Desde Roma

Después de varias noticias que confirman que el coronel uruguayo, Pedro Antonio Mato Narbondo, condenado en Italia a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad en el contexto del Plan Cóndor, vive en completa libertad en Brasil, mucho se preguntan qué medidas tomará la justicia italiana para hacer cumplir la condena como corresponde. Sobre este hecho insisten los familiares de los desaparecidos atribuidos a Mato Narbondo y a los otros 13 condenados (3 chilenos y 11 uruguayos) por la Corte Suprema italiana. La sentencia, del pasado 9 de julio, confirmó a su vez las condenas de la Corte de Apelaciones de 2019. Ocho de los condenados uruguayos operaban en el centro clandestino de detención Automotores Orletti de Buenos Aires.

A los condenados se les atribuye en total la desaparición y muerte de 23 ciudadanos latinoamericanos (aunque cada uno ha sido condenado sólo por algunos de esos casos): cuatro chilenos secuestrados en Chile, trece uruguayos secuestrados en Argentina y seis argentinos secuestrados en Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil. A éstos hay que agregar otros 20 uruguayos secuestrados en Argentina pero cuya desaparición es atribuida a uno sólo de los imputados, Jorge Néstor Troccoli, también entre los condenados, que fue miembro del servicio de inteligencia de la marina militar uruguaya (FUSNA). Troccoli vivía en Italia en libertad y fue el único acusado que presenció algunas sesiones del juicio. Pero al día siguiente de la sentencia fue arrestado y está en la cárcel cumpliendo su condena.

Mato Narbondo, que cumplirá 80 años en setiembre, escapó de Uruguay en 2013, fugándose de la justicia uruguaya que lo iba a procesar por el homicidio de un militante del Frente Amplio en 1972, Luis Batalla. Mato Narbondo se fue a vivir a Santana do Livramento, una ciudad de Brasil muy cercana a la frontera norte de Uruguay y que del lado uruguayo se llama Rivera. En Rivera al parecer tramitó personalmente varias veces, sin que nadie lo denunciara, el “certificado de existencia” que debía presentar al servicio de Pensiones de las Fuerzas Armadas uruguayas para que le siguieran depositando la jubilación en una cuenta corriente. Desde 2003 Mato Narbondo es brasileño. Dado que su madre lo era y su esposa también, le fue fácil conseguir la nueva ciudadanía. Y según establecen las leyes brasileñas, como ciudadano de ese país al parecer no podría ser extraditado.

Según contaron varios artículos publicados por los periódicos uruguayos La Diaria y Brecha entre otros, Mato Narbondo es uno de los pocos condenados en Italia, si no el único, que vive en completa libertad, una vida tranquila en Santana do Livramento. Habría sido ayudado varias veces incluso por representantes consulares de Uruguay para gestionar sus certificados de existencia, sin nunca ser denunciado. Está siendo defendido en Brasil por el abogado Julio Favero que defendió también a otro torturador que se había escapado de Uruguay, el coronel Manuel Cordero. Sólo que Cordero fue extraditado a Argentina, después de vivir 6 años en Brasil, y fue condenado en 2016.

El recorrido de Mato Narbondo en la justicia italiana

Ya en la tercera línea del texto original de la sentencia de la Corte de Apelaciones de Italia, pronunciada el 8 de julio de 2019 (en reforma de la sentencia de primera instancia del 17 de enero de 2017), aparece el nombre de Mato Narbondo con los de los otros condenados. Todos fueron declarados “responsables del delito de homicidio voluntario pluriagravado y continuado” y condenados a la pena de cadena perpetua y al pago de los gastos procesales de las dos primeras instancias del juicio. Mato Narbondo es condenado además al aislamiento diurno por dos años. La Corte Suprema, dos años después, confirmó la cadena perpetua, aunque todavía no se conoce todos los fundamentos de esta condena que la Corte difundirá en los próximos meses.

