Desde Washington, DC
Tras el retorno al poder de los talibanes en Afganistán, las imágenes muestran escenas caóticas en Kabul, la capital: gente que corre hacia el aeropuerto para poder irse, una muchedumbre que trata de subirse a un avión militar a punto de despegar, personas que caen al vacío tras haberse aferrado al tren de aterrizaje. Hasta ahora, hay por lo menos siete muertos confirmados. Para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, todos esos eventos no son responsabilidad del país norteamericano, sino del propio Afganistán. De sus líderes, que se escaparon. Del ejército local, que no aprendió lo que se le enseñó tras veinte años. De los propios afganos que, supuestamente según él, no quisieron ser evacuados hasta ahora. Este lunes, en su primera aparición pública desde el colapso sucedido durante el fin de semana, el mandatario apenas cedió en uno de los cuestionamientos que enfrenta en estos días y reconoció: “Esto se desarrolló más rápido de lo que habíamos anticipado”.
Biden reapareció en la Casa Blanca tras pasar el fin de semana en Camp David, la residencia de descanso de los presidentes norteamericanos. Lo hizo empujado por un aluvión de críticas que van desde Donald Trump asegurando que, claro, él habría hecho esto de una forma distinta, hasta algunos demócratas que le reprochan no haber evacuado a la gente antes.
“Fuimos a Afganistán hace casi 20 años con un objetivo claro: atrapar a quienes nos atacaron el 11 de septiembre de 2001 y asegurarnos de que Al Qaeda no pudiera usar Afganistán como una base desde la que atacarnos nuevamente. Eso hicimos, hace una década”, dijo Biden este lunes al comenzar su discurso desde el salón Este de la Casa Blanca. En sus declaraciones, el mandatario defendió su decisión de mantener el acuerdo al que había llegado Trump con los talibanes en 2020 y retirar las tropas que quedaban en el país asiático. “La intención de nuestra misión nunca fue construir una nación, nunca fue crear una democracia unificada y centralizada”, dijo.
Biden insistió que el único objetivo de la intervención militar en Afganistán era la de “prevenir un ataque terrorista” en Estados Unidos y que quedarse era “repetir errores del pasado”. Señaló que heredó el acuerdo de Trump y que eligió continuarlo porque la otra opción era volver a pelear con los talibanes y hacer entrar el conflicto en su “tercera década”. Su única autocrítica tal vez fue aceptar que el retorno del grupo islamista radical sucedió “más rápido” de lo que su administración había estimado, aunque algunos medios estadounidenses reportaron que la Casa Blanca tenía informes de inteligencia que alertaban de un posible colapso inmediato. Sin embargo, sostuvo que el resultado era responsabilidad de Afganistán: “Los líderes de Afganistán se rindieron y se escaparon del país. El ejército colapsó sin querer pelear”.
Para Biden, Estados Unidos le dio al país asiático “todas las herramientas que necesitaba”, “pagó los salarios” y le brindó “apoyo aéreo”. “Las tropas estadounidenses no pueden y no deberían pelear una guerra y morir en una guerra que las fuerzas afganas no quieren pelear por sí mismas”, remarcó.
El discurso, que duró menos de 20 minutos, contentó a pocos. Una de las que apoyó a Biden fue la demócrata Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes. “Es crucial que Estados Unidos y la comunidad internacional se unan para proteger al pueblo de Afganistán, especialmente a las mujeres y niñas que enfrentan el mayor riesgo. El Talibán debe saber que el mundo está observando y que no tolerará su tratamiento brutal”, dijo en un comunicado.
Del lado republicano, por supuesto, la crítica es unánime. El senador republicano Mitt Romney, ex candidato a presidente, consideró que Biden falló en “reconocer su retirada desastrosa” y sostuvo que priorizar las promesas de campaña por delante de las vidas de “hombres, mujeres y niños” es una “mancha en la reputación” del país. Esa parece ser la expresión consensuada por el partido opositor para referirse al resultado en Afganistán. “Lo que hemos visto es un desastre sin mitigar, una mancha en la reputación de los Estados Unidos de América”, dijo el también republicano Mitch McConnel, jefe del bloque opositor en el Senado.
Pero los cuestionamientos hacia cómo se llevó a cabo la última etapa de la retirada, sobre todo en la última semana con la vuelta de los talibanes, no vienen solo del Partido Republicano. Más moderados en sus críticas, los demócratas apuntan a la falta de planificación en la evacuación de estadounidenses, aliados y afganos que colaboraron con las acciones del país norteamericano. “No podemos abandonar a quienes pelearon a nuestro lado, que ahora enfrentan un peligro mortal a partir de la toma de control por parte de los talibanes. Tenemos una obligación moral de actuar inmediatamente”, dijo el senador por Delaware, Tom Carper.
“No hay forma de ocultarlo. La situación en Afganistán es otra vergüenza de esta administración. La retirada nunca iba a ser sencilla, pero esto no era necesario”, tuiteó el congresista de Texas, Vicente Gonzalez. Por su parte, su colega de California Jackie Speier calificó la situación como “una crisis de proporciones incalculables”.
Sin embargo, Biden no piensa dar marcha atrás ni se arrepiente de su decisión. “Prefiero recibir las críticas que pasarle esto a otro presidente”, respondió este lunes en su discurso. Además, dijo que ahora Estados Unidos se enfocará en evacuar a sus ciudadanos en territorio afgano y a sus aliados lo más pronto posible. Luego, mantendrá la decisión de irse.