Tras la recuperación del poder por parte de los talibanes, la Cancillería argentina, junto con otros 20 países, manifestó su profunda preocupación "por las mujeres y niñas afganas, su derecho a la educación, al trabajo y a su libertad de circulación".
Cabe recordar que cuando la milicia islámica gobernó Afganistán entre 1996 y 2001, antes de la intervención de Estados Unidos, se restringieron los derechos de las mujeres justificada en una lectura conservadora del Corán.
El documento firmado por la Argentina hace "un llamado a todos los que estén en posición de autoridad a lo largo de Afganistán para garantizar" la protección de las mujeres, en particular de las más jóvenes.
Muchas familias afganas tratan de abandonar el país desde este domingo, cuando Estados Unidos anunció un repentino retiro de sus tropas.
"Las mujeres y niñas afganas, como todo el pueblo afgano, merecen vivir sin peligro, seguras y con dignidad", sostiene el documento firmado por el canciller Felipe Solá, que agrega que "cualquier forma de discriminación y abuso debe ser prevenida".
"Nosotros, como parte de la comunidad estamos preparados para proveer ayuda humanitaria y apoyo, para asegurar que sus voces sean escuchadas", sostiene el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Según informó la Cancillería, la declaración fue firmada por Argentina, Albania, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Unión Europea, Honduras, Guatemala, Macedonia del Norte, Nueva Zelanda, Noruega, Paraguay, Senegal, Suiza, el Reino Unido y Estados Unidos.
Los países firmantes advierten en su declaración que van a "monitorear de cerca que cualquier gobierno futuro garantice los derechos y las libertades que se han convertido en una parte integral de la vida de mujeres y niñas en Afganistán en los últimos 20 años".
La situación de las mujeres afganas concentra la preocupación internacional tras la toma del poder por parte del movimiento de extremistas islámicos, que ejerce una fuerte opresión sobre ellas con prohibiciones para trabajar y circular libremente.
Aunque algunos líderes talibanes adelantaron que algunas de las antiguas normas religiosas podrían ser modificadas, de acuerdo con la experiencia previa ninguna mujer puede ocupar cargos público ni salir de su casa sin la compañía de un varón de la familia.