Si bien Maria Elena Walsh está muy presente en la gran mayoría de nuestras vidas desde temprana edad, tuve un gran reencuentro con su obra hace relativamente poco. Este nuevo acercamiento fue definitivo y realmente revelador. Me reconocí en esa mujer que hablaba de mi, de mi historia, de mi sentir y de mi luchar. Que me conocía sin conocernos. Y sin embargo también me habló en mi niñez y adolescencia y me contó un mundo conocido pero tan nuevo al mismo tiempo. El poder de su música, sus letras y su particular visión del mundo y la historia atravesó mi vida entera.
“Por tu decencia de vidala/ y por tu escándalo de sol,/ por tu verano con jazmines mi amor,/ yo quiero vivir en vos”
En este nuevo reencuentro con su obra, varias de sus canciones resonaban en mi cabeza desde lugares de mi pasado. En paisajes “escandalosamente soleados” en mi Sunchales natal (en la provincia de Santa Fe) en el colegio primario, interpretando la Canción del Jacarandá en algún acto; en la secundaria analizando la época de la dictadura militar y las metáforas y dobles sentidos de "El Reino del Revés" o "En el País de Nomeacuerdo". Entre todos esos recuerdos atados a las canciones de María Elena también están, muy prominentes, los de mi querida abuela Potota (la mamá de mi mamá) cantando y haciendo cantar a sus coros, girando a lo largo del país llevando música y cantares de una provincia a la otra. “Serenata para la Tierra de Uno” era una de esas obras tan bien sabidas de punta a punta por ella y sus coreutas. Y es en esta canción que hago especial énfasis porque el día que volví a escucharla luego de muchos años, no pude dejar de emocionarme, de sentirme completamente atravesada por la melodía y por mi historia, por los ojos de mi abuela y su pasión por la interpretación de esa obra. Gracias a ella la conocí, y así quedó atada de forma perpetua al recuerdo de mi abuela interpretándola.
“Por tus antiguas rebeldías/ Y por la edad de tu dolor/ Por tu esperanza interminable, mi amor/ Yo quiero vivir en vos”
Mi abuela Potota es una mujer excepcional. Sin dudas una usina incansable de energía (siguió girando con sus coros aún con más de 85 años) de ideas y de amor por la canción. Imagino que el cariño por la música autóctona también viene por su lado, ella fue maestra de folklore desde muy joven y transmitía esa emoción en cada jornada. Una mujer de “antiguas rebeldías”, de jamás quedarse en el molde, se supo aventurera en la persecución de sus sueños y logró atraparlos con creces. Mi recuerdo de ella es siempre feliz. Como dice el tema de María Elena que elijo como favorito:
“Porque el idioma de infancia/ es un secreto entre los dos./ Porque le diste reparo,/ al desarraigo de mi corazón”
En ese “idioma de infancia”, la abuela Potota nos hablaba con canciones, expresando su cariño a través de las hojas pentagramadas. Apoyaba el cúmulo de papeles en el piano y nos explicaba como encontrar cada nota, su duración de las notas, las nomenclaturas, pasando horas y horas enseñándonos “teoría y solfeo” de su mano.
Hace algunos años, tuve el inmenso honor de ser convocada junto con Nico Sorin (mi compañero) para realizar un homenaje musical a María Elena en el Teatro San Martin, y así, intentando armar una suerte de repertorio (tarea complicadísima siendo tan vasta su obra), volví a escuchar cada uno de sus discos. Atesoro ese preciso momento de reencuentro musical tan grande, escuchando cada una de sus canciones, absorbiendo cada una de sus letras, pero ahora ya con treinta y pico de años, un hijo (en ese momento solo teníamos a Julián) y un camino recorrido como música yo también. ¡Siento que redescubrí todo aquello que ya conocía pero que en realidad no conocía! Las canciones adquirieron una nueva dimensión, mas completa, mas compleja, mas intensa y quedé impactada por la inmensidad de esta artista que existe hace tantos años en mi vida, pero que ahora tomaba otra importancia y valor para mi.
“Por tu esperanza interminable mi amor,/ yo quiero vivir en vos.”
El día del estreno del homenaje, le pedí por favor a mi mamá (oh, casualidad! su nombre es María Elena) que lograra que mi abuela Potota estuviera presente y así fue. Se sentó muy contenta en uno de los costados, con su carterita y vestida muy coqueta para la ocasión. Le dijo con orgullo al señor que tenia al lado: “esa es mi nieta”.
Lula Bertoldi nació en 1985, en Sunchales, Santa Fe. Conformó diferentes proyectos en Santa Fe y Córdoba y en 2010 se radicó en Buenos Aires. Conformó el trío Eruca Sativa en 2007, con el que ya lleva trece años de giras y seis discos editados (cinco de ellos de estudio). Ha colaborado en más de doscientos cincuenta proyectos como invitada (tanto en el estudio como en vivo) y ha sido jurado de diversos certámenes como Ciudad Emergente, San Isidro Suena y Escucharte, entre otros. También realizó la música original de las películas A oscuras y Lo habrás imaginado, de la directora argentina Victoria Chaya Miranda. Esta semana se presentará en la edición Centenario de Experiencia Piazzolla en el Konex, que tendrá lugar de manera online el viernes 27, sábado 28 y domingo 29, por la web del CCKonex, a las 21. Gratis.