muy fuerte lo de las redes, una corriente de afecto impresionante que agradecemos mucho.
-¿Qué clase de programa te planteaste hacer cuando arrancaron, veintiún años atrás?
-FP: Con Octavio Fabiano, con quien compartíamos la dirección del Club de Cine, lo pensamos como una extensión de la actividad cineclubística: dos cinéfilos conversando en confianza sobre lo que se va a ver. En 2006 volví, haciéndolo solo y desde 2007 se sumó Manes y el programa se volvió diario, hasta entonces siempre había sido semanal. Nuestras referencias fueron, por supuesto, el programa Cine Club de Salvador Sammaritano, pero también Caloi en su tinta, de donde creo que viene la cosa más suelta, más informal.
-¿Se plantearon algún encuadre histórico? ¿Cine clásico, cine en blanco y negro, cine mudo y primera época del sonoro? ¿Temas, estilos, escuelas?
-FP: No, siempre fue “lo que nos gustara”. Y como por suerte nos gustan muchas cosas, el terreno es infinito. Sí hubo de entrada una intención de escaparle a lo canónico y sólo volver a él de vez en cuando. Que fuera la excepción y no la regla. Que en lo posible el espectador pudiera encontrarse en situación de descubrimiento, digamos.
-¿Hubo alguna mutación de esas premisas iniciales en el curso del tiempo?
-FP: No, salvo en lo presupuestario. A partir de 2008 el canal nos asignó presupuesto para comprar derechos, así que pudimos levantar un poco el perfil. Hasta ese momento estábamos confinados al material de dominio público o a las películas mudas. Desde entonces creo que se equilibró más la oferta del programa.
-Roger, ¿cómo se produjo tu incorporación?
-Roger Koza: Un día Fernando y yo estábamos en la sala principal del Festival de Mar del Plata, viendo Scabbard Samurai de Hitoshi Matsumoto. Había gente en la sala, pero nosotros nos reíamos como si estuviéramos solos. Esa felicidad compartida que reconocimos al terminar la función es el espíritu que siempre tuvo Filmoteca, y es lo que dio lugar a incorporarme al programa.
-¿Fernando, cuál es el origen de las copias?
-FP: Hay un treinta por ciento de copias que son muy raras, que no se consiguen en digital y entonces salen de mi colección. El resto se compra, como cualquier programa de cine por TV, con la diferencia de que no nos imponen un paquete cerrado sino que elegimos siempre nosotros.
-¿Qué copias raras conseguiste, qué títulos con poca circulación?
-FP: Te diría que lo más raro aparece siempre en un ciclo recurrente que se llama “Cine argentino perdido y recuperado”, que hacemos dos o tres veces por año. Ahí solemos pasar material nacional que está totalmente fuera de circulación y de lo que sólo quedan copias únicas.
-¿Cómo deciden la programación?
-RK: Fernando imagina y propone, yo interpreto y me asocio a su plan estético, que siempre me resulta cercano y estimulante. A veces sugiero un título o la programación de una semana. La única vez que programé a la par con él fue en un ciclo de óperas primas que hicimos para el Malba.
-¿Tienen intención de ampliar el espectro, llegar hasta el cine de épocas más recientes?
-FP: Llegamos más o menos naturalmente a los 80, aunque varias veces nos hemos acercado más acá. Con Roger tenemos hace tiempo la idea de pasar películas argentinas de hace diez o quince años que nos gustan mucho y se han visto poco. Veremos si este año podemos.
-¿Qué películas fueron para vos más importantes de mostrar en televisión?
-FP: Todo Keaton, que hace años está en dominio público y ningún canal pasa. La revolución justicialista, de Getino y Solanas, que estaba perdida y apareció gracias a que lo dijimos en el programa. Puntos suspensivos de Edgardo Cozarinsky, con presentación suya. Una semana dedicada a vampiras lesbianas. La marcha sobre Ezeiza de Carlos Nine, con presentación suya. Y Juan, como si nada hubiera sucedido, de Carlos Echeverría, una película que me cambió la vida.
-Roger, ¿qué películas te dio más placer programar o presentar?
-RK: El síndrome asténico de Kira Muratova y ¡Aleluya, soy un pordiosero! de Lewis Milestone. Los ciclos de Bresson y Dreyer fueron días de felicidad; también la semana de “Vampiros alternativos”, en la que hablé desde un féretro sobre una película increíble de Mario Bava.
-¿Y en función de futuro?
-RK: Me encantaría hacer una semana del cineasta Souleymane Cissé, de Mali, otra del británico Bryan Forbes y un ciclo de películas sobre ciudades de todo el mundo.