Los mellizos Barros Schelotto pudieron armar el equipo ideal, con Centurión en la cancha y un mediocampo de mucho juego (Gago, Pérez, Bentancur, con la colaboración del ex jugador de Racing), pero sus dirigidos no pudieron con Estudiantes y se recalentó el Superclásico de la semana que viene, porque ahora se redujo en dos puntos la distancia que los separa de River. Fue un partido de trámite parejo y que tuvo un resultado justo, aunque dos jugadas sobre el final pudieron haber dejado la impresión de que Boca mereció más
El primer tiempo dejo poco fútbol y muchísimo material de descarte. Inevitablemente hay que empezar por la insólita reacción de Nelson Vivas, el entrenador de Estudiantes quien, muy enojado por un penal no cobrado, convirtió el enojo en furia cuando el árbitro Silvio Trucco, a instancias del juez de línea, lo sacó de la cancha. Vivas se desprendió los botones de la camisa, se la sacó como si se dispusiera a una pelea callejera, pateó un micrófono y se fue hacia los vestuarios, mientras los propios suplentes de su equipo lo miraban incrédulos. Hace un par de años, Vivas había tenido una reacción violenta contra un hincha de Quilmes que motivó su salida del club. Todo el mundo se quedó hablando de Vivas cuando terminó la primera etapa, en la que casi no hubo situaciones de gol. Hubo sí dos polémicas. Una falta de Ascacibar contra Benedetto en el área que no cobró el árbitro y hubo falta en el área cuando Rossi se lo llevó puesto a Cavallaro. Esa acción fue la que inició la ira de Vivas.
Boca mostró mejores intenciones en los primeros quince minutos y hasta logró inquietar a los defensores locales por la intensa presión a la que los sometía. Recuperaban la pelota con rapidez, pero luego no mostraban demasiadas ideas. Centurión ilusionaba a los boquenses con algunas pisadas que provocaron más de una falta, que Boca no supo capitalizar.
En el segundo tiempo siguieron las fricciones, la falta de criterio para elaborar jugadas asociadas, el apuro, pero por lo menos hubo algunas situaciones de gol que colorearon la palidez del juego.
El equipo platense, superior en el inicio de la etapa complementaria, pudo llegar en un remate de Dubarbier que tapó muy bien Rossi y en un cabezazo de Viatri que elevó la pelota desde una buena posición, por detrás de los defensores rivales. Y en el último tramo del encuentro, cuando Estudiantes empezaba a sentir el cansancio por el partido que venía de jugar en Medellín, Boca tuvo dos clarísimas para quedarse con la victoria. La primera fue una buena jugada con varios toques (la mejor de todo el partido) que no terminó en la red porque Schunke sacó sobre la raya una pelota con la que Benedetto pretendía habilitar a Bou, quien había entrado unos mnutos antes. En la otra, Andújar perdió el control de la pelota (se le fue larga) en el área y Bentancur se la robó, pero falló en el taco que pretendía habilitar a Benedetto, quien estaba solo en el medio
El partido contra Estudiantes era el primer vértice de esa especie de triángulo de las Bermudas que debía atravesar Boca. El domingo que viene deberá recibir a River y siete días después jugará, otra vez en la Bombonera, contra Newell’s. Seguramente después de ese encuentro se aclarará un poco el panorama del torneo. Por ahora es todo incertidumbre.