Sin aviso previo, cuatro capítulos de la nueva temporada de Grace & Frankie aparecieron subidos en Netflix poquísimos días atrás. Así, la serie protagonizada por Jane Fonda y Lily Tomlin estrenó su séptima temporada tras un paréntesis de un año y medio. No cualquier paréntesis, claro, sino el que derivó de un planeta azotado por la pandemia de Covid. Fue por esta razón que el rodaje de la serie debió posponerse una y otra vez. De hecho, los doce capítulos restantes solo podrán estrenarse en 2022. De todos modos, Grace Hanson y Frankie Bergstein vuelven a la carga con un delicioso adelanto para contarnos en qué anda la vida de estas amigas que, tanto en la ficción como en la vida real, ya pasaron los ochenta años.

“Los hemos extrañado. Pero lo más importante: ustedes nos han extrañado a nosotras. Por eso les vamos a contar una gran cosa”, dice Lily Tomlin en el comienzo de un videíto que Netflix subió a sus redes el viernes pasado. Entonces Jane Fonda (que ha dejado de teñirse el pelo y luce unas canas super cool) cuenta que sí, que se están filmando los capítulos de la séptima temporada, que además, será la última. Tomlin pierde la paciencia y le responde “eso es la segunda gran cosa que íbamos a decir”. Y a continuación hace el anuncio de que las nuevas aventuras de Grace y Frankie ya están disponibles vía streaming.

Todo empezó siete años atrás, con una primera escena antológica. Las chicas y sus maridos durante décadas se encuentran a cenar en un restaurante coqueto. Ellas, muy distintas entre sí, nunca tuvieron mucha química. Grace dejó su mega empresa de cosméticos en manos de sus dos hijas y ahora se pregunta qué hacer con un conocimiento que el mercado laboral desdeña y con una vida que no la hace feliz. Frankie, por el contrario, parece pasarla bomba. Luce sin problemas las canas en su pelo largo y adora las joyas excéntricas y las túnicas de batik. Bruja new age, se dedica a pintar, fumar marihuana y ahondar en rituales mágicos ahora que sus dos hijos adoptivos se fueron de casa. Estos dos extremos confluyen cuando reciben al mismo tiempo la noticia de boca de sus futuros ex maridos, socios históricos de un buffet de abogados: Robert y Sol (interpretados por Martin Sheen y Sam Waterson) quieren divorciarse para casarse nuevamente entre ellos. Sí, hace veinte años que se enamoraron y acaban de decretar salida del closet conjunta.

A partir de esta confesión, las vidas de Grace y Frankie se desmoronan como la torta de bodas que aparece en la presentación de la sitcom. Pero lejos del drama, se abren las preguntas que han ido vertebrando la serie a lo largo de los años: ¿cuántos secretos son necesarios para que sobreviva un matrimonio? ¿Por qué no disfrutar de una manera más honesta con unx mismx y lxs otrxs? ¿Cuánto nos importa la mirada ajena? Y sobre todo ¿cómo gozan y aman las mujeres que ya tienen edad de ser abuelas?

Si Thelma y Louise hubieran tenido una idea menos romántica que arrojarse por un barranco (disculpas por el spoiler) probablemente podrían haberse convertido en señoras como Grace y Frankie, que se van a vivir juntas a una mega casa en la costa californiana (la escasez económica no es un problema; de hecho, ahora Grace tiene que esconder una fortuna que su nuevo esposo magnate le dejó antes de ser llevado a la cárcel por evasión fiscal). Junto a sus antiguos maridos y les cuatro hijes en común, terminan formando un mosaico familiar chispeante. Estas historias entretejidas son claves para el éxito de la serie, que ostenta el récord de ser la más larga en la historia de Netflix con 94 capítulos y que en 2022 tendrá su temporada final.

El elenco completo protagonizó meses atrás un zoom a falta de ensayo presencial. “¡Es muy difícil manejar una computadora y actuar al mismo tiempo!”, se quejaba Tomlin entre risas, mientras la guionista Martha Kauffman intentaba poner un poco de orden. Kauffman estuvo dando entrevistas recientemente por el reencuentro del casting completo de Friends, otra serie mega existosa que la tiene como autora. En el caso de Grace & Frankie, se alió con el guionista Howard Morrison para escribir guiones que, desde el vamos estuvieron pensados para la dupla Fonda-Tomlin.

