Hace exactamente un mes y medio, el Suplemento NO de este diario publicó una nota sobre el último potrero porteño, aquel que está ubicado en Parque Centenario, de cara al Hospital Naval. Una nota entre romántica y melancólica acerca de un lugar que parece detenido en el tiempo: no hay momento del día en el que no haya gente jugando al fútbol. Hombres y mujeres, niños y adultos e incluso un equipo senior aprovechan acaso el último espacio público y gratuito que queda para dedicarse a una actividad sobre la que la ciudad avanzó con cemento, canchas privadas y horas rentadas.

Entre los comentarios, un lector del diario apuntó con ironía:“ ¡Listo! Larreta tomando nota. Sale torre con amenities…”. Pero lo que parecía un chiste dejó de causar gracia el lunes pasado, cuando una máquina excavadora avanzó sin preanuncio en el medio de un picadito entre pibes y comenzó a remover tierra. Todos quedaron helados: nadie entendía a qué se debía esa presencia. Algunos, entonces, se acercaron a los operarios, quienes les dijeron que pertenecían a una empresa contratada por el Gobierno de la Ciudad para pavimentar el potrero. Y uno de ellos, que entró en confianza con la gente del Parque, deslizó una información que alertó a todos: se baraja la posibilidad de que eso en verdad sea transformado en una playa de estacionamiento para llevar los autos acarreados por infracciones.

La tercerización de un espacio público del Parque Centenario en beneficio de negocios privados no es algo nuevo: años atrás, y con la misma excusa, cubrieron con cemento un sector adyacente al potrero con la excusa de ofrecer mejoras edilicias, aunque el destino terminó siendo un estacionamiento pago y concesionado. Más cerca en el tiempo, el Anfiteatro Eva Perón también fue tercerizado a una productora, lo cual también generó polémicas en el ámbito cultural, especialmente en los distintos espacios autogestivos que no recibieron ningún tipo de ayuda por parte del gobierno porteño durante la pandemia.

A medida que pasaban los días, los montículos de tierra se iban acumulando en el potrero, a la vez que se colocaban rejas en los accesos. Por eso es que los vecinos se movilizaron el jueves a la sede comunal, ubicada frente al Parque y a metros de la cancha, buscando alguna respuesta. Pero solo se encontraron con dilaciones y provocaciones. “¿Por qué no nos quieren decir lo que van a hacer?”, se pregunta con angustia Fernanda Cano, quien viene desarrollando  actividades en el Centenario desde hace varios años.

A pesar de que en el lugar no hay todavía un cartel de obra, en la noche del jueves el presidente de la Comuna 6 publicó un hilo polémico en su cuenta de Twitter. “Pusimos en marcha un plan para adecuar la cancha de futbol del Parque Centenario que consiste en mejorar el espacio”, señaló Fernando Ballán, quien agregó una imagen photoshopeada en la que se ve un suelo verde, aunque sin aclarar de qué material. También posteó otra foto en la que aparece el potrero inundado, lo cual es sorprendente, ya que la misma fue tomada en un día de sol. Por lo bajo, uno de los efectivos de la policía porteña que controlan el lugar les reconoció a los vecinos que, antes de tomar esa imagen, se abrieron unas canillas linderas a la cancha para que luzca llena de agua.

Pero la provocación llegó en los tuits siguientes, donde Ballán asegura que “algunas personas que lucraban con este espacio degradado creyeron que era ideal mantenerla así para seguir haciendo su negocio”. Una acusación ofensiva que no está respaldada con ningún argumento: ¿de qué negocios habla? Todos los que frecuentan el Parque, y en especial su potrero, dan fe de que el lugar es de acceso público y gratuito. Para rematar, Ballán acusó que “la violencia NUNCA (sic) es el camino, acabamos de vivir una situación insólita en la Sede Comunal de Caballito”. La foto parece ilustrada con cascotes en la puerta de la Comuna, aunque en realidad se trataba de pedazos de tierra que los vecinos sacaron del potrero y llevaron hasta allí.

Los vecinos volvieron a apostarse frente a la sede el viernes reclamando alguna explicación, pero el rechazo fue mayor al encontrarse con un cordón policial. “Es desesperante y por demás sospechoso que se nieguen a algo tan sencillo como decirnos de qué trata esta obra. Solo pedimos eso”, remarca Matías García, quien juega en el potrero desde hace décadas.

En ese contexto, se convocó a los vecinos el sábado a las 16 horas para hacer una juntada de firmas y buscar normalizar un movimiento lleno de misterios. Los apremia, además, un rumor que circula con fuerza: el lunes probablemente comiencen las tareas de pavimentación, tiempo para el cual ya no habrá marcha atrás.