¿Cuánto tardará River en recuperarse del golpazo del Mineirao en la Copa Libertadores?, era la pregunta que nos hacíamos todos antes de su partido por el torneo local. Nicolás De la Cruz y Matías Suárez esbozaron una primera respuesta en sólo 3 minutos. Se estaban acomodando los dos equipos en La Plata cuando De la Cruz jugó de memoria, metió un pelotazo pinchado buscando el pique de Suárez, a quien descuidaron los centrales de Gimnasia pensando en una posición adelantada que no existía. Suárez tuvo tiempo para medir el remate ante la salida de Rey. Le apuntó entre las piernas y la pelota se fue mansita a la red.


Pero sobre el pucho entre Paulo Díaz, Francisco Gerometta y el Pulga Rodríguez dieron una respuesta diferente a la gran pregunta: River todavía sigue sacudido, obnubilado. Díaz rechazó a la bartola una pelota que venía sencilla, Gerometta tiró un centro desde la derecha al punto del penal y el cabeceador menos pensado, el Pulga, saltó sin marca y le dio por arriba, lejos de Franco Armani. Iban apenas 6 minutos y el 1 a 1 indicaba que había que volver a empezar.

Con Alex Vigo, Enzo Pérez y el pibe Santiago Simón por Jonathan Maidana, Fabrizio Angileri y Enzo Fernández, tres cambios respecto al partido con Mineiro, River mostró la idea intacta. Presionar en tres cuartos, meter fuerte para evitar contraataques peligrosos, tener la pelota y llegar con los laterales bien abiertos. Pero una cosa es la idea y otra la realidad. Cometió muchas, demasiadas imprecisiones en los pases y cayó fácilmente en la telaraña que le proponía el rival, sumando gente del medio hacia atrás. De la Cruz se mostró activo, muy participativo pero tuvo poca claridad, Braian Romero parecía perdido y las subidas de Vigo y Milton Casco no agregaban nada.

En algún momento dio la sensación de que toda la responsabilidad recaía en Suárez, que debía moverse por todo el frente de ataque. Especie de Patoruzú, Suárez tenía que tirar los centros y cabecearlos. Por lejos, Suárez fue el mejor del equipo de Gallardo, pero paradójicamente fue él quien desperdició la mejor oportunidad que tuvo River en el segundo tiempo cuando pateó por sobre el travesaño desde una buena posición, tras un pase del pibe Tomás Galván.

A River le dejó gusto a poco el 1 a 1 final porque tuvo más llegadas, pero nunca mostró clara superioridad sobre su rival. Los propios futbolistas riverplatenses reconocieron que necesitan dar vuelta la página del Mineirao y para eso tienen que levantar el nivel,

A Gimnasia el empate le dejó otro sabor. El equipo de Messera conoce sus limitaciones y sabía que había que poner todo para controlar a un adversario teóricamente superior. Y todo incluyó dejar el ama en cada cruce o trabar con la cabeza como lo hizo en una jugada Brahian Alemán, en el área propia.

¿Podrá River dar pelea en este campeonato y aprobar su gran asignatura pendiente? Claro que sí. No está tan lejos de la punta en un torneo muy irregular en el que no se perfila ningún candidato y no tiene ninguna competencia internacional a la vista. La fecha FIFA lo va a complicar un poco porque va a perder a Díaz y Héctor Martínez y tiene poco recambio, pero superado ese escollo tendrá todas las chances de reinventarse y dejar atrás el viento en contra que le sopla en estos días.