El proceso a los militares del Plan Cóndor fue posible en Italia, no sólo por la insistencia y la paciencia de los familiares de los desaparecidos de origen italiano sino porque en Italia es posible procesar en contumacia, es decir ,aunque la persona no esté presente. Pero luego le toca a la justicia italiana tomar muchas otras medidas para conseguir que esas condenas sean aplicadas. Entre éstas es posible pedir la extradición a los países donde el condenado reside o del que es originario, para que cumpla la condena en Italia. Pero también puede pedir a los países donde se encuentran los condenados y cuya ciudadanía poseen, que ellos mismos los procesen, como hizo Italia con el ítalo-uruguayo Jorge Néstor Troccoli quien escapó a Italia en 2007 porque tenía pasaporte italiano y ahora ya está en la cárcel cumpliendo su condena a perpetua.

Pero el primer paso en todo este recorrido para la aplicación de una condena a un personaje que está ausente, es denunciar el caso a Interpol, la policía internacional que debería arrestar al condenado donde fuera que estuviera. Al parecer Interpol recibió denuncias tanto de Uruguay como de Italia pero nunca localizó al prófugo.

El otro punto por aclarar es si Brasil reconoce que los crímenes de lesa humanidad, como los de Mato Narbondo, no prescriben, sin importar el tiempo que haya pasado, tal como sostiene la convención de Naciones Unidas de 1970.

A Mato Narbondo se le atribuyen cuatro de las víctimas por las que se hizo el proceso Cóndor en Roma: los uruguayos Bernardo Arnone, Gerardo Gatti, Juan Pablo Recagno y María Emilia Islas de Zaffaroni. Todos militantes del Partido por la Victoria del Pueblo que fueron secuestrados en Buenos Aires en setiembre y octubre de 1976, el año que empezó la última dictadura argentina.

Cristina Mihura, viuda de Arnone con quien estaba viviendo en Buenos Aires cuando fue secuestrado, y que vive en Italia desde hace mucho tiempo, ha luchado por varias décadas con otros familiares para llevar adelante el juicio contra los represores del Plan Cóndor. Hace 22 años empezaron las investigaciones de la justicia italiana que concluyeron con las condenas el pasado mes de julio.

Pero la batalla para ella y los familiares de los otros tres desaparecidos por el cumplimiento de la condena de Mato Narbondo no ha concluido. En declaraciones a PáginaI12 Mihura dijo que no tiene noticias todavía de un eventual pedido de extradición a Brasil de parte de la justicia italiana. “Estamos en plena pausa estiva y habrá que esperar hasta setiembre. De todas maneras, aunque Mato Narbondo tenga también la ciudadanía brasileña, no parece que esa pueda ser una razón suficiente para que Brasil niegue su extradición a Italia. Porque ya no se trata de juzgarlo sino del cumplimiento de una condena definitiva que en Italia ha sido confirmada hasta por la Suprema Corte. Me resulta raro que Brasil proteja a sus ciudadanos aún cuando fueron condenados en otros países con todas las garantías”, indicó.

Bolsonaro

“Temo que será un trámite largo lo que en cierta medida nos favorece pues la decisión final en Brasil sobre las extradiciones depende del Presidente de la República y es de público dominio el apoyo del actual presidente Jair Bolsonaro a feroces torturadores impunes como fue el caso del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra (muerto en 2015 pero al que Bolsonaro definió como un héroe nacional). Habrá que esperar un nuevo presidente en Brasil. Pero mientras tanto cuento con que la autoridad judicial italiana y el gobierno de Italia inicien el trámite de extradición que es imprescindible”, concluyó.

La idea de que tal vez lo más conveniente sea esperar el cambio de gobierno en Brasil (las elecciones presidenciales están previstas para 2022) es compartido también por varias de las personas que se han ocupado de llevar adelante el proceso Cóndor en Roma. No obstante es posible que en el mes de setiembre, cuando el país comience a funcionar nuevamente luego de las vacaciones de agosto, haya alguna novedad.