Después de seis meses sin nuevos casos positivos autóctonos de Covid-19, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, decretó un confinamiento de tres días en todo el país tras descubrirse un caso de origen local. "Hemos visto lo que puede ocurrir en otros lugares si no llegamos a controlar la situación. Solo tenemos una oportunidad", aseguró Ardern frente al peligro de la variante Delta.
El confinamiento, que comenzó a cumplirse en la noche del martes, busca erradicar cualquier atisbo de infección a partir de la variante Delta para un país que, según el relevamiento de la universidad de Johns Hopkins, contabiliza solo 2.927 casos desde el inicio de la pandemia y 26 fallecidos. Por otro lado, el nivel de vacunación solo alcanza al 20 por ciento de la población.
"Esto cambia la situación", precisó la alta funcionaria en un mensaje por cadena nacional al hablar de la detección de un solo caso positivo autóctono entre una población de 5 millones de habitantes. Desde hace mas de un año, el país oceánico no tuvo ningún confinamiento a nivel nacional y la vida había retomado su curso de forma casi normal.
Los anuncios prevén que Nueva Zelanda sea confinada durante tres días a partir del martes por la noche. Pero existe una diferencia geográfica para la aplicación de la medida: Auckland y la vecina región de Coromandel van a estarlo durante una semana.
La decisión tomada por Ardern coincide con la vuelta de las restricciones en su vecina Australia, donde se anunció un toque de queda para la ciudad de Melbourne y un confinamiento estricto en el estado de Nueva Gales del Sur, donde se encuentra Sidney.