"Lo que hacemos es denunciar a las iglesias evangélicas que manipulan a la sociedad para imponer políticas conservadoras y quitar derechos a la ciudadanía". Marcelo Piñeyro, el director de la serie El Reino, respondió a las críticas formuladas por la entidad que agrupa a algunas de esas iglesias. Sostuvo que las críticas se centraron en Claudia Piñeiro, responsable del guión, "por el hecho de ser mujer, ser feminista y de haber luchado fuerte por causas feministas". Insistió en que solo es "una ficción" con datos de la realidad "con una iglesia inventada y un candidato de derecha inventado. El que se quiere poner el sayo, que se lo ponga".
En diálogo con Página/12, Piñeyro se refirió a los cuestionamientos formulados esta semana por la Alianza Cristiana de las Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera). Contó que Claudia Piñeiro y él trabajaron en la idea desde 2017, centrados en el crecimiento de esas comunidades religiosos, al compás del triunfo de Donald Trump en EE.UU. y la aparición de Jair Bolsonaro en Brasil.
Marcelo Piñeyro contó cómo fueron delineando el perfil de la serie, en muchas charlas con Claudia Piñeiro. "Con ella empezamos a conversar, a discutir, sobre lo que podríamos llamar las especificidades de la contemporaneidad". Esto es "cuáles son las características del Siglo XXI que son muy diferentes a las últimas cinco décadas del Siglo XX".
En ese marco, analizaron "el surgimiento en el Siglo XXI del concepto de posverdad, fake news, del vaciamiento de sentido determinadas palabras, de determinados contenidos y también veíamos el regreso de las religiones como como una herramienta política, al punto que en algunos lugares han regresado las guerras religiosas, que parecía algo medio olvidado".
En este punto veían "cómo en América del Norte y en toda América, surgían estas nuevas iglesias evangélicas que eran el ariete de una nueva derecha, con el objetivo de una restauración conservadora muy, muy fuerte". Consideraron que la tendencia estaba "detrás del triunfo de (Donald) Trump", quien había asumido como presidente de Estados Unidos en enero de 2017. Cuando empezaron a delinear el guion, Jair Bolsonaro todavía no había ganado las elecciones en Brasil, con el apoyo durante la campaña de las iglesias evangélicas de su país.
"Cuando empezamos, la tendencia no era muy clara en América Latina, pero sí se notaba el surgimiento de estas iglesias evangélicas, con un claro proyecto político, muy, muy conservador".
Sostuvo que "tanto las fake news como el regreso de la religión como herramienta política, lo que busca claramente es la manipulación de la sociedad y sacar toda racionalidad del debate público, llevándolo a un terreno totalmente emocional, agitando temores, miedos, rencores, odios, resentimientos, casi apostando a lo peor del ser humano".
El análisis los llevó a imaginar qué pasaría en la Argentina, si la tendencia avanzara en la discusión política. "A partir de ahí empezamos a construir una ficción, con una iglesia inventada, un candidato de derecha inventado. Es una ficción, pero una ficción que contiene elementos" tomados de realidades.
Piñeyro insistió en que "se trata de una ficción, porque cuando empezamos ni siquiera había ganado Bolsonaro" en Brasil. Recordó haber hablado con amigos, en el país vecino, "y en ese momento nuestra idea parecía muy distópica, porque a Bolsonaro se lo consideraba un personaje casi de ópera bufa, no se lo tomaba en serio, pero cuatro meses después era el Presidente". Señaló la paradoja de personas que "pueden parecer casi graciosos y de repente pasan a tener un protagonismo espantoso".
Sobre la serie hoy, explicó que "si bien los casos de corrupción que se muestran son parte de la ficción, todas esas cosas están y si no lo creen, invito a visitar los diarios o YouTube". Puntualizó que "ha generado mucho lío la escena de la serie en la que bendicen el dinero sobre la mesa, pero si lo buscan en YouTube, van a ver que está tal cual, porque surge de la vida real". En suma, afirmó que buscan "denunciar la manipulación o tal vez ni siquiera es una denuncia, es reflexionar sobre que hay todo un mecanismo en la idea de manipular a la sociedad para restaurar un orden conservador que implica, básicamente, restar derechos de la ciudadanía".
Sobre las críticas públicas formuladas por las iglesias evangélicas, dijo que "claramente indican que nunca vieron la serie y que se manejan por lo que vieron en un tráiler o por lo que les contaron". Precisó que el comunicado de Aciera "dice que la serie omite el trabajo que hacen en las cárceles y en barrios marginados, cuando la serie expresamente cuenta eso". Aseguró que los responsables de la ficción que se emite por Netflix "nos cuidamos mucho de no decir que el problema es el sentimiento religioso que puede tener una persona, porque es un sentimiento genuino y explicable que se ha mantenido en toda la historia de la humanidad". Insistió en que "el problema es la manipulación de ese sentimiento y ese es un problema de casi todas las iglesias institucionalizadas y que hoy se expresa claramente en estas nuevas iglesias evangélicas".
Cuestionó el hecho de que el comunicado de Aciera le apunte "exclusivamente a Claudia (Piñeiro) y se la agarran con ella porque es mujer, porque es feminista, porque ha militado fuertemente por causas feministas y creo que eso les resulta doblemente imperdonable, por ser mujer".
--Las iglesias evangélicas tuvieron una participación muy fuerte en contra de la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo-- le señaló Página/12.
--Sí, por supuesto, ellos tuvieron una participación fuertísima, y Claudia una intervención fuerte a favor de la ley. Yo creo que a ellos esa actuación les resulta imperdonable.
Remarcó que la serie "no habla específicamente de ellos", de los miembros de las iglesias evangélicas nucleadas en Aciera. "La serie inventó una iglesia y así como han surgido ellos con este rencor, también hay muchos pastores de otras iglesias que se han expresado a favor de la serie, justamente porque denuncia casos de corrupción que existen. La nuestra no es una serie contra nadie, es una serie que llama a la reflexión sobre cómo nos están manipulando. Es contra quienes manipulan y si ellos lo hacen, bueno, que cada cual se ponga el saco que le quepa. Es culpar al espejo por lo que refleja".