Al instante de finalizar sus días de aislamiento tras regresas al país, Mauricio Macri salió a defender el endeudamiento con el FMI de su gobierno. La decisión, que el expresidente había querido imponer en una raleada reunión virtual de la mesa de Juntos por el Cambio, va en contra de los esfuerzos del espacio opositor de instalar otros temas en agenda. Y, de hecho, va de la mano con la estrategia del oficialismo. En Juntos por el Cambio, en donde la UCR ya había advertido que Macri debería bajar el perfil porque es funcional a los adversarios, se tomaron sus apariciones públicas con cierta resignación: "Ya es más parte de una cruzada personal que otra cosa", decían sobre la necesidad del ex presidente de salir a defender lo que fueron sus cuatro años en la Rosada. En buena medida, intentan ignorar al ex presidente, aunque compartirá algunas recorridas con los candidatos y seguirán sus intervenciones mediáticas.
Juntos por el Cambio estaba en un momento de relativo viento a favor a partir de la difusión de la foto del cumpleaños en Olivos, lo que les permitía criticar una y otra vez al Presidente (y, sobre todo, salir de las disputas internas de las semanas pasadas). A lo sumo, habían tenido un frente interno a la hora de plantear el juicio político, porque Elisa Carrió se pronunció en contra de la iniciativa y su bloque no la acompañó. Con la "Marcha de las piedras", sumaron otro hito sobre el que hablar. El endeudamiento de los cuatro años de Macri, en cambio, es parte de los temas que el oficialismo busca instalar en el debate de esta campaña. El oficialismo. No Juntos por el Cambio.
Tal vez por eso, Macri no tuvo mucha recepción cuando planteó en la reunión de Juntos por el Cambio del lunes por la mañana que pretendía que salieran a defender con más énfasis lo actuado por su gobierno en materia de deuda. En rigor, no es la primera vez que el expresidente les reclama a los propios que lo defiendan más. El mismo planteo se los hizo en diversas oportunidades, pero en este caso buscaba meterse con uno de los temas que cualquier consultor les recomendaría dejar bien lejos de sus ejes de campaña: el acuerdo con el FMI.
Lo máximo que consiguió es que le prometieran que iban a elaborar un documento para contestarle al Gobierno. Macri no pareció quedarse contento. Ese mismo lunes, cuando se terminaban sus siete días de aislamiento, buscó levantar su perfil público en una entrevista en la señal de cable TN. Y ahí volvió sobre el tema de la deuda.
"El Fondo no vino a hacer un negocio. Vino a ayudar a la Argentina. Nos prestó un crédito, ¿para qué? Para renovar las deudas que estaban venciendo y que no nos querían renovar por el miedo a que volviera el kirchnerismo", fue el relato que ofreció para defender la toma de 57 mil millones de dólares. "Cuando uno mira la deuda con el crédito del fondo y hasta el día que me fui, es la misma deuda", sostuvo sobre el dinero que todavía el país está renegociando con el FMI para poder pagarlo a mayor plazo.
Macri también negó que ese dinero se haya ido masivamente del país y que entre los que fugaron estén sus amigos. En rigor, y por dar solamente dos ejemplos, Nicolás Caputo --a quien Macri llama su "hermano de la vida-- formó activos en el exterior por, al menos, 250 millones de dólares, mientras que distintos familiares del clan Macri hicieron lo propio, por cerca de 10 millones de dólares.
En el mismo reportaje, Macri se metió con otros temas que preferirían evitar en la campaña de Juntos por el Cambio, con el de las municiones a Bolivia: el expresidente dijo que fue "un contrabando que nunca existió, en un golpe de Estado que nunca existió". No será esta la última intervención pública de Macri en la semana: ya tiene agendadas entrevistas con otros medios, entre ellas la principal radio de Córdoba.
Cuando Macri volvió al país, la semana pasada, había ciertos resquemores sobre cómo iba a ser la participación del expresidente en la campaña. Tanto el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, como María Eugenia Vidal disimularon sus dudas. En cambio, el titular de la UCR, Alfredo Cornejo, fue más frontal: advirtió que la aparición de Macri iba a ser funcional al oficialismo y que no sería conveniente su presencia en la campaña. Ahora ya no quedan dudas.
No obstante, lejos de la centralidad que Macri pretende, sus socios en Juntos por el Cambio hicieron lo imposible por ignorar las cosas que dijo en ese reportaje y seguir adelante con la campaña. Algunos de ellos atribuyeron lo que dice a una necesidad personal de reivindicar lo que hizo, que ya se había notado cuando se publicó Primer tiempo, donde hacía un esfuerzo por convencer de que los cuatro años que terminaron con una crisis económica, fueron --en verdad-- un buen gobierno. "Ya a esta altura, le habla a los convencidos. A nadie más", reflexionaban en la campaña de Juntos por el Cambio, en la que hay más de uno que hubiera preferido que Macri se quedara en Europa hasta noviembre.
Además de su paso por distintos medios, las intervenciones del expresidente continuarán cuando inicie sus actos y recorridas con candidatos (tiene, por ejemplo, una la semana que viene con Diego Santilli por el interior de la provincia de Buenos Aires; con Vidal, todavía no hay fecha confirmada). No faltarán oportunidades para que, con sus palabras, continúe haciendole un aporte inestimable al espacio que alguna vez supo conducir.