La serie se basa en el descubrimiento de que Grace y Frankie se necesitan mutuamente. Este vínculo es el más importante de sus vidas, aún más que hijos, ex maridos o novios, aunque les cueste admitirlo”, le dijo Kauffman a la revista Forbes. De una manera muy refrescante, la serie aborda cuestiones que estaban borradas de la agenda. Entre ellas, el deseo de las mujeres mayores, sus carreras profesionales, sus romances y sus vibradores, como el coqueto Ménage à Moi que estas amigas diseñaron y gracias al cual se convierten en prósperas empresarias. “No hay mucho secreto: escribí la serie que me hubiera gustado ver antes en la tele”, explicó con practicidad la guionista.

En los nuevos capítulos, Grace vuelve a la casa de la playa compartida con Frankie luego de un matrimonio fracasado. El galán en cuestión es Nick (Peter Gallagher, apuestísimo a tal punto que el personaje de Sheen, en un divertidísimo gag, no puede dejar de suspirar por él aún ante su ex y su actual marido). La diferencia de veinte años de edad entre ellxs ha sido un obstáculo para Grace, que ya no sabe si a los 83 años quiere compartir cama con un hombre (es algo que ella también ha confesado en la vida real).

Tampoco quiere volver a vivir con Nick; entre otras cosas, porque suele quedarse atascada en el inodoro de diseño de su casa, poco apto para damas con dolor de rodillas. Ella y Frankie han encontrado una solución para este problema y en esta séptima temporada habrá que ver si logran patentarlo. Se trata del inodoro Rise Up con mecanismo neumático para levantarse sin necesidad de esfuerzo.

Nick va a parar a la cárcel por negocios fraudulentos pero para Grace, ésa es la mejor forma de amar a su marido: de a ratos. Por su parte, Frankie decide eludir al FBI, que anda tras los pasos de su amiga debido a la millonada escondida en el sofá. Como buena bajonera que es, se las arregla para lavar el dinero comprando un camión de golosinas.

En la vida real, Fonda y Tomlin son amigas desde los años setenta y actuaron juntas en diversas oportunidades. Jane siempre mantuvo un alto perfil –acaba de ser portada de la revista Harper´s Bazaar– y es conocida además por su militancia antibélica en la época de Vietnam y ecologista en el presente. En cuanto a su compromiso en cuestiones de género, en Netflix aún se puede ver el documental Feministas: ¿qué estaban pensando? , donde da su testimonio en el marco de las luchas de las mujeres norteamericanas a partir de los setenta. Lily –una de las actrices más respetadas en Hollywood pero cultora de un bajo perfil– también aparece en ese documental. Su historia de vida y su gracia son tan fascinantes que un par de líneas no le harán justicia. Digamos que ella es feminista mucho antes que el feminismo fuera furor en la red carpet. Hace 50 años está en pareja con la escritora Jane Wagner y juntas son productoras de la flamante Radium Girls. Esta película relata el caso real de un grupo de mujeres que en la década del 20 reclamó por condiciones dignas de trabajo en una fábrica que utilizaba materiales radioactivos.

En una entrevista con la revista Indiewire, Tomlin se mostró encantada con el éxito de Grace & Frankie en públicos de todas las edades y de todos los géneros. “Es algo que me cuentan frecuentemente cuando salgo a la ruta: me dicen que se ven a sí mismxs en el futuro o a sus padres. Y es que en la serie hay todo un universo de personajes que rondan los treinta o cuarenta años y que también escapan de los estereotipos”, dice esta cultora de los viajes y de las remeras vintage de Neil Young, Hendrix o The Doors.

¿Por qué funciona la serie? Tomlin también tiene respuesta eso: “Creo que es una comedia en cuanto al modo en que está construida. Pero además tiene verdadera profundidad emocional. Los personajes se topan con asuntos vitales que les interpelan y que tienen que sortear. Es la clase de comedias en las que siempre he trabajado, ahí donde el borde entre el humor y la sensibilidad, aún la que es oscura, puede ser difuso. Solo queremos ser fieles a eso. Quiero decir, así también es la vida”.